Para Estados Unidos los cambios que propuso México al decreto que prohíbe la importación de maíz transgénico son insuficientes y ha vuelto a amagar con llevar el tema a un panel de controversias, vía el TMEC, para frenar de tajo la iniciativa del presidente López Obrador. La Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR por sus siglas en inglés) ha informado por escrito esta semana que existe una “grave preocupación” por el enfoque sugerido por México y la amenaza que supone la interrupción de miles de millones de dólares en el comercio agrícola bilateral. El amago de EEUU tiene sustento en las cifras: México es su principal comprador de maíz transgénico, con más de 16 millones de toneladas anuales.
El Gobierno estadounidense ha insistido que la decisión de México de eliminar gradualmente las importaciones de maíz transgénico causaría “un grave daño económico” a los agricultores de EE UU y a los productores mexicanos que a su vez dependen de este insumo para alimentar a su ganado. Tras meses de negociaciones infructuosas y soluciones a medias, este lunes la comitiva estadounidense ha dado un paso más allá y ha puesto sobre la mesa que considerará todas sus opciones, incluso llevar el asunto a un panel de controversias bajo el amparo del TMEC. “Hoy hemos dejado claro que, si este asunto no se resuelve, consideramos todas las opciones, incluida la adopción de medidas formales para hacer valores nuestros derechos en virtud del acuerdo EE UU-México y Canadá”, mencionó la USTR por escrito. La Secretaría de Agricultura declinó hacer comentarios sobre el tema.
El presidente Andrés Manuel López Obrador aprobó a finales de 2020 un decreto para proteger el maíz nativo y la salud de la población frente a los agroquímicos. La medida ordena revocar autorizaciones “para el uso de grano de maíz genéticamente modificado en la alimentación de las mexicanas y los mexicanos” hasta lograr su total sustitución de aquí a enero de 2024. La prohibición, aplaudida por organizaciones ambientalistas, ha despertado resquemores en el sector agrícola a ambos lados de la frontera.
Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), explica que actualmente no existe un mercado que pueda sustituir en las importaciones de maíz estadounidense, por lo que existe una gran inquietud por parte del sector pecuario ante un riesgo inflacionario derivado de una futura escasez del grano. Anaya advierte de que la prohibición para importar maíz provocará un problema en la cadena agroalimentaria interna por la dificultad de sustituir el grano amarillo estadounidense a corto plazo. “Se ha estado utilizando el maíz transgénico y no ha habido ninguna afectación. La producción no transgénica en el mundo es mínima”, señala.
México es el principal importador de maíz estadounidense. En 2021, le compró a EE UU 16,8 millones de toneladas, por un valor de 4.700 millones de dólares. En su gran mayoría, se trata de maíz amarillo destinado al forraje de animales y para cuyo cultivo se usan transgénicos. A diferencia del maíz blanco, que se destina al consumo humano y donde México es autosuficiente, el país latinoamericano depende de las importaciones para cubrir tres cuartas partes de sus necesidades de grano amarillo. Es un negocio pujante, que ha crecido un 86% en la última década, según datos del Departamento de Agricultura de EE UU, y que ahora puede verse amenazado por la prohibición.
“Es muy serio el amago que lanza EE UU, porque para EE UU es muy importante el mercado mexicano y no existe ahora un mercado al que podamos acceder, que no tenga una oferta de maíz que no esté genéticamente modificado. Si se continúa con esta prohibición sería desastroso también para el país porque nos estaríamos peleando por la oferta interna y habría una presión adicional inflacionaria”, comenta.
A finales del año pasado, el Gobierno de López Obrador presentó a EE UU una batería de modificaciones al decreto presidencial de 2020 que prohíbe la importación de maíz transgénico a partir de 2023, con que buscaba el beneplácito de su contraparte estadounidense y así zanjar la controversia comercial. Sin embargo, es evidente que la propuesta no ha sido del agrado de la Casa Blanca.
El director de GCMA asegura que el rechazo al maíz transgénico de la actual Administración tiene bases solamente ideológicas debido a que por más de dos décadas se ha importado este tipo de grano sin evidencia científica de que haya ocasionado daños a la salud. “Yo creo que están tomando medidas ideológicas sin tomar en cuenta a los sectores productivas y lo que se nota es que hay que preparar más estos temas para no provocar este tipo de controversias donde nadie resulta vencedor”, concluye el especialista en temas agroalimentarios.
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