El Banco de México no se fía. Pese a la caída en los precios desde septiembre, la institución ha decidido este jueves elevar la tasa de interés en 75 puntos base hasta el 10%, un nuevo máximo histórico. Como esperaba la mayoría de analistas, la Junta de Gobierno ha replicado el anuncio de la Reserva Federal de EE UU de la semana pasada. En su decisión, el banco central mexicano ha destacado la incertidumbre del entorno geopolítico, pero ha mantenido su pronóstico de volver a una meta de inflación del 3% a finales de 2024. Con este último incremento, la tasa acumula 12 alzas desde junio del año pasado.
La decisión ha sido aprobada por cuatro de los cinco miembros de la Junta de Gobierno. El subgobernador Gerardo Esquivel ha votado a favor de elevar la tasa en 50 puntos base, en lugar de 75. En el comunicado, el Banco de México destaca, entre otras razones para el anuncio, “el entorno de acentuada incertidumbre, las presiones inflacionarias acumuladas de la pandemia y del conflicto geopolítico [en Ucrania], y la posibilidad de mayores afectaciones a la inflación”.
La institución ha tomado nota de la reciente reducción en la inflación. En octubre, se situó en un 8,41% anual, frente al pico de 8,76% alcanzado en la primera mitad de septiembre, el mayor nivel en más de dos décadas. El dato de octubre fue mejor de lo esperado y, con él, sumaron tres quincenas consecutivas a la baja. El gas LP, la papa, y el aguacate son algunos de los productos que presentaron caídas. El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha lanzado una batería de medidas para combatir la subida de precios, desde subsidios a la gasolina a exenciones de aranceles para alimentos básicos.
Pese a la mejora, el país latinoamericano suma ya 20 meses con el índice de precios fuera del rango objetivo del 3% del Banco de México. Además, a diferencia de la inflación general, la subyacente, aquella que incluye los productos menos volátiles, aumentó hasta un 8,42%. Es el nivel más alto desde el 2000. “Tanto la general como la subyacente han seguido afectadas por las presiones acumuladas derivadas de la pandemia y del conflicto bélico”, ha señalado el Banco de México este jueves. “Resulta insuficiente para asegurar que ha iniciado una tendencia sostenida a la baja”, ha apuntado, por su parte, la analista Gabriela Siller, de Banco Base.
El aumento de la tasa se da en medio de un debate sobre si el Banco de México debe seguir la pauta marcada por la Reserva Federal de EE UU, el mayor socio comercial de México. En los últimos meses, la institución mexicana ha calcado las subidas anunciadas por su contraparte estadounidense. Mantener el diferencial de tasas a ambos lados de la frontera es visto en México como una medida necesaria para evitar salidas de capitales y asegurar la estabilidad del tipo de cambio. Esta lógica se ha vuelto a imponer en la decisión de este jueves, después de que la semana pasada la Fed optara por otro aumento de 75 puntos base.
Sin embargo, hay cada vez más analistas que cuestionan la utilidad de seguirle los pasos a EE UU. Elevar las tasas al mismo ritmo puede deprimir el consumo y dañar la recuperación económica del país latinoamericano, que todavía no ha vuelto a los niveles de actividad previos a la pandemia. López Obrador dijo esta semana que aumentar la tasa de interés era como “apagar el carro” cuando se calienta demasiado, en referencia a un posible parón. El subgobernador Gerardo Esquivel también ha dejado caer que se puede “empezar a hablar” de separarse de la senda marcada por la Fed, una postura aún minoritaria dentro del Banco de México.
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