El ejército de Sudán y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido han accedido a declarar un alto el fuego de 24 horas a partir de las 18.00 horas de este martes, después de cuatro jornadas de intensos enfrentamientos armados en la capital, Jartum, y otros puntos del país, que ya han dejado cerca de 200 civiles muertos y cientos de heridos. La tregua temporal de las hostilidades se anunció horas después de que los comandantes de ambos bandos hablaran por teléfono con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken. Pero en las horas previas a su entrada en vigor se han acusado mutuamente de falta de honestidad, por lo que su cumplimiento es muy incierto. Durante el día, las dos fuerzas han continuado enzarzadas en duros combates que están provocando una alarmante crisis humanitaria.
El líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido, Mohamed Hamdan Dagalo, ha sido el primero en asegurar que había aceptado una propuesta de alto el fuego de un día para permitir el desplazamiento seguro de civiles y la evacuación de heridos. Un alto cargo de las Fuerzas Armadas y miembro de la junta militar que gobierna Sudán, Shams Eldin Kabashi, dijo a la cadena de televisión Al Arabiya que los militares se adherirían al alto el fuego e informó que comenzaría a las 18.00 (hora local, misma hora en la España peninsular), después de que, por la mañana, el ejército afirmara en un comunicado que no tenían constancia de ninguna iniciativa para adoptar una tregua. En el momento de su anuncio no estaba claro quién había promovido el alto el fuego, pero Blinken declaró haber hablado este martes con Dagalo y con el comandante del ejército, Abdelfatá Al Burhan, e informó que les había subrayado la urgencia de alcanzar un alto el fuego que permita la entrega de ayuda humanitaria y la reunificación de familias, y que dé margen a la comunidad internacional en Jartum para evaluar su presencia en el país.
A medida que se acercaba la hora del inicio de la tregua, sin embargo, se acumulaban las dudas sobre si se respetaría. Dagalo consideró que los bombardeos del ejército durante el día sugieren que no estaban dispuestos a mantener un alto el fuego, y su grupo declaró en un comunicado posterior que temen que los militares incumplan la tregua. Las Fuerzas Armadas, por su parte, dijeron que los paramilitares “han movilizado una gran fuerza” cerca de una base aérea al norte de Jartum y que están enviando efectivos desde Darfur, en el oeste del país, hacia la capital. El ejército también manifestó que dos países vecinos, que no detallaron, están intentando suministrar ayuda a las Fuerzas de Apoyo Rápido. El domingo ambos bandos acordaron un alto el fuego más breve que no llegó a respetarse.
Una cincuentena de grupos del movimiento civil prodemocrático de Sudán, por su parte, emitió este martes un comunicado conjunto en el que afirmaron estar “completamente unidos en su posición contra la guerra” a pesar de sus diferencias políticas. Los signatarios exigieron el cese inmediato de la guerra y afirmaron que no aceptarán sus resultados, sean cuales sean. También reiteraron su oposición al regreso de grupos vinculados al régimen del exdictador islamista Omar Al Bashir, y llamaron a la unidad de la oposición.
Desde el inicio de los combates, el sábado, se ha documentado la muerte de 185 personas y cerca de 2.000 han resultado heridas, según la ONU, mientras que un comité de médicos local había registrado hasta la mañana del martes 144 muertes civiles, la mayoría en Jartum. La dificultad de elaborar un recuento en medio de las hostilidades, sobre todo fuera de la capital, hace temer, sin embargo, que la cifra sea muy superior.
Atrapados en medio de las hostilidades
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Los combates vividos en Jartum son los más feroces que han tenido lugar en la ciudad en décadas, en medio de ataques aéreos del ejército y del despliegue de las Fuerzas de Apoyo Rápido en muchos barrios residenciales, según explican residentes en la capital. Además de un alto número de víctimas, los choques están provocando graves daños a edificios, incluidos hospitales, e infraestructuras. Organizaciones médicas, humanitarias y vecinos alertan asimismo de la escasez de alimentos y de cortes generalizados de electricidad y de agua. El control de algunos puntos estratégicos de la ciudad, como el aeropuerto, siguen siendo en gran medida inciertos en medio de informaciones contradictorias.
En medio de las hostilidades están quedando atrapados miembros de delegaciones extranjeras y organizaciones de ayuda humanitaria. Blinken declaró el martes que un convoy diplomático estadounidense fue tiroteado, aparentemente por miembros de las Fuerzas de Apoyo Rápido. El lunes, el embajador de la Unión Europea en Jartum fue asaltado en su domicilio, y tres trabajadores del Programa Mundial de Alimentos murieron el domingo en la región de Darfur a causa de los combates en la zona.
La comunidad internacional ha intensificado desde el domingo sus esfuerzos para tratar de poner fin a la violencia. Los ministros de Exteriores del G-7 emitieron el martes una declaración conjunta tras reunirse en Japón en la que pedían a los bandos cesar las hostilidades “sin condiciones previas”. La Unión Africana, la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo, una organización regional, y países vecinos e influyentes en Sudán como Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos también han tratado de mediar entre las partes.
Los combates en el país son parte de una larga lucha entre Al Burhan y Dagalo por el poder en Sudán, que se ha visto sumido en una situación de gran inestabilidad desde que en octubre de 2021 ambos generales, ahora enfrentados, ejecutaron un golpe de Estado que acabó con la transición democrática iniciada en 2019.
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