Problemas en el universo Marvel. Las batallas intestinas dentro de Disney se han saldado este miércoles con la caída de Isaac Perlmutter, un empresario clave en la transición que hizo a una compañía de cómics una de las marcas más valiosas de Hollywood. Perlmutter, conocido en la industria como Ike, ha sido despedido como parte de la decisión del gigante del entretenimiento de eliminar 7.000 puestos de trabajo en las próximas semanas. La división que encabezaba Ike, Marvel Entertainment, ha quedado casi sin responsables tras el cese hoy también de otros altos cargos y será absorbida por Disney, ha informado la empresa en un comunicado.
El éxito de Marvel se ha basado en el máximo aprovechamiento de su universo. La salida de Perlmutter parece tener como motivación un ajuste de cuentas. El ejecutivo, uno de los mayores accionistas de Disney, tiene una larga y problemática relación con Bob Iger, que en noviembre se convirtió de nuevo en consejero delegado para ayudar a la compañía a sortear la crisis. Ambos negociaron personalmente la llegada de Marvel a la casa de Mickey Mouse, en una operación que se cerró en 2009 por 4.000 millones de dólares. El propio Perlmutter, quien se había encargado de revivir Marvel al borde de la bancarrota, se llevó 1.500 millones con esa transacción.
La relación entre los dos se había deteriorado desde hace años. En 2015, Iger lo destituyó del liderazgo de los estudios Marvel, un cargo que quedó en manos de Kevin Feige, la mente creativa responsable del entramado de personajes e historias en el audiovisual. Feige fue el instigador de aquella caída, pues había pedido más libertad a Iger, después de probar que el mundo que había proyectado, basado en los diseños de Stan Lee, se había convertido en la gallina de los huevos de oro en la taquilla. Con la maniobra, Perlmutter quedaba sin poder de decisión en las producciones cinematográficas y de televisión. “No se quedó contento. Y creo que esa molestia persiste desde entonces”, dijo Iger en una entrevista con CNBC em febrero pasado.
Perlmutter no dio un paso atrás, sino que siguió mostrando su opinión sobre los proyectos. Con fama de tacaño en la industria, el empresario criticó las multimillonarias inversiones que Disney estaba haciendo para producir películas como Black Panther, Capitana Marvel y Doctor Strange en el multiverso de la locura. Ike apoyó a un viejo amigo y socio, Nelson Peltz, en una campaña que exigía un cambio de rumbo y una política de austeridad en el gasto. El objetivo era conseguir que Peltz tuviera un puesto en el consejo de administración. Perlmutter llamó desde el verano pasado al menos en seis ocasiones a diferentes ejecutivos de Disney para que apoyaran la maniobra. Este esfuerzo terminó con el plan con el que Iger pretende recortar 5.500 millones de dólares de gastos. Mucho del ahorro será en contenido.
En su libro The Big Picture, el periodista Ben Fritz describe el buen olfato de Perlmutter para los negocios. El empresario de origen israelí es un veterano de la guerra de los Seis Días. Llegó a Estados Unidos en 1967 con 24 años y 250 dólares en el bolsillo. Su fortuna la logró comprando negocios al borde de la bancarrota y transformándolos gracias a una draconiana política de ahorros y recortes. Lo hizo con cadenas de supermercados y fabricantes de juguetes como Coleco, que hacía las muñecas Cabbage Patch.
Uno de los negocios que Perlmutter rescató era Toy Biz, una compañía que firmó un acuerdo en los años 90 para fabricar juguetes de Marvel. La editorial de cómics estaba a mediados de esa década cerca de la quiebra por culpa de una deuda de más de 700 millones de dólares. Perlmutter, aliado con el poderoso inversionista Carl Icahn y Ron Perelman, apoyado por bancos y fondos de inversión, la salvaron del cierre con la idea de ponerla al servicio de los estudios cinematográficos. La primera prueba fue Spider-dMan, un personaje cuyos derechos fueron vendidos a Sony por solo 10 millones de dólares por película además un 5% de las ganancias en taquilla. El universo Marvel ponía su primera piedra.
Perlmutter se convirtió en el mandamás de facto de los estudios, donde inmediatamente imprimió su estilo de austeridad. A excepción de Robert Downey Jr., las primeras estrellas del universo Marvel recibieron pequeños sueldos para los estándares de Hollywood. Chris Hemsworth ganó 150.000 dólares por la primera película de Thor y Chris Evans obtuvo un millón de dólares por encarnar al Capitán América en Capitán América: el primer vengador, de 2011. A los protagonistas se les ofrecía un extra dependiendo del resultado en taquilla. Este miércoles, Ike Perlmutter finaliza su paso por Disney junto al vicepresidente Rob Steffens y al consejero John Turitzin, quienes también han sido despedidos. Dan Buckley queda como único presidente de Marvel Entertainment y se ocupará de la editorial de los tebeos. Reportará a Kevin Feige, el responsable del poderoso estudio de Hollywood. Así ha quedado claro quién ha ganado el pulso.
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