F1: Checo Pérez va a su aire en el GP de Azerbaiyán | Fórmula 1 | Deportes

La primera carrera al sprint de la temporada validó el replanteamiento hecho por Liberty Media, el promotor del Mundial de Fórmula 1, que ha partido el fin de semana en dos bloques claramente diferenciados: el sábado es la carrera al sprint; el domingo, la tradicional. El laberinto de Bakú es uno de los escenarios más espectaculares del calendario, y probablemente por eso se convierte habitualmente en una trampa para los corredores. Ha ocurrido en las ediciones previas de la prueba disputadas en Azerbaiyán, con neutralizaciones y la aparición de múltiples coches de seguridad, y la historia se repitió este sábado. La pole position que por la mañana se llevó Charles Leclerc le colocó en la mejor coyuntura para servir a Ferrari la primera victoria del curso. Un triunfo parcial en lo que a puntos se refiere pero un impulso revitalizante para un equipo medio grogui, metido en una permanente dinámica de cambios que no se sabe muy bien dónde le llevará. Ni con esas pudo la Scuderia contener al Red Bull de Checo Pérez, que cruzó el primero bajo la bandera de cuadros después de quitarse de en medio al monegasco, antes del ecuador (vuelta 7 de 17) y gracias al potentísimo efecto del alerón trasero móvil (DRS). Leclerc terminó el segundo y Max Verstappen el tercero, mientras que Carlos Sainz lo hizo el quinto, justo por delante de Fernando Alonso, sexto.

Los casi cuatro segundos y medio que Pérez le endosó a Leclerc en solo 17 vueltas dan buena medida del músculo que esconde el monoplaza energético, una sensación que se intuyó en Bahréin, sede del arranque del campeonato, y que se fue acentuando con el paso de los grandes premios. En la cuarta de las 23 que deben celebrarse, no es una chifladura pensar que Red Bull pueda salir a hombros un domingo tras otro y así hasta finales de noviembre. Más aún si tenemos en cuenta el estado de gracia en el que se ha instalado el mexicano, el escudero más cualificado que nunca ha tenido Verstappen, más exigido de lo que nunca antes lo había estado por un vecino de taller. El actual campeón sabe que no puede despistarse porque el mexicano le tiene ganas. Las mismas que le llevaron a engancharse con George Russell, después de que el británico de Mercedes no le dejara espacio suficiente en la primera vuelta, en una maniobra que terminó con el lateral del coche de ‘Mad Max’ medio abierto.

Nada más bajarse del coche y con la adrenalina disparada, Verstappen fue a buscar a su oponente para pedirle explicaciones, por más que no quedó demasiado conforme por el razonamiento recibido, basado en la falta de agarre. “Ninguno tenemos tracción. ¡Gilipollas!”, le soltó a Russell, que se alejó con el caso todavía puesto y sin darle réplica. “Cuando vino hacia mí pensé que me iba a felicitar por la batalla. Por eso me sorprendió lo enfadado que estaba”, declaró el piloto de Mercedes, que finalmente terminó el cuarto, justo detrás del chico de Hasselt. “Desde que tenemos ocho años, desde que corremos en karts, sabemos que quien tiene el interior del ápice de la curva tiene la preferencia; es su curva. Quien traza por el exterior está tomando un gran riesgo”, consideró el muchacho de Norfolk. “Me llamó mucho la atención que fuera por allí en una primera vuelta, en un circuito urbano”, añadió.

Tras casi un mes de parón, la expectación por calibrar hasta qué punto habían mejorado unos monoplazas y otros era enorme. El aperitivo previo a la carrera del domingo (13.00, Dazn) deja claro que quien mejor ha trabajado ha vuelto a ser Red Bull. El mágico trazo de Adrian Newey y su tropa han retocado el RB19 y lo han afilado todavía más. De entre todo lo que se ve destaca la zona de los pontones laterales, con aperturas más grandes, una modificación que no solo mejora la refrigeración del bólido, sino que aumenta el flujo de aire dirigido a la parte trasera. Red Bull va a su aire con todo. Mientras la mayoría de sus rivales se presentaron en Azerbaiyán con una nueva ala trasera, de menor carga aerodinámica para sacar partido a la recta de más de dos kilómetros que preside la pista, la estructura de Milton Keynes (Gran Bretaña) apareció con la que venía usando. Eso, que en según qué coyuntura podría concebirse como algo negativo es justamente lo contrario en este caso, dado que reconfirma el margen a favor del monoplaza del constructor austríaco, ganador el sábado y que lo tiene todo para repetir el domingo.

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