Joaquín El Chapo Guzmán, uno de los narcotraficantes más famosos de la historia, sigue dando que hablar. Recluido de por vida en una prisión de máxima seguridad en Colorado, Estados Unidos, El Chapo protesta por el trato cruel que recibe de las autoridades. En una carta que su abogado, José Refugio Rodríguez, envió hace una semana al embajador de México en EE UU, Esteban Moctezuma, el narcotraficante denuncia además presuntas ilegalidades en el proceso de extradición que acabó con sus huesos al norte del río Bravo, ya hace más de cinco años. Pero sobre todo es una carta protesta, un grito de queja por las condiciones en las que vive. “No he visto la luz del sol”, dice El Chapo, según ha explicado el abogado en el programa de radio del periodista Ciro Gómez Leyva.
Las cartas de El Chapo están por convertirse en una curiosa variante del género epistolar. En septiembre de 2021, el narcotraficante presentó una declaración jurada ante un tribunal estadounidense para quejarse de lo mismo, tratos crueles, incomunicación, escasas atenciones a sus problemas médicos… Divulgada meses más tarde, la carta decía: “He sufrido mucho. Debido al trato en ADMAX (el nombre de la prisión donde cumple condena) ahora padezco dolores de cabeza, pérdida de la memoria, calambres musculares, estrés y depresión”.
En primera o tercera persona, como es el caso esta vez, el antiguo líder del Cartel de Sinaloa pide cuentas al Gobierno mexicano. No a este, que lidera Andrés Manuel López Obrador, sino al anterior, presidido por Enrique Peña Nieto (2012-2018), del PRI. Detenido en 2016 después de dos espectaculares fugas de prisión, la última con Peña Nieto al mando del Ejecutivo, el Gobierno voló rápidamente a El Chapo a EE UU, desatendiendo, según el abogado Rodríguez, la ley de extradición. “Lo que pide específicamente a López Obrador es que ponga atención a la violación de derechos en la que incurrió el Gobierno de Peña Nieto y, en específico, [Luis] Videgaray, entonces secretario de Relaciones Exteriores, al entregarlo con flagrante violación a su garantía de audiencia para que fuera juzgado en Nueva York sin haberse defendido en México”, ha dicho el abogado en la radio.
Es interesante el momento que ha elegido el defensor de Guzmán para hablar. Justo este martes inicia en Nueva York uno de los juicios más esperados de los últimos tiempos, al menos en México. La justicia estadounidense sienta en el banquillo al gran jefe policial de los años de Acción Nacional en el Gobierno del país, Genaro García Luna. Jefe de los investigadores de la vieja Fiscalía en los años de Vicente Fox (2000-2006), cabeza de la estrategia de seguridad durante el mandato de Felipe Calderón (2006-2012), García Luna enfrenta acusaciones de narcotráfico y delincuencia organizada. Los fiscales asumen que el ex policía colaboró durante todos esos años con el Cartel de Sinaloa.
La tendencia a mandar cartas no es solo cosa de El Chapo. En mayo de 2019, su madre, María Consuelo Loera, envió una misiva al presidente López Obrador, para que interviniera ante las autoridades del país vecino, y lograra que el narcotraficante pudiera recibir visitas de familiares. En aquel momento, el mandatario, que ha mantenido una llamativa relación con la madre de El Chapo estos años, llegando a saludarla en una visita a Sinaloa, accedió: “Di instrucciones para que se den todas las facilidades y las hermanas puedan ir a visitarlo y ayudarles de acuerdo con las leyes y reglamentos que tienen en ese país”, dijo.
No se sabe en qué quedaron las gestiones del mandatario, pero el hecho es que Guzmán ha puesto de nuevo en marcha la estrategia de la carta. “Desde que Guzmán llegó a EE UU, se encuentra confinado, recibiendo trato cruel”, lee la misiva, firmada por su abogado. “Ha estado aislado, sin tener contacto con más personas, segregado en una celda, sin que los custodios puedan comunicarse en español con él. Una ofensa a la dignidad humana, una violación a los derechos humanos y libertades fundamentales”, continúa. “En los seis años que Guzmán lleva preso nunca lo han sacado de la celda para que le dé el sol, ni siquiera un minuto. De marzo de 2022 a la fecha, le han autorizado seis o siete llamadas con su abogada”, zanja.
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