El Tribunal Electoral ha dictaminado este jueves que Samuel García, el flamante ganador de la gubernatura de Nuevo León, ha ejercido violencia política en la campaña electoral contra su adversaria de Morena, Clara Luz Flores, por lo que le obliga a pasar un curso sobre violencia de género, a pedir disculpas públicas y retirar de las redes los videos denunciados, titulados “No soy como ellos” y “La vieja política”. El tribunal avisa a García, de Movimiento Ciudadano, que de repetirse esta actitud podría quedar incluido en el listado de políticos sancionados por violencia política. Esta nueva figura está incluida desde abril en la ley mexicana que protege a las mujeres de toda clase de machismo y se han modificado otros textos legales, como la Ley General de Partidos Políticos y la de Procedimientos Electorales, entre otras.
En uno de los videos mencionados, el candidato equipara a Clara Luz Flores con su esposo Abel Guerra, la clásica actitud en la que se denigran los méritos propios de las mujeres. La inclusión de la violencia política en las normas legales busca proteger a las mujeres que ejercen la política de los ataques de otros adversarios por razón de su sexo. En numerosas ocasiones a las políticas se las ningunea insinuando que detrás de ellas hay hilos que las mueven o se las trata con desprecios machistas de toda clase. La senadora morenista Antares Vázquez Alatorre también denunció al dirigente del PAN en Guanajuato porque, según ella misma explicó a este periódico, él insinuó que era una mandada. “A mí no me manda nadie”, aclaró. Pero lamentó que los jueces no están todavía preparados para interpretar estas normas, puesto que no cuentan con perspectiva de género. Tuvo que llegar a las instancias superiores, donde se reconoció, ha contado, que el gesto del candidato era un ejemplo de machismo.
El comediante Marco Polo también fue denunciado por Clara Luz Flores por razones similares y este se disculpó con ella. A diario, en el devenir político y sobre todo en una campaña electoral, se dejan ver muchos casos similares, pero aún escasea la conciencia social sobre ellos, para condenarlos públicamente e incluso para denunciarlos.
Por parte de la candidata de Morena no habrá comentarios al respecto. Su equipo de campaña dijo que acababan de saber de la resolución y que Clara Luz Flores tenía compromisos familiares este jueves.
Los gestos machistas de García le han traído algún tropiezo en esta campaña. Sonado fue el video en el que le afeaba a su esposa, Mariana Rodríguez, que estaba “enseñando mucha pierna” cuando se mostraban sus rodillas. “Me casé contigo pa mí, no pa que andes enseñando”, le dice en la grabación. Y ella le pide perdón. La “broma machista”, como la calificó el candidato, le ocasionó múltiples reproches en las redes y acabó por disculparse. En un tuit publicó: “Las bromas machistas son una mala costumbre que tenemos los hombres y que nos tenemos que quitar. Ya me disculpé con Mariana y agradezco que me señalen este tipo de actitudes. No son correctas y tienen que parar”. Pero hay quien las utiliza porque considera que eso le trae réditos o fama mientras se extiende la polémica, como le contestaron otros tuiteros.
El candidato aprovechó para disculparse con todas las mujeres molestas con él. “Mil actos de amor se derrumban con una frase estúpida”, dijo en un video en el que aparece con gesto serio y silencios dramáticos. Se declaró feminista, enarboló su supuesta trayectoria a favor de la igualdad y la paridad y se comprometió a modificar esas actitudes. “Es un comportamiento retrógrado, son telarañas que vengo cargando, nadie me enseñó a ser feminista, pero me comprometo a reeducarme, a reconvertirme, aun la broma es machismo”. A las mujeres de su partido también les pidió disculpas y les pidió que le ayuden, que le inviten a los talleres que hacen. “Porque quiero aprender, ya me cansé de este tipo de fallos de una cultura patriarcal, machista, que no sé cómo agarré pero estoy convencido de que quiero ya sacar. No soy machista ni intolerante, al contrario. El gran pecado de este país es el machismo, porque hace de menos al 50% de la población, es un cáncer peor que la corrupción. Verán en mí otro vocabulario, otra actitud”.
Este es el momento en que el Tribunal Electoral le da la oportunidad de demostrar su disposición a quitarse esas “telarañas” y tomar un curso sobre violencia de género. En esta ocasión no se trata de su mujer, sino de una adversaria política contra la que ha actuado de forma parecida.
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