Por primera vez en 40 años el Festival Internacional de Viña del Mar no tendrá reina. La cantante brasileña Xuxa, la mexicana Gloria Trevi o la actriz colombiana Sofía Vergara fueron algunas de las mujeres coronadas en una de las citas musicales más importantes de Latinoamérica. En pleno verano chileno, las candidatas realizaban campañas que monopolizaban los programas de entretención y, desde principios del milenio, la ganadora se lanzaba en traje de baño a la piscina del mítico Hotel O’Higgins. En los últimos años, el piscinazo, protagonizado de manera cada vez más por modelos que por artistas, se convirtió en flanco de críticas de los colectivos feministas. En esta edición -celebrada del 19 al 24 de febrero-, un desajuste entre los organizadores y el municipio viñamarino ha terminado por fulminar el concurso. En su reemplazado se premiará a los “Embajadores de Viña”, una iniciativa con un propósito social.
Raffaella Carrá inspiró la idea de tener una reina del festival durante la dictadura militar de Pinochet. La italiana participó del certamen en 1982, al igual que The Police, Franco Simone y Miguel Bosé. El talento, la belleza y la cercanía de la artista, que entonces tenía 39 años, terminó con el alcalde de la época coronándola. “En ese tiempo se realizaban partidos de fútbol entre los periodistas y los artistas. Ahí la nombraron reina. Tomó vino, comió empanada y participó de todas las actividades”, recordó el locutor radial Pablo Aguilera en un programa de Canal 13. Unos años después, Guillermo Zurita Borja, editor de la sección de Espectáculos del popular diario La Cuarta propuso convertir la elección de reina en un concurso donde los periodistas acreditados votaran por la ganadora. “Es para darle sabor, calor y calor al festival”, explicó en su día.
La Cuarta es un medio cargado a la prensa amarilla y la farándula, en el que sus artículos están escritos coloquialmente en jerga chilena. En los ochenta organizaba varios certámenes donde se premiaba cierto tipo de belleza femenina y durante años llevó mujeres con diminutos bikinis en sus portadas impresas. Hasta ahora, el concurso de la reina del festival lo organizaba el periódico en asociación con el Municipio de Viña del Mar. Él o la alcaldesa coronaba a la ganadora y al final de la semana festivalera le ofrecía un almuerzo a la prensa acreditada, unos 500 profesionales.
La periodista Ana Josefa Silva, que cubre el festival desde mediados de los ochenta, afirma que el concurso parecía una buena idea, alineada con la línea editorial de La Cuarta. “A mi no me gustaba porque tenía que ver con resaltar el cuerpo y no me parecía. Pero luego entendí que era una oportunidad para las artistas de tener una cobertura más amplia y los festivales son para eso”, afirma por teléfono desde Viña del Mar. El piscinazo, eso sí, lo consideró un retroceso por tratarse todo del “cuerpo, cuerpo y cuerpo de la mujer”. Dicha tradición comenzó cuando la actriz uruguaya Natalia Oreiro ganó en 2002 y se lanzó espontáneamente vestida y con corona. Unos cuantos periodistas la siguieron incluso.
Algunas reinas causaron polémica por acudir al piscinazo prácticamente desnudas. La modelo argentina Luciana Salazar, por ejemplo, se quitó la parte de arriba del bikini frente a las cámaras de televisión al mediodía. “Que absurdo que se elimine el piscinazo de la reina del Festival de Viña del Mar” escribió en Twitter. “Demagogia y progresismo de cartón, cuando los extremos rompen con las tradiciones que no afectan ni ofenden a nadie”, añadió.
La polémica entre la organización y el municipio
Sergio Marabolí, director emblemático del diario La Cuarta hasta 2021, quería continuar realizando el concurso en Viña, pero ahora organizado por el nuevo medio que lidera: La Hora. Durante la pandemia se suspendió el festival y hubo elecciones de alcaldes, por lo que Marabolí tenía que tratar este año con la nueva alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, de 31 años, militante de Revolución Democrática del Frente Amplio. Según su versión, les escribió hace un mes para coordinar: la marca Reina del Festival le pertenece al municipio y también es el que otorga los permisos para realizar las actividades de campaña en la calle y en la playa. “Hicimos todo lo que había que hacer, pero nunca recibimos una respuesta”, lanza por teléfono.
El equipo de prensa de la alcaldesa Ripamonti, por su parte, niega haber recibido un correo electrónico y afirma que Marabolí los intentó contactar hace apenas una semana. No respondieron sobre qué opina el municipio del concurso.
Obligados a cambiarle el nombre, La Hora organizó la votación para Embajadores del Festival y la campaña ha sido online. El 50% de la votación será del público y el otro 50% de los periodistas. Más de 80.000 personas han votado y este viernes se realizará la coronación en el Hotel Nilahue. Los ganadores realizarán actividades para conseguir ayudas destinadas al histórico club deportivo Huracán Sur, cuya sede y cancha se vieron seriamente afectadas por un incendio el pasado diciembre. “La Reina de Viña no muere, solo cambia de nombre”, defiende Marabolí.
El periodista reconoce los cuestionamientos al evento por la cosificación de las mujeres. “El piscinazo se transformó en una performance agresiva para el mundo feminista”, afirma. “Pero yo no podía prohibir a una mujer que hiciera un show o baile. No estaba en las bases”, añade. El baile no estaba en las bases, pero sí participar de la actividad titulada “piscinazo”. En 2018 sumaron la elección de un Rey del Festival y pidieron que las ganadoras usaran trajes de baño más “recatados”.
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