African Fantasy Revolution es el concepto que Eduardo Malé (Agua Grande, Santo Tomé y Príncipe, 49 años) ha elegido para desarrollar los trabajos que configuran sus últimas creaciones. Láminas con multitud de colores o solo en blanco y negro, lienzos gigantes, esculturas de alambre o cemento y objetos realizados con fibras vegetales o basura reciclada dan forma al universo que puebla el imaginario de este artista de hablar sosegado, mirada escudriñadora, como la de un niño, y admiración constante ante todo lo que le rodea.
Bajo este concepto, Malé desarrolla varios trabajos. Por ejemplo, una serie más costumbrista como es Pesca del pulpo en la playa de Gamboa y otras más reivindicativas como Dígame cosas con pies y cabezas. En particular, en esta utiliza el alambre con el que de pequeño diseñaba sus propios juguetes, para elaborar cabezas y piernas. Un material que le permite reflexionar: “Cuando trabajo con alambre y dejo espacios vacíos, es como el vacío del pensamiento, el vacío de la capacidad”, explica el artista, que vive entre su país y la localidad leonesa de Ponferrada, en una entrevista con este diario. “Siempre se acusa al hombre negro de que piensa poco, de que trabaja poco y estos prejuicios no corresponden a la realidad, no porque nosotros no tengamos capacidad de pensar, sino porque hay una manipulación, un intento de condicionar el pensamiento de los hombres y mujeres africanos”, agrega. Por esa razón trabaja la idea de las cabezas huecas.
Pero no se queda ahí, quiere dar un paso más allá. “La gente piensa, efectivamente, por eso hay que rellenar esos huecos, vacíos, de ahí que haya elegido otra materia que para mí es muy importante”, prosigue. “Por eso trabajo con cemento. Esculturas con volumen y con densidad porque yo creo que el pensamiento puede llevarnos a esta idea de densidad, de algo que te eleva hacia el desarrollo personal y cognitivo. Por eso también trabajo con los pies. Y el cemento es símbolo de resiliencia, de la fortaleza que hay que tener: solidez para caminar. Para ir hacia delante se necesita mucha determinación”, reflexiona este artista.
Otra de las líneas de investigación que ampara African Fantasy Revolution es No te olvides de mí. “Santo Tomé y Príncipe son dos islas que están perdidas, aunque están en un lugar privilegiado, en el centro del mundo, porque en ellas se cruzan el meridiano de Greenwich y la línea del Ecuador. Y a pesar de ello, son desconocidas y yo quiero contribuir con mi trabajo a ponerlas en el mapa”, afirma.
Igualmente, la serie Santo Tomé no es una república bananera se centra en su país natal, pero con un matiz diferente. Con este trabajo denuncia la idea de la superioridad blanca. “Tienen que ver con la idea de que los blancos que llegan a la isla consiguen todo lo que quieren”. Pero Malé, como africano que llegó a Europa para estudiar en la universidad, sabe que debe pelear muy duro para darse a conocer y ser valorado como persona y artista. “Las cosas no me son servidas en bandeja. Sin embargo, en Santo Tomé y Príncipe, la llegada de una persona blanca, de una persona extranjera, basta para que todas las puertas se le abran. Esto a veces me mata, por eso reflexiono sobre este tema”, aclara.
El poema ‘Coração em África’, de Francisco José Tenreiro, ha determinado la manera en la que Malé observa África
Estas inquietudes también le llevan a explorar algunas de las manifestaciones culturales más importantes de su tierra, como es el caso del Auto de Floripes, una fiesta popular que no es otra cosa que una adaptación de la Batalla de Moros y Cristianos que se celebra en el Levante español. Tras pasar por varios países y el filtro de la cultura local, se asentó en Príncipe, donde se ha convertido en un signo de identidad de la isla. Malé lleva años estudiándola y recreándola en sus obras. Pronto, este trabajo se podrá conocer en una exposición que prepara junto con la Universidad de Alicante.
Santo Tomé y Príncipe rezuma en todos los trabajos de este artista. “Creo que el hecho de haber nacido allí es algo extraordinario y no sé cómo describirlo porque me siento afortunado por venir de una isla con tanta preciosidad, con una naturaleza tan exorbitante, con una fuerza inmensa”.
Por sus creencias políticas, plasmadas en el arte, muchas de las obras de Malé han sido censuradas en Santo Tomé y Príncipe
Hay un poema del santotomense Francisco José Tenreiro, Coração em África, que ha marcado fuertemente la trayectoria de Malé. Una obra que ha determinado la forma en la que él mira la relación de África con el colonialismo o la necesidad de los europeos de dominar África. Un tema presente de forma transversal en la obra de este artista. Sin embargo, para él, el fin del colonialismo no terminó con la salida de los portugueses de su país. Tras ellos, llegó el neocolonialismo con el que se han arropado los dirigentes locales para enriquecerse. Muchas de sus creaciones denuncian a estos “comedores de dinero”, lo que ha llevado a que algunos de sus trabajos sean censurados en su país natal.
A pesar de todo, las autoridades santotomenses no pueden ignorarle y en 2019 Malé coordinó y dirigió la Primera Bienal Cultura Transatlántica en la isla de Príncipe, por ser un artista que pone a su país en el mapa gracias a su trabajo y exposiciones por todo el mundo.
Por todo esto, Malé se define como “un artista ecléctico” con preocupaciones hacia su pueblo, hacia sus raíces y sus sentimientos. “Son temas que me preocupan y que tienen que ver con todo lo que está encima de la mesa hoy, como también lo es el tema de la migración. Son estas ideas, estos pensamientos, los que yo intento plasmar en mi trabajo”, admite.
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