Primero sobrevivió, después golpeó y, al fin, resistió el Milán para ganar al Nápoles y acercarse a unas semifinales de Champions que no juega desde 2007, cuando alzó su última orejona. Lejos de aquel nivel, el equipo se envolvió en oficio para crecer en un partido que le obligó a sufrir. Si hay que estrenarse en los cuartos de final de la máxima competición continental que sea con las herramientas que mostró el Nápoles nada más salir al campo, valiente, con personalidad y mando, sin retóricas, ajustado para presionar al Milán en tres cuartos de campo y buscar un gol que no llegó.
1
Mike Maignan, Kjaer, Davide Calabria, Fikayo Tomori , Theo Hernández, Sandro Tonali, Rade Krunic, Bennacer (Alexis Saelemaekers, min. 67), Rafael Leao, Brahim Diaz (Ante Rebic, min. 80) y Giroud
0
Alex Meret, Mário Rui (Mathías Olivera, min. 81), Kim Min-Jae, Di Lorenzo, Rrahmani, Lobotka, Franck Zambo, Zielinski (Tanguy NDombele Alvaro, min. 80), Hirving Lozano (Giacomo Raspadori, min. 68), Elmas y Khvicha Kvaratskhelia
Goles 1-0 min. 39: Bennacer.
Árbitro István Kovács
Tarjetas amarillas Zielinski (min. 37), Pioli (min. 43), Bennacer (min. 60), Franck Zambo (min. 70), Kim Min-Jae (min. 78), Rrahmani (min. 93) y Davide Calabria (min. 95)
Antes del primer minuto, Calabria sacó bajo palos un remate de Kvaratskhelia. Mediada la primera parte la estadística mostraba ocho remates visitantes, ninguno local. A esa altura ya era evidente la ausencia de Osimhen, el fenomenal delantero nigeriano que está lesionado. Le faltó su colmillo al Nápoles. Otros lo mostraron.
El primer remate del Milán, al filo de la media hora, se fue a medio palmo del palo tras galopada de Rafael Leão. Fue una cuestión de exuberancia, pero ahí quedó el aviso que activó al Milán. El cuadro de San Siro ya había entendido cuál era el partido que tenía que jugar y otra conducción, esta vez de Brahim Díaz, le llevó al gol antes del descanso. Bennacer ejecutó a Meret. Poco después Kjaer remató un córner al travesaño y el Nápoles se fue a la caseta prisionero de una paradoja: podía estar con un pie fuera de la competición pese a saberse superior.
El Nápoles regresó para imponer su dictado, pero San Siro ya era una trinchera. Concedió menos el equipo rojinegro, aliviado cuando con veinte minutos por jugar el Nápoles se quedó sin Zambo Anguissa, expulsado. En esa tesitura, Spalletti se tapó, relevó a Kvaratskhelia por Ndombelé. Pareció firmar la derrota mínima, pero ni ahí cejó el Nápoles, que con la reserva obligó a Maignan hasta el final para salvar la ventaja milanista.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.