Llevaba varios días desaparecida cuando encontraron su cuerpo. La última noche que la vieron con vida había ido a cenar y al cine con sus amigos. Mandó un mensaje a su madre de madrugada. Ella contestó, pero ya no tuvo respuesta. El 14 de abril, las autoridades hallaron un cadáver en un rancho de General Bravo, en Nuevo León. Los forenses confirmaron después que los restos pertenecían a Bionce Amaya Cortez, una joven de 20 años, de origen mexicano pero residente en Texas y madre de un recién nacido de cuatro meses, según la prensa local. Su feminicidio fue uno más en un Estado que sufre desde hace tiempo una grave crisis de asesinatos y desapariciones de mujeres, simbolizado por el mediático caso de Debanhi Escobar, del que la semana pasada se cumplió un año.
El pasado viernes la policía arrestó a Martín N., el primer sospechoso en caer por el feminicidio de Cortez, quien supuestamente tiene antecedentes penales, según Infobae. Un juez de control lo mandó a prisión preventiva este domingo. En la fotografía que difundió la Fiscalía, como si el presunto criminal fuera un trofeo de caza, se le exhibe frente al logo del Ministerio Público y la Agencia Estatal de Investigaciones, custodiado por dos agentes. Lleva una camiseta deportiva blanca y unos pantalones cortos negros. Las manos esposadas a la espalda. Las autoridades han asegurado que buscan a otros tres hombres, cercanos a la víctima, aunque creen que han huido del Estado.
No está del todo claro qué pasó la última noche con vida de Cortez. La autopsia practicada al cadáver reveló que la causa de la muerte fue una profunda contusión en el cráneo, según la Fiscalía. El Ministerio Público ha defendido que la mujer sufrió las lesiones durante un accidente de tráfico y su cuerpo fue abandonado en el rancho en el que fue más tarde encontrada. Otras versiones sin confirmar sostienen que sus amigos la dejaron en una carretera porque la joven iba a encontrarse con otras personas.
Sus restos fueron trasladados al pueblo texano de Mission, donde residía desde hacía años. El caso se investiga como un feminicidio. “La Fiscalía ordenó el inicio de la investigación bajo el protocolo de feminicidio para indagar si hubiera sido víctima de actos cometidos con dolo, por acción o incluso lo que llamamos omisión punible, que es una hipótesis que se está investigando, y pues lo trascendido públicamente”, señaló en entrevista con Milenio el vicefiscal Luis Enrique Orozco.
Cortez viajó desde Mission a Nuevo León, de donde procede, junto a un grupo de cinco amigos, según Efe, para pasar las vacaciones de Semana Santa y visitar a sus familiares. Cuando desapareció, sus parientes comenzaron a movilizarse y a exigir a la Fiscalía de Nuevo León que buscara a Cortez. La madre de la joven trató de indagar a través de los amigos con los que viajaba, pero los relatos se contradecían. “Cada una de las personas que iban con ella tienen historias diferentes, uno dice que ella ya no regresó de Montemorelos, otros dicen que ella pidió que la bajaran en una calle”, explicó su madre a la agencia de noticias.
En China, el mismo municipio en el que desapareció Cortez, el pasado 25 de febrero se perdió el rastro de tres mujeres también mexicanas y residentes en Texas, Marina Pérez Ríos, Maritza Trinida Pérez Ríos y Dora Alicia Cervantes Saenz, quienes presuntamente se dirigían a vender ropa a un mercadillo. Todavía no han sido localizadas ni hay información sobre su paradero. En México, al menos 111.953 personas han desaparecido desde 1964, según los datos oficiales. Solo en 2023, 30.968 fueron asesinadas en el país, donde menos del 1% de los crímenes son resueltos, de acuerdo con un análisis de la organización civil Impunidad Cero. Entre 10 y 11 mujeres son víctimas de feminicidio en el país.
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