Los ovnis mantienen su aura de misterio. La mayoría son globos, aviones, drones o aves, pero el último informe del Pentágono enviado al Congreso de Estados Unidos admite que hay muchos sin atribuir y que algunos presentan “características de vuelo o capacidades de rendimiento inusuales”. Tomando en cuenta que, además, hay otro informe clasificado que se mantiene secreto, las incógnitas siguen ahí. Al tiempo, la cifra oficial de avistamientos se ha disparado.
La primera conclusión del informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos es que cada vez hay más ovnis o, mejor dicho, más fenómenos aéreos no identificados (FANI), que es como se les ha rebautizado para una definición más amplia. En los informes oficiales en inglés, las siglas UAP (Unidentified Aerial Phenomena) han desplazado a UFO (Unidentified Flying Objects), que, sin embargo, se mantiene en los medios de comunicación y el imaginario colectivo.
Oficialmente, el Pentágono ha elevado su lista de fenómenos no identificados a 510. En su primer informe preliminar, con fecha de corte a 5 de marzo de 2021, tenía catalogados 144 informes recopilados a lo largo de 17 años. Desde entonces y hasta agosto pasado, en solo 17 meses se han recibido 247 informes de sucesos posteriores. Además, se han incorporado al total otros 119 de avistamientos previos, pero que fueron descubiertos o notificados después del 5 de marzo de 2021.
Según el Pentágono, el aumento “se debe en parte a una mejor comprensión de las posibles amenazas que pueden representar los fanis, ya sea como peligros para la seguridad de vuelo o como posibles plataformas de recolección de adversarios, y en parte a la reducción del estigma que rodea a la notificación”. En el pasado, muchos pilotos preferían no informar de los avistamientos por temor a que se considerase que estaban locos o desequilibrados.
De esos nuevos 366 ovnis y demás fenómenos, “más de la mitad presentaban características poco destacables”, según el informe. Son 195 casos que se han caracterizado sobre todo como globos (163), drones (26) y oras perturbaciones como aves, fenómenos meteorológicos o residuos aéreos como bolsas de plástico (6).
Quedan, sin embargo, 171 avistamientos cuya explicación está sin atribuir “Algunos de estos fanis no caracterizados parecen haber demostrado características de vuelo o capacidades de rendimiento inusuales y requieren un análisis más detallado.”, indica el Pentágono
La mayoría de los nuevos informes de avistamientos proceden de pilotos y operadores de la Armada y las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos que presenciaron los fenómenos en el curso de sus tareas operativas e informaron a través de los canales oficiales. Según el Pentágono, muchos informes carecen de datos lo suficientemente detallados como para permitir la atribución con gran certeza.
La Ley de Autorización de la Defensa Nacional para el año fiscal 2022 exige que el director de Inteligencia Nacional, en consulta con el secretario de Defensa, presente un informe anual al Congreso sobre los fenómenos aéreos no identificados.
No hay en el informe del Pentágono (al menos en el público) referencia alguna a origen extraterrestre o alienígena de los fenómenos, pero sí sospechas de implicación de Gobiernos extranjeros. “Siguen produciéndose incidentes en espacios aéreos restringidos o sensibles, lo que pone de manifiesto la posible preocupación por la seguridad de los vuelos o la actividad de recopilación de datos por parte de adversarios”, dice el informe, que admite que esa concentración en espacios estratégicos puede ser el resultado de un sesgo en la recopilación debido al número de aeronaves y sensores activos. Las autoridades “continuarán investigando cualquier evidencia de posible implicación de gobiernos extranjeros en eventos de fenómenos aéreos no identificados”, añade el informe.
En otro apartado, el informe señala que esos fenómenos suponen un peligro para la seguridad del vuelo y un riesgo de colisión para los medios aéreos, pero que de momento no se han registrado colisiones entre aeronaves estadounidenses y objetos volantes no identificados. En cuanto a problemas de salud, tampoco se ha confirmado ningún encuentro que haya tenido directamente efectos adversos relacionados con la salud del observador u observadores.
Cargos de inteligencia del Departamento de Defensa comparecieron en mayo del año pasado en el Congreso para dar explicaciones sobre algunos de esos fenómenos. Scott Bray, subdirector de inteligencia de la Armada, mostró a los integrantes del subcomité de Inteligencia de la Cámara de Representantes uno de estos vídeos, capturado desde la cabina de un jet. Sobre el cielo azul, junto a la nave, pasaba a gran velocidad un objeto que parecía una esfera metálica y brillante en un encuentro que duraba apenas un instante.
En paralelo a los esfuerzos y preocupaciones militares, la agencia aeroespacial estadounidense, la NASA, ha creado un grupo de trabajo independiente multidisciplinar de 16 personas para que estudie a fondo esos fenómenos. A mediados de 2023 se publicará un informe completo con sus conclusiones. Un lastre es que su análisis se centrará únicamente en la información no clasificada como secreta o confidencial.
El informe hecho ahora público por el Pentágono deja al respecto una frase sugerente: “En la versión clasificada de este informe se ofrece información adicional”.
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