“Cien por cien no estoy seguro. Pueden ser ellos”, dijo el sumiller del restaurante Atrio de Cáceres, José Polo, cuando le pusieron cara a cara ante los presuntos ladrones de sus 45 botellas de vino, valoradas en 1,6 millones de euros. La segunda sesión del juicio por el millonario robo ocurrido el pasado 27 de octubre de 2021 en el establecimiento cacereño Atrio ha comenzado este lunes con la declaración de los dos principales acusados como autores del robo y Polo, uno de los dos propietarios del local junto con el chef Toño Pérez, que no ha declarado.
Constantín Dumitru, ciudadano rumano-holandés de 49 años, y su pareja, Priscila Guevara, una exmiss mexicana de 28 años, se han puesto en pie, y han negado protagonizar los hechos por los que Fiscalía y acusación particular les piden cinco años de cárcel. Ambos se han negado a contestar a las preguntas de la fiscal y la acusación particular y la defensa. Dumitru, por su parte, ha aceptado contestar a su abogada, Sylvia Córdoba, pero esta ha desestimado hacer preguntas.
Comenzaba así una sesión que tuvo que establecer un receso nada más empezar, ante la ausencia de nuevos declarantes y testigos. “Los siguientes estaban previstos para dentro de una hora”, reconoció el presidente del tribunal, el magistrado Joaquín González Casso, tras negarse a declarar los acusados.
“Nos dimos cuenta de que nos habían robado el mismo día que hicimos la denuncia, sobre las 13.00. Pero la noche anterior estaban todas las botellas”, ha afirmado Polo. Acto seguido, procedió a mirar las cámaras y visionaron los movimientos de una pareja que se movió por el hotel de madrugada: “Se ve el movimiento de las dos personas que están en la habitación 107. Uno baja, intenta abrir la puerta de la bodega, no puede, vuelve a subir a la recepción, baja otra vez, abre las dos puertas y sale con dos bolsas”, ha recordado. Según su declaración, Polo solo los vio aquella noche en la cena, cuando se habían quitado las mascarillas para comer. “Les pregunté cómo estaban y que les había parecido la cena”, ha contado, y luego los ha descrito: “La señora era delegada, llevaba una peluca y gafas de pasta negra. El señor tenía el pelo castaño claro, de complexión fuerte. Eran muy simpáticos. No les vi nada raro”.
La Fiscalía y la acusación particular consideran que los imputados son los autores de un robo con fuerza agravado por el alto valor de los vinos y reclaman penas de hasta cinco años de prisión. Por su parte, la defensa ha remarcado que sus clientes se consideran inocentes y que “no tienen las botellas”.
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El pasado 15 de febrero la sala cumplimentó el trámite de las cuestiones previas, en el que se abordan aspectos de la instrucción, y cuando el tribunal aceptó un nuevo peritaje del material robado. El informe aportado por la acusación particular, a cargo del letrado Rafael Montes en representación de Reale Seguros, establece que el valor de los vinos sustraídos es la mitad de lo que ponía en la carta: 750.000 euros, la mitad del coste que se le atribuía a los caldos en la carta, pero una cantidad que coincide con el montante de la indemnización que el citado seguro acordó en su día con los gestores del restaurante, el cocinero Toño Pérez y el sumiller José Polo.
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