La última maniobra estrambótica del dueño de Twitter, el multimillonario estadounidense Elon Musk, ha sido sustituir el famoso logo del pájaro azul de la red social por un dibujo de un perro. Pero no de un perro cualquiera: se trata del logo de la dogecoin, una criptomoneda que nació como una broma en 2013, pero cuyo valor ha llegado a superar los 40.000 millones de dólares (más de 36.000 millones de euros). Después del cambio, que se produjo poco antes de las 21.00 de este lunes en España, el valor de esta divisa virtual se ha disparado más de un 20%.
Tras el cambio, que se añade a la lista de excentricidades mostradas por Musk desde que tomase control de Twitter —en febrero cambió el algoritmo de la red para que las publicaciones de su cuenta personal se vieran más—, el fundador de Tesla publicó en su perfil de Twitter una captura de pantalla de una conversación con otro usuario de la red social el año pasado, en la que este le invitaba a comprar Twitter y cambiar el logo por la imagen del perro. “Como prometido”, acompañaba el texto de la imagen, confirmando así que el cambio no se debía a un hackeo.
La reacción de los mercados a este inusual cambio refleja bien la volatilidad del mundo cripto: la divisa digital pasó de cotizar a siete céntimos de dólar sobre las 18.00 de este lunes a dispararse más de un 30%, hasta los 10 céntimos (0,09 euros) a las 21.00. El impulso se ha mantenido este martes, y a media mañana la criptomoneda avanzaba más de un 27%. Con este avance, la criptomoneda ha visto como su valor se ha disparado más de un 35% en los últimos siete días.
Sin embargo, la agresiva subida de la cotización de la moneda comenzó horas antes del cambio de logo, con movimientos de decenas de millones de dólares por parte de grandes carteras (buena parte de esta divisa digital está controlada por grandes tenedores. Este inusual flujo ha elevado las sospechas de que detrás de este fenómeno haya un movimiento especulativo que va más allá de una reacción del mercado a un cambio de logo en la red social.
Uso de Twitter
No es la primera vez que Musk agita los mercados con algún movimiento en redes sociales. A principios de 2021, provocó que la dogecoin se disparara después de un tuit: “Una palabra: Doge”. Por este tipo de maniobras, el multimillonario fue demandado en junio del año pasado por los inversores de dogecoin. En la demanda le solicitan 258.000 millones de dólares (unos 236.000 millones de euros) por haber creado un esquema piramidal para disparar el precio de la divisa. Musk solicitó el viernes pasado que la acusación fuese desestimada, según Reuters.
El dogecoin, creado por los ingenieros de software Billy Markus y Jackson Palmer, se basa en el meme Doge, que se hizo popular a finales de 2013 y que representa a un perro Shiba Inu. Con la única pretensión de ser una alternativa divertida al bitcoin, la criptodivisa ganó rápidamente adeptos, y su valor total llegó a los 48.000 millones de dólares en abril de 2021, después de dispararse un 180%. En mayo de ese año, la cotización de la moneda alcanzó un pico de 0,60 dólares. Ahora, su capitalización total es de unos 13.600 millones dólares, más de 12.400 millones de euros.
Las criptomonedas, que parecían condenadas tras un año plagado de quiebras y desplomes —que se llevaron por delante a TerraLuna, Three Arrows Capital, Celsius, Voyager o FTX, entre otros actores relevantes del sector— han sufrido un impulso en las últimas semanas. El temor generado por los recientes terremotos financieros provocados por la quiebra del Silicon Valley Bank y el rescate del Credit Suisse ha devuelto a las divisas digitales la atención de los inversores: el bitcoin se ha revalorizado alrededor de un 70% en lo que va de año ante la idea de que los tipos suban más despacio, y es el activo más rentable en lo que va de 2023.
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