El terremoto que el pasado lunes sacudió a Turquía y Siria ha convertido ya en inhabitables grandes superficies de ciudades turcas. “Llevo un autobús vacío a Elbistan, llevaré a las familias que lo quieran hasta Ankara o Eskisehir de manera gratuita. Por favor, reenviad este mensaje”. Y el mensaje de Davut Çankaya, una de las personas que trata de prestar ayuda a las decenas de miles de evacuados que no pueden regresar a sus hogares tras el temblor de la tierra, se extiende con la rapidez del fuego a través de un reguero de pólvora, por grupos de WhatsApp y otras redes sociales. En una hora, las plazas están completas, y a las 14:00 hora local (mediodía en la España peninsular) se disponía a partir desde una de las zonas más castigadas del terremoto hacia regiones más seguras.
Movido por la desgracia de quienes lo han perdido todo en el terremoto, este vecino de Eskisehir (noroeste de Turquía) decidió pedir prestados unos autobuses y acudir al rescate de la gente. “Este es mi segundo viaje, ayer [jueves] traje cuatro autobuses, pero vi que había mucha necesidad y volví. Esta vez solo con un autobús, porque yo pago la gasolina y no me llegaba para más”, explica Çankaya al teléfono.
Como él, numerosos ciudadanos anónimos y equipos que han llevado ayuda y regresan vacíos de la zona afectada por el terremoto ―superior en extensión a Andalucía― se ofrecen a llevar a las familias que desean ser evacuadas. Estos esfuerzos individuales se unen a los del Estado. AFAD, la agencia de emergencias del Gobierno, ha establecido puntos de gestión de las evacuaciones donde se les informa sobre dónde serán alojados y en qué provincias. A los de cada localidad afectada se les ha asignado una provincia de acogida, fundamentalmente en la costa del mar Egeo y en la del Mediterráneo. Posteriormente, se les traslada en avión, tren o por carretera. De esta manera, hasta la noche del jueves habían sido evacuadas 30.360 personas. Por su parte, la aerolínea privada Pegasus informó el viernes de que ha ayudado a la evacuación de 30.771 damnificados por el terremoto en 169 vuelos establecidos para este fin: “Con el objetivo de evacuar a los ciudadanos de las zonas del terremoto, todos los vuelos extra hasta el 19 de febrero serán gratuitos. Continuaremos haciendo lo que esté en nuestras manos para acelerar las evacuaciones”.
En la Costa Turquesa, numerosos hoteles han abierto sus puertas, antes y después de la petición del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de convertir esta región —la más turística de Turquía― en un lugar de acogida para los damnificados. “La gente está en una situación muy difícil, no tienen casa, no tienen donde cobijarse y, de hecho, nuestras instalaciones estaban cerradas por la temporada invernal, así que decidimos abrir el hotel a la gente”, cuenta Ilker Turgut, propietario del hotel Esvida, de la localidad de Kemer. Las 120 camas de que dispone están ya ocupadas por víctimas del terremoto, a los que se ofrece alojamiento y comida sin coste alguno. El propio Erdogan ha admitido este viernes retrasos en el suministro de ayuda. La respuesta “no ha sido tan rápida como el Gobierno habría querido”, ha señalado.
La solidaridad del país a la hora de acoger a las víctimas es fundamental dada la devastación ocasionada por el seísmo. El Gobierno turco calcula que hay 13,5 millones de afectados y ha pedido a las personas que no vuelvan a sus hogares, aunque se mantengan en pie si hay la más mínima sospecha de que están dañados, puesto que las réplicas ―de las que se han registrado más de 4.000 de diversa magnitud― podrían terminar de derribarlos. Aunque ya se han establecido 138.000 tiendas de campaña en la zona, alojar a todos en los campamentos resulta imposible.
Inspecciones
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El ministro de Urbanismo, Murat Kurum, elevó este viernes a 12.141 el número de edificios que se han venido abajo por el terremoto. Sin embargo, la cifra continuará aumentando a medida que las inspecciones continúen. Por ejemplo, el Departamento de Ingeniería de Terremotos de la Universidad del Bósforo ha hecho una estimación sobre la destrucción sufrida por la ciudad de Kahramanmaras, capital de la provincia donde se registró el epicentro de los dos terremotos de magnitud 7,8 y 7,5. Su estudio considera que, en esta localidad de 670.000 habitantes, 2.192 edificios han sido completamente destruidos y que en torno al 40% de sus 50.000 edificios son inhabitables. La alcaldesa metropolitana de Gaziantep, Fatma Sahin, también ha reconocido que “la mitad de Islahiye”, otra localidad cercana al epicentro del primer terremoto y de 67.000 habitantes, “ha desaparecido”.
El ministro Kurum ha asegurado que, cuando se terminen los trabajos de rescate y de retirada de escombros, se iniciará “la mayor movilización de la historia de la República” para reconstruir las viviendas de la zona devastada. Erdogan ha prometido culminar la reconstrucción en el plazo de un año y, este viernes, anunció que, durante ese plazo, el Estado cubrirá el precio de los alquileres que tengan que pagar los damnificados. “Estamos preparando un programa para que el país, empezando por la zona del terremoto, pueda volver a levantarse en pie”, dijo Erdogan.
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