Nada fluye en el grupo de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) que regula o, al menos, trata de regular el Mundial de Fórmula 1. Tras un domingo para olvidar en Austin, en el que los comisarios decidieron robarle el protagonismo a Fernando Alonso después de que el asturiano se lo hubiera ganado en la pista con una remontada casi épica dadas las circunstancias en las que la llevó a cabo, este jueves fue otro día de esos que ponen en relieve que algo debe cambiar en este organismo legislador. Horas después de haber ratificado el veredicto que anuló la séptima plaza lograda por Alonso en Austin, la FIA echó el freno de mano para finalmente darle la razón a Alpine, y restituir la posición en la que el ovetense cruzó la meta, con la consiguiente retribución de puntos (seis).
Aquel domingo, en el Circuito de las Américas, el bicampeón del mundo fue sancionado con una penalización de 30 segundos suplementarios que le recolocaron el 15º en la clasificación final, después de que Haas presentara una reclamación en la que argumentaba que el monoplaza del español no reunía las condiciones de “seguridad” necesarias para competir. La tesis de la escudería estadounidense partía de la colisión que protagonizaron Alonso y Lance Stroll, en la vuelta 22 de la prueba, y que provocó que el bólido de Alonso saliera proyectado al aire, antes de aterrizar violentamente. A pesar de poder continuar, el espejo retrovisor derecho del coche quedó colgando, hasta que terminó desprendiéndose unas vueltas más tarde.
Alpine recurrió inmediatamente al entender que Haas había interpuesto la reclamación fuera de plazo, por un margen de 24 minutos –el reglamento establece una ventana de media hora desde la finalización de la carrera–, y la FIA decidió citar a todas las partes para el jueves siguiente (ayer), en el ‘paddock’ del circuito Hermanos Rodríguez, en México. A la vista acudieron, por parte de Alpine, Otmar Szafnauer (director), Pat Fry (director técnico) y Alan Permane (director deportivo). Del lado de Haas lo hicieron Gunther Steiner (director), Peter Crolla (manager del equipo) y Ayao Komatsu (responsable de actividades de pista). Los árbitros de la FIA fueron Niels Wittich y Nikolas Tombazis. En un primer momento, la FIA desestimó la apelación de la estructura del grupo Renault, al considerar que el reglamento no daba opción a ello. En consecuencia, Alpine optó por otra vía y pidió la revisión del caso.
En ese nuevo escenario, la formación francesa expuso que, tras el percance con Stroll y hasta que cruzó la meta, Alonso no fue informado en ningún momento por parte de dirección de carrera de la necesidad de revisar el estado de su coche, una orden que los comisarios dan al mostrar una bandera negra con un topo naranja. De manera complementaria a ello, la delegación de Alpine también puso el acento en que no fue hasta horas después de que el Gran Premio de Estados Unidos terminara, que tuvo conocimiento de que Haas había interpuesto su reclamación 24 minutos fuera del plazo reglamentario. Los responsables del equipo Alonso se centraron en tratar de demostrar que Haas podía haber reaccionado perfectamente en el plazo establecido de 30 minutos, una estrategia que terminó dándoles la razón.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.