La decisión de España de conceder permisos de residencia a los expresidentes mexicanos Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y la nacionalidad a Carlos Salinas de Gortari fue administrativa, y no política ni “discrecional”. Así lo ha señalado este jueves el ministro de Relaciones Exteriores, José Manuel Albares, durante su segunda visita oficial a México. “Han hecho una solicitud de residencia como hacen miles de personas todos los años”, ha afirmado en una rueda de prensa con su homólogo mexicano, Marcelo Ebrard. “Las autoridades ni prejuzgan ni dejan de prejuzgar una situación”, ha agregado el diplomático en alusión a la investigación por lavado de dinero que enfrenta Peña Nieto en México. Tras las tensiones diplomáticas en los últimos años, ambos países han anunciado un nuevo relanzamiento de la relación bilateral, que deja atrás el desencuentro que protagonizaron a principios de este año. “Es imposible pausar las relaciones de España y México porque es imposible pausar las relaciones entre dos hermanos”, ha asegurado.
Albares ha dicho que la concesión de los permisos de residencia a los exmandatarios se resume en que cumplieron los requisitos. EL PAÍS adelantó el miércoles que Calderón había sido el último expresidente de México en pedir la residencia en España, un permiso que consiguió gracias al apoyo de la fundación del expresidente José María Aznar, que le ha apadrinado con un contrato como profesor. Salinas de Gortari obtuvo la nacionalidad española el año anterior al argumentar que era descendiente de judíos sefaradíes, y Peña Nieto logró establecerse en Madrid en 2020, donde se instaló tras concluir su mandato en diciembre de 2018, con un “visado dorado” gracias a su inversión en el sector inmobiliario.
“Respetamos las normas y las decisiones que tome España en su área de competencia”, ha afirmado Ebrard. En agosto, la Fiscalía General de la República anunció tres investigaciones contra Peña Nieto por blanqueo, enriquecimiento ilícito y transferencias irregulares en el extranjero. El secretario mexicano de Exteriores ha asegurado que los visados no interfieren en los procesos judiciales abiertos en el país y ha dejado claro que el Gobierno evitará que se conviertan en una puerta de escape para los expresidentes. “Para estos personajes y otros, esto no les exculpa ni les sustrae de cualquier proceso”, ha asegurado el canciller. De ser el caso, México solicitará el apoyo de las autoridades españolas para avanzar en las investigaciones. “Ha sido un gran éxito”, ha dicho sobre la reunión.
Es la primera vez que se celebra un encuentro de la Comisión Binacional desde que López Obrador accedió a la presidencia a finales de 2018. Albares y Ebrard, no obstante, se han encontrado en dos ocasiones este año. La última visita del titular de Exteriores a México fue a comienzos de marzo, con el objetivo de distender las relaciones diplomáticas entre ambos países, tocadas desde que López Obrador pidió “pausar” las relaciones entre México y España. “Queremos tener buenas relaciones con todos los Gobiernos del mundo, pero no queremos que nos roben”, dijo en febrero, en una de las múltiples críticas que ha lanzado estos años a diversas empresas españolas ―principalmente energéticas―, como Iberdrola o Repsol, con las que se ha enfrentado duramente a cuenta de la reforma eléctrica que impulsaba su Gobierno.
El eco de aquellas palabras ha llegado hasta la cita de este jueves, que también ha contado con la ministra española de Industria, Reyes Maroto. La ministra ha destacado que España es el segundo Estado que más invierte en México, solo por detrás de EE UU, y que México se ha convertido en el sexto inversor en el país europeo. Aunque ha evitado entrar explícitamente en la polémica, Maroto ha reconocido la existencia de “algunas dificultades ya conocidas”, especialmente en el sector energético, y ha puesto el énfasis en la cooperación entre ambos Gobiernos para “facilitar las condiciones” en las que se desarrollan los negocios en el país. Fuentes de la delegación española sí observan un cambio en el clima imperante: “Se está viviendo un momento muy distinto al de febrero”.
En el último intento de normalización, ambos Gobiernos acordaron “acelerar” los vínculos mutuos y reactivar “lo antes posible” la comisión celebrada este jueves, que suma su decimotercera edición. Entre los acuerdos firmados en esta ocasión destaca la convocatoria de una cumbre de presidentes entre la Unión Europea (UE) y la Comisión de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que lleva sin celebrarse desde 2015 y que coincidirá con la presidencia española en la UE. “España va a hacer un esfuerzo para situar definitivamente a América Latina y, por supuesto, a México, en el corazón de la UE”, ha declarado Albares. México ha devuelto el gesto y el canciller ha anunciado que España será el invitado de honor en la FIL de Guadalajara de 2024. Los diplomáticos también han avanzado que buscarán cooperar en Centroamérica y profundizar sus lazos en los terrenos científico y cultural.
En la delegación que encabezó Albares viajó también la ministra de Educación, Pilar Álvarez; el ministro de Universidades, Joan Subirats; y el ministro de Cultura, Miquel Iceta. La intención de ambos países es priorizar las áreas donde tienen puntos en común y no concentrarse en los desencuentros que han trabado la relación bilateral. “Esta comisión es un poco la temperatura de cómo va nuestra relación, y esto [su celebración] demuestra que tiene una salud excelente”, ha concluido el ministro español.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país