Edgar Veytia, el testigo contra García Luna que fue fiscal y diablo al mismo tiempo

Edgar Veytia es interrogado por Florian Miede durante el juicio del exsecretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna.
Edgar Veytia es interrogado por Florian Miede durante el juicio del exsecretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna.JANE ROSENBERG (REUTERS)

Edgar Veytia incendió este martes con sus declaraciones el escenario político mexicano. El exfiscal de Nayarit, conocido como El Diablo, y condenado en Estados Unidos por narcotráfico, se lanzó contra varios personajes políticos en la audiencia del juicio contra Genaro García Luna en Nueva York. El exprocurador estatal salpicó, además de al exsecretario de Seguridad, al expresidente Felipe Calderón (2006-2012) y los exgobernadores Ney González (2005-2011) y Roberto Sandoval (2011-2017), sobre quienes dijo que habían dado la orden de proteger a narcotraficantes como Joaquín El Chapo Guzmán. Veytia tiene uno de los pasados más oscuros que haya tenido alguien en su entidad. Además de haber dejado un millar de desaparecidos a su paso, fue el procurador que se codeó con los grandes carteles de la droga y conspiró para traficar heroína, cocaína, metanfetaminas y marihuana de México a Estados Unidos.

La trayectoria despierta dudas sobre el peso de sus declaraciones después de haberse convertido en testigo de la Fiscalía estadounidense. Cuando en marzo de 2017 el FBI lo detuvo en el paso fronterizo que une Tijuana y San Diego, nadie quiso salir a defenderlo. Mientras Veytia estaba a cargo de la procuración de justicia en Nayarit, era un secreto a todas voces que se vinculaba de manera directa con el crimen organizado. Ni siquiera su padrino político, el gobernador Sandoval, salió a defenderlo entonces. Por el contrario, dijo que estaba “totalmente indignado por su doble personalidad”.

Veytia sufre del mal que tienen otros testigos del caso contra García Luna: goza de una credibilidad más que dudable. Su colaboración con las autoridades estadounidenses llevaron a impulsar incluso la investigación en Estados Unidos contra el exsecretario de la Defensa mexicano Salvador Cienfuegos. En esa ocasión, el exfiscal había acusado al antiguo jefe del Ejército de proteger a cárteles de la droga a cambio de sobornos, según reveló una investigación periodística el pasado diciembre. Sin embargo, los agentes de la DEA decidieron desestimar esa declaración porque era un personaje con muy poca credibilidad, algo que podía convertirse en un problema ante un tribunal.

El Diablo fue durante muchos años uno los hombres de mayor confianza de Roberto Sandoval, detenido actualmente por operaciones con recursos de procedencia ilícita. En 2008, cuando el priista consiguió la alcaldía de Tepic, la capital del Estado, Veytia se convirtió en director de tránsito municipal. Al año siguiente fue promovido a secretario de Seguridad Pública. En 2011, fue elegido por el exgobernador para formar parte de su Administración estatal. Primero como subprocurador y, dos años más tarde, como fiscal, desde donde impuso la ley del terror.

Pese a la dudosa credibilidad de Veytia, es un personaje que ha transitado en el bajo mundo del crimen organizado en México y tiene mucha información sobre cómo y quiénes operaban allí durante los años que estuvo activo, entre 2008 y 2017. Nayarit es un pequeño Estado encastrado en la costa del Pacífico, entre Jalisco y Sinaloa. Por su ubicación fue una plaza clave para las organizaciones criminales que se dedicaban al trasiego de droga. Durante su periodo como fiscal, las autoridades estatales operaban un mecanismo de extorsiones y despojos. Las más altas esferas llevaban el negocio del narcomenudeo y se asociaban con unos o con otros, dependiendo del poder y la época.

Todo eso quedó acreditado durante su juicio en Nueva York y por el que recibió 20 años de prisión. Veytia enfrentaba cargos de por vida, pero con la esperanza de rebajar esa cifra optó por colaborar con la justicia. Entre los señalamientos que hizo el exfiscal acusó sin aportar pruebas a Calderón de haber enviado la orden de proteger a la gente de El Chapo y a Sandoval de haber pactado cuando era alcalde de Tepic con el cartel de los Beltrán Leyva a cambio de que pagaran su campaña electoral para la gubernatura. En aquel entonces estos dos carteles se disputaban el poder en el pequeño Estado costero. Tanto Calderón como Sandoval han negado las acusaciones.

Ya con la condena en el bolsillo, Veytia relató con lujo de detalles lo que significaban los acuerdos entre autoridades y narcotráfico. “No los deteníamos, les dábamos información para que pudieran escapar y evadir la justicia, encubríamos los delitos que cometían”, dijo este martes en la corte de Nueva York. La explosividad de sus dichos no fueron sustentados con una sola prueba en los tribunales. “Los acuerdos con el narcotráfico no son por escrito”, justificó. El jurado será ahora el encargado de determinar la validez de aquellas palabras que revolvieron la escena política mexicana.

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