Entre una clínica médica y una tienda de bicis, salta a la vista un edificio distinto a los demás. Está desnudo, y su estructura de madera desafía con sus líneas rectas las construcciones de cemento que le rodean en la calle Anatole France de Polanco, uno de los barrios más pudientes de Ciudad de México. Sus cinco plantas se sostienen gracias a la pared que tiene detrás, una viga en forma de V que llega hasta el techo del primer piso y la madera laminada que sostiene los otros cuatro. Su arquitecto, el mexicano Derek Dellekamp, quería que la estructura fuera la protagonista del diseño exterior del edificio. “Toda la madera que estás viendo es estructura, queríamos que esta definiera la forma de las fachadas, la espacialidad y el diseño del conjunto”, cuenta mientras señala el trazado serpenteante que forman las vigas de madera.
Dellekamp es un personaje tan extravagante como sus edificios. No va desnudo, pero parece que no tiene nada que esconder, y la ropa que viste se amolda a su cuerpo como un guante: botas negras, pantalones holgados, chamarra verde, gafas de pasta dura. Es alto, grande, habla poco y camina despacio, transmitiendo una simpatía y una tranquilidad que dan envidia. En 2013 la revista Forbes le consideró una de las 100 personas más creativas de México y su estudio de arquitectura ha participado en la Bienal de Venecia en 2008, 2012 y en 2014. En 2010, su proyecto de la Ruta del Peregrino en Jalisco fue seleccionado para formar parte de la Colección de Arquitectura del Centro Pompidou en París.
El jardín repleto de plantas que precede a la entrada también es intencionado. La normativa de la ciudad al construir un edificio obliga a dejar parte del predio para área verde. Normalmente, esta suele convertirse en un patio interior al que solo tienen acceso los vecinos. Dellekamp quería romper esa norma no escrita y abrir el espacio a los caminantes. “Cuado vimos el proyecto y el espacio libre que teníamos que respetar, decidimos abrirlo a la calle, no queríamos que fuese privado, queríamos que se integrase a la calle”, explica el arquitecto sentado en uno de los bancos de piedra que han quedado escondidos entre las plantas. En la parte baja del edificio, la tienda de ropa Lusso BRNDS no ha podido escapar a este diseño. “La gente se pasea por el jardín, se sienta en los bancos. Muchos entran a la tienda a preguntar por el edificio”, cuenta la dependienta.
Levantar una estructura de madera de este tamaño en México es atípico. Tanto que el estudio Dellakamp ha declarado al edificio como el primero de cinco plantas de madera del país. Eso, a la hora de la construcción, conlleva una serie de complicaciones a la que no se enfrentan otros proyectos. “El reto ha sido encontrar mano de obra cualificada, los equipos especializados que sepan trabajar estructuras de madera. Pero ya pasamos por esa curva de aprendizaje y sabemos quien funciona y quien no. Además, hay una industria de madera laminada en México, todo es muy incipiente”. La madera que utilizan no está directamente cortada del tronco de un árbol. Las vigas de madera que sostienen los pisos superiores surgen de la superposición de vetas más pequeñas que se unen para dar resultado a una viga más resistente.
Manuel Elorza es arquitecto y dirigente del Consejo Nacional de la Madera en la Construcción (Comaco), que lleva luchando por introducir la madera en México desde 1978, en un intento por instalar un sistema constructivo más eficiente que los tradicionales. Sin embargo, las construcciones de madera avanzan muy lentamente. Las casas de madera de lujo o las que ocupan rincones recónditos de las montañas proliferan, pero es raro ver edificios de madera que son muy habituales en otros países como Suiza o Japón. Elorza achaca este retraso en México a la “poca aceptación de la madera como material para construcción permanente”. Además, “hay pocas universidades en México que enseñen a utilizar la madera. Es un problema de capacitación”, explica. La Comisión Nacional Forestal emitió a principios de los años 2000 un libro, disponible en internet, en el que se precisan con todo lujo de detalles cómo construir una casa de madera. No parece haber tenido mucho éxito.
El segundo piso del edificio lo ocupa la firma de muebles de diseño Andreu World. Sus muebles encajan a la perfección con los techos de madera. En la tercera y cuarta planta hay un espacio de Adidas, la marca de ropa deportiva, creado para influencers de su marca. El espacio, lleno de la luz que entra por las ventanas del edificio, está diseñado como un espacio para que la gente patrocinada por Adidas en las redes sociales venga y utilice los recursos que han dispuesto para ellos.
En México, un país azotado por los terremotos, la madera podría convertirse en un elemento de construcción esencial. “La madera es bien amable en ese sentido”, asegura Dellakamp. Y Elorza piensa lo mismo: “La madera es más ligera y cuanto más ligero es un edificio menos siente los efectos del sismo. La madera va a tronar va a crujir, pero no se va a caer si está bien construida. A mí me daría pánico estar en una estructura de concreto mal calculada en medio de un terremoto”, asegura el arquitecto. El edificio más alto del mundo está en Estados Unidos, tiene 25 pisos y 87 metros de altura.
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