Más de 240 millones de estadounidenses, el 70% de la población del país, se hallan en estado de alerta por un brutal temporal de invierno, con fuertes vientos y precipitaciones, nieve intensa y heladas que han provocado al menos 17 muertes en ocho Estados y han dejado sin suministro eléctrico a más de 1,7 millones de hogares en EE UU y Canadá. Ciudades como Chicago, cuya actividad no suele verse alterada por las inclemencias meteorológicas pese a sufrir inviernos muy rigurosos, han adoptado medidas de emergencia, como el cierre de guarderías y colegios y la recomendación del teletrabajo, con temperaturas que durante el viernes no bajaron de los 20º bajo cero. Mientras, Nueva York, donde no llegó a nevar, sufrió vientos racheados, lluvia torrencial e intensas heladas, lo que ha provocado desde la noche del jueves interrupciones en el transporte público, con líneas de autobús afectadas en la zona del litoral. Las inundaciones provocadas por la lluvia han provocado también cierres de carreteras y cortes de electricidad en la región, con especial impacto en las zonas ribereñas de Queens, Long Island, Nueva Jersey y el Bronx, mientras la vertiente occidental del Estado ha quedado cubierta este sábado por dos metros de nieve. Varios Estados han declarado el estado de emergencia, entre ellos Nueva York, Oklahoma, Kentucky, Georgia y Carolina del Norte.
La tormenta, calificada de histórica, ha provocado desde últimas horas del miércoles nevadas, temperaturas glaciales y peligrosos vientos y heladas en las zonas montañosas del Oeste, el Medio Oeste y el sur, y este viernes la mayor parte de la mitad este de EE UU sentía los efectos de una masa de aire ártico, el denominado vórtice polar, con una sensación de frío aún más extrema. La exposición al temporal se extiende desde la frontera entre EE UU y Canadá hasta el golfo de México. El hecho de coincidir con el fin de semana navideño ha provocado cancelaciones y desvíos del tráfico aéreo; la noche del viernes, más de 5.500 vuelos habían sido cancelados, siendo los aeropuertos más afectados los de Seattle, Nueva York, Chicago y Detroit. El jueves se cancelaron 11.000 y a lo largo del viernes, más de 9.000, mientras las carreteras de medio país se cubren de nieve y hielo y el personal de protección civil no da abasto para repartir mantas a los automovilistas bloqueados. La amenaza de las heladas ha alcanzado también a las carreteras de Nueva York, por las temperaturas, de casi 15 grados bajo cero, que se registraron durante la madrugada. En la Gran Manzana destaca la acusada diferencia —casi 30 grados centígrados— entre la temperatura máxima y la mínima previstas para viernes y sábado.
El presidente, Joe Biden, advirtió este jueves a los estadounidenses de que se tomen la tormenta “de forma extremadamente seria” y que sigan las recomendaciones de las autoridades. “Esta es realmente una alerta meteorológica muy grave. Y va desde Oklahoma hasta Wyoming, y de Wyoming a Maine. Y hay consecuencias reales, por lo que animo a todo el mundo a seguir las advertencias de las autoridades locales”, declaró Biden a los periodistas en la Casa Blanca. “Esto no es como las nevadas que veíamos cuando éramos pequeños, es algo muy serio”.
El país ha registrado mínimas de -48º centígrados en lugares como las Montañas Rocosas del norte, según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés). La agencia ha descrito la tormenta como “única en una generación” y ha pronosticado una “gran tormenta anómala” que durará todo el fin de semana de Navidad, con nieve, fuertes vientos y bajas temperaturas anormalmente “peligrosas”.
El NWS calificó de histórica “la peligrosa masa de aire frío sin precedentes” por un frente del Ártico que recorrió durante la noche de este viernes la franja noroccidental de Estados Unidos, lo que se conoce como vórtice polar: una gran masa de aire frío en rotación que suele rodear el Ártico, pero que de vez en cuando se desplaza hacia el sur del polo. También Canadá, acostumbrada a la nieve y las bajas temperaturas de la estación, afronta un frío extremo que está azotando las provincias occidentales y que se extenderá por el este del país en las próximas horas.
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El fenómeno meteorológico se extiende desde Nevada, parte de Utah, California, Idaho, Oregón y Wyoming, hasta el norte del Medio Oeste, los grandes lagos y los Apalaches centrales y septentrionales. La nula visibilidad, el hielo y las ventiscas han provocado al menos siete muertos en accidentes de carretera en Kentucky, Kansas y Oklahoma, mientras comunidades ribereñas del centro y el este del país han sido desalojadas por las inundaciones. En algunos condados del norte del Estado de Nueva York se ha prohibido la circulación rodada. “La gente debería quedarse en casa, no aventurarse en las carreteras”, aconsejó el gobernador de Kentucky, Andy Beshear, en declaraciones a la CNN.
En El Paso (Texas) se habilitaron albergues para que los migrantes llegados desde México pudieran refugiarse de las gélidas temperaturas, que llegaron casi a los -10º durante la medianoche del viernes. El miedo a sufrir una hipotermia, sin embargo, era menor que el temor a las autoridades migratorias y por eso muchos rechazaron el ingreso en un centro y optaron por dormir al raso “envueltos en mantas”, explicó a la agencia France Presse una voluntaria.
Miles de vuelos cancelados
Casi 20.000 vuelos nacionales que estaban programados para el jueves y la mañana del viernes fueron cancelados, según el portal Flight Aware, mientras otros 18.000 sufrían importantes retrasos. Brandon Mattis, de 24 años, buscaba el jueves rutas alternativas para llegar a Atlanta desde Nueva York, al ver cancelado su vuelo desde el aeropuerto de LaGuardia. La única opción es un trayecto en autobús de 21 horas, expuesto además a las mismas condiciones adversas en carretera que provocaron la cancelación de su vuelo. “Cualquier cosa que pueda hacer para llegar, la haré”, dijo a la agencia Reuters. La intensa lluvia y ráfagas de viento obligaron al aeródromo neoyorquino, situado al lado mismo de una pequeña bahía, a suspender totalmente su actividad a mediodía del viernes.
La Asociación Automovilística Estadounidense había estimado que 112 millones de personas planean viajar a 80 kilómetros o más de sus casas entre este viernes y el 2 de enero. Esos números representan tres millones y medio de viajeros más que en las mismas fechas de 2021, aun bajo el impacto de la covid-19. Pero este número disminuirá debido a las complicaciones que se prevén en el fin de semana, uno de los que mayor movimiento registran al año. Las condiciones en las ciudades no son más halagüeñas, con heladas generalizadas durante la madrugada.
El frío extremo también representa un peligro particular para los animales en regiones ganaderas del país. La corporación multinacional, Tyson Foods Inc., líder en producir y vender carne en el país, declaró que había reducido sus operaciones para proteger a los empleados y a los animales. La tormenta ha obligado al menos a seis refinerías, entre ellas las más importantes del país, a frenar su producción de gasolina, gasóleo y otros derivados, según Oil Price Information Service.
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