El Gobierno español “rechaza tajantemente” las declaraciones del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, contra el Rey, empresas españolas instaladas en su país y “sectores políticos de España”. En un comunicado difundido este viernes por la noche, el Ministerio de Asuntos Exteriores rechaza las palabras de López Obrador y subaraya que “resultan incomprensibles” tras la reunión celebrada el el jueves en México por la Comisión Binacional, en la que participaron ministros de ambos gobierno y se firmaron varios acuerdos. “España favorecerá siempre el estrechamiento de los lazos fraternos humanos, culturales, económicos y educativos entre nuestros dos países hermanos”, concluye el breve comunicado.
En su rueda de prensa de este viernes, el presidente mexicano ha arrmetido contra el rey Felipe VI, el Gobierno de Pedro Sánchez y el “saqueo” que supuestamente realizan las empresas españolas. Las relaciones bilaterales, ha asegurado, “continúan en pausa porque no ha habido de parte de ellos [los españoles] una actitud de respeto”.
López Obrador se ha quejado de que el Rey no respondiera a las cartas en las que pidió que España se disculpara por los abusos cometidos durante la conquista de México y lo ha acusado de “prepotencia”. “Ni siquiera tuvo la atención de contestarme”, ha lamentado. En contraposición, ha subrayado que el Papa Francisco respondió a todas las misivas que le envió en 2019, aunque “no necesariamente coincidimos, ahora coincidimos más”. En cambio, las autoridades españolas “salen con que tenemos que agradecerles que voneron a civilizarnos”, ha apostillado.
Para la “pausa” en las relaciones bilaterales, el presidente mexicano ha pedido a España “autocrítica” sobre los “abusos” cometidos en el pasado colonial y que lascompañías “no vengan a promover la corrupción”. “No se le impide a ninguna empresa española que venga a hacer negocios lícitos a México, lo que no queremos es que nos vean como tierra de conquista”, ha zanjado.
Las declaraciones de López Obrador se han producido un día después de que el ministro de Exteriores de España, José Manuel Albares, encabezara una visita oficial a México y anunciara junto a su homólogo mexicano, Marcelo Ebrard, un relanzamiento de las relaciones bilaterales. “Es imposible pausar las relaciones de España y México porque es imposible pausar las relaciones entre dos hermanos”, aseguró Albares. El jueves, ambos gobiernos presumieron que sus lazos gozan de “una salud excelente” y anunciaron que la Comisión Binacional, con participación de varios ministros de los dos gobiernos, que no se reunía desde hacía siete años, volvería a hacerlo en Madrid en 2024.
Tras las críticas a la Monarquía, López Obrador ha criticado también al presidente Pedro Sánchez, sin citarlo. “Le tenemos mucho afecto y reconocimiento al pueblo español, esto es distinto”, ha señalado. “Es mucho pueblo para tan poco Gobierno”, ha agregado. Pese a cargar contra el Gobierno español, el presidente mexicano ha salvado de sus críticas a los dos partidos que lo integran, PSOE y Podemos. “Los movimientos democráticos de España progresistas son gentes excepcionales, muy inteligentes, muy solidarios”, ha dicho. “Hay un pensamiento nuevo en España que tiene que ver con Podemos, que tiene que ver incluso con el PSOE y partidos regionales”, ha agregado.
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López Obrador ha hecho estas declaraciones en respuesta a un pregunta sobre los permisos de residencia que ha otorgado España a los expresidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, sus últimos dos predecesores en el poder, y la nacionalidad a Carlos Salinas de Gortari, que gobernó México de 1988 a 1994. “España puede darle visa a cualquier ciudadano”, ha reconocido. No obstante, ha insinuado que la concesión de los visados fue en pago por los “privilegios” que recibieron varias empresas españolas durante sus mandatos. “Hicieron su agosto”, ha asegurado sobre compañías como Repsol, Iberdrola y OHL.
Cuestionado por EL PAÍS sobre los visados a Calderón y Peña Nieto, Albares dijo en una rueda de prensa en la Cancillería mexicana que la decisión de España fue puramente administrativa y que no fue política ni “discrecional”. “Han hecho una solicitud de residencia como hacen miles de personas todos los años”, ha afirmado. “Las autoridades ni prejuzgan ni dejan de prejuzgar una situación”, ha agregado el diplomático. El caso más polémico en México es el de Peña Nieto. En agosto, la Fiscalía General de la República anunció tres investigaciones abiertas contra el expresidente por lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y transferencias irregulares en el extranjero. El político se ha instalado en Madrid desde que dejó el poder en diciembre de 2018 y obtuvo dos años más tarde un permiso permanente a través de un “visado dorado” tras hacer inversiones en propiedades de lujo en territorio español.
Calderón obtuvo la residencia en España gracias al apoyo de la fundación del expresidente José María Aznar, que le ha apadrinado con un contrato como profesor. “Es normal”, ha ironizado López Obrado, quien acusa a Aznar e impulsar “reformas estructurales” o neoliberales en América Latina. Aznar ridiculizó en septiembre del año pasado la petición de disculpas del Gobierno mexicano sobre la conquista. “Pero usted, ¿cómo se llama?”, espetó entonces el exlíder del Partido Popular. “Andrés por parte de los aztecas, Manuel por parte de los mayas, López es una mezcla de aztecas y mayas… Y Obrador, de Santander”, dijo.
El tono de las declaraciones del presidente de México choca con el ambiente conciliador que prevalecía el jueves. En febrero pasado, López Obrador hizo la primera referencia a una “pausa” en las relaciones bilaterales por motivos similares. A partir de ese momento, Ebrard y Albares trabajaron en conjunto para zanjar cualquier malentendido. El ministro español, incluso, viajó a México en marzo y aseguró que las relaciones se iban a “acelerar”, en clara respuesta a las declaraciones del mandatario latinoamericano. La reunión de esta semana implicó también labores diplomáticas que tomaron meses.
“Ha sido un gran éxito”, dijo Ebrard, tras la decimotercera edición de la Comisión Binacional México – España, el jueves. El titular de Exteriores habló, incluso, de que López Obrador había dado su visto bueno a iniciar una nueva etapa diplomática y que había “autorizado” que se celebrara el encuentro: “Le dio mucho gusto que se llevara a cabo”. En un cambio súbito, cuando todas las diferencias parecían resueltas, el presidente ha vuelto a encender una nueva polémica con España.
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