Perdidos para siempre, al menos aparentemente. Estados Unidos ha comunicado que abandona la búsqueda de los objetos volantes derribados la semana pasada por sus aviones de combate, uno sobre las aguas árticas del norte de Alaska y otro sobre el lago Hurón, que se cree se hundió en las profundidades del mismo. Canadá sigue buscando un tercer objeto, derribado en la remota región canadiense del Yukón, pero la posibilidad de aclarar para siempre el misterio de los objetos volantes no identificados derribados la semana pasada se diluye.
Disparar un misil de corto alcance y alta potencia a miles de metros de altitud sobre un objetivo del tamaño de un pequeño coche que sobrevuela aguas congeladas y pretender aclarar lo que era al recuperar los restos sonaba un poco optimista. La Casa Blanca empezó a insinuar en los últimos días que quizá nunca aparecerían.
Este viernes, cuando se cumplía una semana del derribo del primer objeto, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, admitía en una rueda de prensa en la Casa Blanca: “Va a ser muy difícil encontrarlos, y mucho menos, una vez que encuentre los restos, ser capaz de hacer los análisis forenses para identificarlos. Así que no puedo prometer que sabremos definitivamente de una manera u otra [lo que eran]”.
El Gobierno de Estados Unidos ha ido apuntando que probablemente se trataba de objetos “benignos” a alta altitud, restos de globos u objetos similares que vagaban a merced del viento y que inicialmente tuvieron un fin recreativo, comercial o científico. Una especie de desechos aéreos sin mayor importancia, aunque hayan provocado una respuesta de la aviación de combate sobre suelo norteamericano sin precedentes, lo que seguirá alimentando las especulaciones. Sí se ha completado con bastante éxito el trabajo de recuperación de los restos del globo chino.
Los radares estadounidenses estaban preparados para buscar por defecto amenazas en el espacio aéreo de movimiento rápido, a menor altitud, como misiles balísticos o de crucero o aviones de combate o bombarderos. A raíz de la aparición del globo chino detectado por primera vez en Alaska y que luego cruzó el país desde Montana hasta Carolina del Sur, antes de ser abatido sobre el Atlántico, los parámetros de los radares se revisaron y empezaron a aparecer objetos que se movían lentamente a una gran altura, provocando una alarma que en retrospectiva parecía estar bastante injustificada.
El episodio de los objetos volantes dará lugar a propuestas de nueva regulación. El presidente de estados Unidos, Joe Biden, dijo este jueves que quiere establecer un mejor inventario de objetos aéreos no tripulados sobre el espacio aéreo del país, que esté actualizado.
Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete
En segundo lugar, Estados Unidos aplicará nuevas medidas para mejorar su capacidad de detección de objetos en su espacio aéreo. Se ajustarán los parámetros de los radares de forma que su trabajo tenga sentido. Kirby señaló este viernes en su rueda de prensa en la Casa Blanca que se informará de forma confidencial al Congreso sobre esos ajustes, pero que de alguna forma ya se está trabajando con ellos: “Ya estamos, en muchos sentidos, utilizando algunos de esos parámetros solo de manera informal en el modo en que estamos mirando al cielo. De nuevo, no hay rastros [de nuevos objetos] activos en este momento”, señaló, para añadir: “Transmitiremos estos parámetros en los próximos días. No será muy largo”.
Biden también quiere revisar las normas y reglamentos para el lanzamiento y mantenimiento de objetos no tripulados en sus cielos, aunque ese proceso será más lento, especialmente si conlleva cambios legislativos.
Además, según dijo el jueves, el presidente de Estados Unidos va a encargar a su sercretario de Estado, Antony Blinken, que promueva internacionalmente unas normas comunes globales sobre ese espacio en gran parte no regulado, que se sitúa entre lo que es claramente espacio aéreo de un país y lo que es el espacio. Hay una zona gris donde no hay una regulación internacional clara y que puede dar lugar a choques y conflictos entre las grandes potencias.
“Estos pasos conducirán a cielos más seguros y protegidos para nuestros viajeros aéreos, nuestros militares, nuestros científicos y también para las personas en tierra”, dijo el jueves Biden, tras insistir en que no quiere una nueva Guerra Fría y que aspira a la competencia con China, pero no al conflicto.
Este viernes le han preguntado a Kirby sobre cuándo podría producirse la llamada entre Biden y el presidente chino, Xi Jinping, pero no ha habido concreciones al respecto. “Hay una línea de comunicación abierta. Y no niego que no siga habiendo tensiones, sobre todo a raíz del globo espía. No creemos que sea el momento apropiado para que el secretario Blinken viaje a Pekín”, ha dicho, dejando claro que la llamada aún no está programada: “Ya han oído al presidente, que querrá tener otra conversación con el Presidente Xi, como cabría esperar. Pero… pero no tenemos nada en la agenda ahora mismo. Y tendremos que hacerlo en el momento en que el presidente crea que es apropiado” ha dicho.
Kirby ha subrayado la importancia de que las líneas de comunicación diplomáticas permanezcan abiertas, aunque ha lamentado que no lo estén las líneas militares entre los responsables de los ejércitos de ambos países, aunque ese distanciamiento no se ha producido con el globo chino sino a raíz de la visita a Taiwán de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.