El dilema del Banco de México: seguir o no el ritmo que marca la Reserva Federal

La ecuación por resolver no es sencilla. Con una inflación por encima del 8,5% la principal misión del Banco de México es atajar la escalada de precios en el país y para ello tiene como principal herramienta el aumentar los tipos de interés. En la antesala de su próxima reunión de política monetaria y con la escalada de precioso más alta de las últimas dos décadas, analistas anticipan que el Banco de México seguirá la ruta marcada por la Reserva Federal de Estados Unidos y elevará, en la misma proporción, —75 puntos base—, la tasa de interés que ahora se ubica en 9,25%. De concretarse este aumento, la tasa de referencia llegará al 10%, sin embargo, ya hay algunas voces dentro del mismo Banxico que plantean la necesidad de un desacoplamiento entre las decisiones del banco central mexicano y de la Reserva Federal. Economistas y financieros comienzan a cuestionarse, ¿cuánto más puede la economía mexicana seguirle el paso a la Reserva Federal en este ciclo restrictivo?

Conforme al guion, el pasado miércoles, la Reserva Federal de EE UU elevó los tipos de interés 0,75 puntos para situar el precio del dinero en un rango de 3,75% a 4%, su nivel más alto desde 2008. Tras esta decisión, los pronósticos apuntan a que la decisión del banco presidido por Jerome Powell marcará la pauta de la subida en la tasa de interés del Banco de México, como ya ha ocurrido en anteriores ocasiones. La sincronía entre la política monetaria de la Reserva Federal y el banco central mexicano fue defendida por un miembro de la Junta de Gobierno de Banxico. Así consta en la minuta del pasado 29 de septiembre: “No es posible implementar un aumento menor al de la Reserva Federal porque la sincronización de las presiones inflacionarias entre ambas economías demanda un apretamiento similar y un desligamiento prematuro podría generar volatilidad del tipo de cambio e interpretarse como una señal de complacencia”, refirió un miembro de la institución. La minuta no revela los nombre de los ponentes.

Sin embargo, en esta misma minuta también se advierten ya las fisuras internas sobre este tema. Uno de los integrantes del Banco de México externó que era factible desligarse de la política monetaria de EE UU debido a que México comenzó antes su ciclo alcista y a diferencia de la economía estadounidense, México no enfrenta presiones por el lado de la demanda o en el mercado laboral. En días posteriores, el subgobernador, Gerardo Esquivel, secundó en un foro económico esta postura al asegurar que los países se encuentran en fases distintas del ciclo económico con presiones inflacionarias muy diferentes.

Carlos Serrano, economista en jefe de BBVA México, señala que el Banco de México seguirá subiendo en la misma magnitud de la Reserva Federal de EE UU debido a que eso apoya la estabilidad en el tipo de cambio. Sin embargo, matiza que México no debe estar acompañando en todo momento a la Reserva Federal porque los ciclos económicos y monetarios de ambos países son distintos. “En el caso de Estados Unidos se trataba de una economía sobrecalentada que crecía por encima de su tasa potencial, lo cual estaba creando presiones inflacionarias muy importantes. México es una economía que está muy lejos todavía de la meta de crecimiento y hay menos presiones de demanda hacia los precios y en ese sentido no hay, necesariamente, que apretar la política monetaria porque son circunstancias distintas”, apunta.

El especialista añade que, aunque el problema de la inflación es serio y afecta a las familias de menores ingresos, tampoco hay que subestimar el riesgo “de apretar de más” porque puede significar un menor crecimiento económico, lo cual implicaría menor creación de empleo y, posiblemente, incrementos en la pobreza. Serrano prevé un desacoplamiento del lado mexicano para el tercero o cuarto trimestre de 2023, una vez que la inflación en el país comience a bajar.

Para Gabriela Siller, directora de análisis económico de Grupo Financiero Base, no habrá sorpresas en el horizonte. La analista coincide en que el acoplamiento o desacoplamiento del Banco de México con la Fed dependerá del nivel de inflación, crecimiento económico y tipo de cambio. “Se espera que el Banco de México le siga el ritmo a la Reserva Federal subiendo en 75 puntos base su tasa de interés, inclusive el Banco de México ahorita con un crecimiento en México por encima de lo estimado y con un peso que se ha apreciado de manera significativa en los últimos meses tiene todo para ser más contundente subiendo 100 puntos base, pero no es probable”, menciona.

El panorama inflacionario en el mundo, lastrado por los efectos de la pandemia, se agravó a principios del año cuando Rusia inició su ofensiva bélica en Ucrania, lo que ocasionó una escalada de los precios de los energéticos y de otros suministros básicos, entre ellos, los alimentos. El Banco de México, ha elevado la tasa de interés 11 veces desde que la inflación comenzó a subir. Ahora, en el horizonte no se advierte que el guion cambie en los próximos meses. La pregunta entre los analistas no es ya si subirán los tipos de interés, sino a qué ritmo.

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