La Reserva Federal despide el año con una nueva subida de los tipos de interés, la octava de 2022. El banco central estadounidense ha anunciado este miércoles que eleva el tipo de los fondos federales 0,5 puntos, hasta el rango del 4,25%-4,5%, para combatir la inflación. Tras cuatro ascensos consecutivos de 0,75 puntos, Jerome Powell cree que es momento de frenar el ritmo e ir viendo cómo despliega sus efectos el endurecimiento de la política monetaria. Las últimas noticias, con una caída de la inflación hasta el 7,1%, son esperanzadoras. Aun así, los propios miembros del comité que fija la política monetaria prevén que los tipos superarán el 5% en 2023, subiendo medio punto más de lo pronosticado en septiembre.
El banco central apunta a que harán falta subidas de tipos adicionales. “El comité anticipa que los continuos incrementos del intervalo objetivo serán apropiados para alcanzar una orientación de la política monetaria lo suficientemente restrictiva como para que la inflación vuelva a situarse en el 2% con el paso del tiempo. Para determinar el ritmo de los futuros incrementos del intervalo objetivo, el comité tendrá en cuenta el endurecimiento acumulado de la política monetaria, los retardos con los que la política monetaria afecta a la actividad económica y a la inflación, y la evolución económica y financiera”, señala el comunicado sin dar muchas pistas, a la espera de la rueda de prensa de Powell.
El movimiento de este miércoles era ampliamente esperado. El presidente de la Reserva Federal ya argumentó por anticipado el pasado 30 de noviembre las razones para una subida algo menor: “Los efectos plenos de un endurecimiento rápido [de la política monetaria] hasta ahora aún no se han dejado sentir, por lo que tiene sentido moderar el ritmo de nuestras subidas de tipos a medida que nos acercamos al nivel de restricción que será suficiente para bajar la inflación”.
La cuestión ahora es hasta dónde llegarán las subidas de tipos y durante cuánto tiempo será necesario mantener una política monetaria restrictiva para controlar las subidas de precios. Las previsiones de los miembros de la Reserva Federal apuntan a que los tipos se situarán a finales del año próximo en el 5,125%, esto es, en el rango del 5%-5,25%, en 2023, para luego rebajar un punto los tipos en 2024 y otro, en 2025.
Aunque ese nivel es superior en medio punto al pronosticado en septiembre, eso supone entrar en una nueva fase de la política monetaria, con subidas de tipos menos agresivas. Faltan solo 0,75 puntos más de ascenso para llegar al nivel que ahora se dibuja como nuevo máximo, aunque esos pronósticos son meras estimaciones y no comprometen de antemano. Además, que los tipos se sitúen en el 5,125% a finales de 2023 no implica que antes no vayan a superar ese listón. Por último, la composición del comité de política monetaria cambia con el nuevo año, así que esas estimaciones pueden también variar.
Tras cuatro subidas consecutivas de 0,75 puntos, el movimiento de 0,50 puntos pueda parecer poca cosa, en realidad el comité de política monetaria de la Fed no había aprobado ninguna de esa cuantía desde mayo de 2000 hasta este año. El banco central se había acostumbrado a movimientos pequeños, de 0,25 puntos, aunque se repitiesen (en 2005 llegó a subir ocho veces los tipos ese cuarto de punto). Pero cuando Powell vio que se había equivocado con el diagnóstico de que las subidas de precios iban a ser transitorias y la inflación se disparó a los niveles más altos en cuatro décadas, decidió actuar agresivamente.
La Reserva Federal está tratando de lograr un aterrizaje suave de la economía. Quiere frenar la demanda lo suficiente para que las presiones inflacionistas se debiliten, pero no tanto como para provocar una recesión en toda regla. Aun así, puestos a elegir, Powell ha dejado claro que su prioridad es la estabilidad de precios y que está dispuesto a provocar la recesión si es necesario para lograrla.
Por ahora, la economía estadounidense está dando síntomas de resistencia, sobre todo en el mercado laboral. Estados Unidos encadena 23 meses consecutivos de creación de empleo y la tasa de paro está en el 3,7%, muy cerca del mínimo del último medio siglo. Sin embargo, a la vez, tanto en el mercado inmobiliario (muy sensible al precio del dinero) como en algunos otros sectores, se empiezan a ver algunos signos de debilitamiento económico.
La inflación sigue muy lejos del objetivo del 2% que tiene establecido el banco central, pero los últimos descensos de la tasa interanual permiten albergar alguna esperanza de que haya espacio para ese aterrizaje suave. Los miembros del comité de política monetaria de la Reserva Federal tienen cierta confianza en ese escenario. Prevén para 2024 un crecimiento muy discreto, del 0,5%, pero crecimiento. Esperan que el paro se sitúe en el 4,6% y que la inflación vaya bajando rápidamente, hasta el 3,1% en el índice que usa el banco central.
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