Guanajuato cuenta sus muertos por decenas. La violencia ha llegado para quedarse y los reportes de desapariciones, asesinatos y asaltos retuercen la región los últimos meses. Este sábado, una nueva masacre en un bar del municipio de Apaseo El Grande dejó un saldo de 10 asesinados después de la incursión a tiros de un grupo de sicarios. En total, 36 homicidios solo entre el viernes y el domingo a lo largo del Estado. Ocho mujeres han desaparecido desde el martes en Celaya. La policía trata de rastrear su paradero.
“Ahí está nuestra preocupación, Guanajuato”, ha reconocido el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en su conferencia diaria de prensa este lunes. De los 238 homicidios registrados en México el fin de semana, el 15% sucedieron en el Estado, lo que le otorga el siniestro récord de haber sido la entidad con más asesinatos de México entre el viernes 10 y el domingo 12. El mandatario ha vuelto a prometer que no habrá impunidad, una muletilla habitual en su discurso que no termina de verse respaldada por los hechos, en un país en el que menos del 1% de los crímenes son resueltos, de acuerdo con un análisis de la organización civil Impunidad Cero.
La masacre de Apaseo el Grande sucedió sobre las 11.20 de la noche del sábado en el bar El Estadio. Un grupo de hombres armados irrumpió disparando a discreción contra los clientes. Ocho personas, seis hombres y dos mujeres, cayeron muertos en el lugar. Dice la prensa local que al menos uno de los cuerpos quedó tendido en la calle, a un costado del establecimiento, mientras la policía llegaba y los vecinos acudían a socorrer a los cinco heridos. Otras dos personas fallecieron horas después, en el hospital. Una de ellas era un adolescente de 16 años llamado Jesús, de acuerdo con Reforma. La otra víctima, Mayra Marcela, tenía 23 años.
No hay detenidos. Tampoco se sabe por qué los sicarios cometieron la matanza. No hay apenas información sobre la investigación. La Fiscalía de Guanajuato ha declarado un escueto “las investigaciones se encuentran en curso para su esclarecimiento y en la medida que las investigaciones lo permitan se darán a conocer los avances”.
Mientras tanto, el Estado vive una crisis de mujeres desaparecidas, como ya le pasó antes a Nuevo León o Chihuahua. Desde el martes, se desconoce el paradero de seis mujeres mientras caminaban juntas por el extrarradio de Celaya, entre el Álamo Country Club, un lujoso club campestre con pistas de tenis y golf, y la población de San José de Guanajuato. Sus familiares han asegurado que todas se conocían y estaban juntas antes de que se perdiera su rastro. Ahora, la policía busca a Paulina Berenice Reséndiz (25 años), Mariana Gutiérrez (19), Yoselin Daniela Zamorano (20 años), Sandra Daniela Paredes (24) Rosa María Pérez (42) y Gabriela Barbosa (48).
El horror tiene muchas caras en México. Dos días después de la desaparición de las seis mujeres, Juana Cecilia Paredes acudió a la Fiscalía a denunciar la ausencia de una de ellas, su hermana Sandra Daniela. Después de eso, es ella misma la que también ha desaparecido, según Aristegui Noticias. Desaparecer tras denunciar una desaparición. El viernes, se perdió el rastro de la octava mujer en apenas cuatro días, Sandra Martínez Cruz, de 31 años. Salió de su casa y ya no regresó.
Guanajuato es lo que, en la jerga del narco, se considera una plaza disputada. El Cartel Santa Rosa de Lima y el Cartel Jalisco Nueva Generación libran una batalla por el control del territorio que está sembrando el Estado de cadáveres. El resultado es que la región lidera las listas de las organizaciones civiles que tratan de registrar las inabarcables estadísticas de violencia en México. Causa en Común, una de esas asociaciones, mantiene un registro de “atrocidades”: masacres, fosas clandestinas, mutilaciones, calcinamientos, torturas, asesinatos de niños y adolescentes, asesinatos de mujeres con crueldad extrema.
Guanajuato encabeza esa lista de masacres, con 65 casos, y es el tercer Estado del país con más víctimas de “atrocidades”, 763. En noviembre, el arresto de Juan Rodolfo Yépez, hermano del líder del Cartel Santa Rosa de Lima, condujo a una batalla entre los grupos criminales que se saldó con la matanza de nueve personas en el Bar Lexus, en Apaseo el Alto. Una semana después, un comando armado asesinó a cuatro taqueros. Las escenas de violencia son tan cotidianas que los vecinos han creado grupos en redes sociales para alertarse entre ellos de posibles peligros. El paisaje se ha llenado de coches y negocios calcinados, edificios tiroteados, asaltos.
Al menos 3.260 personas fueron asesinadas en 2022 en Guanajuato, el Estado con más homicidios del país. Según el estudio de Impunidad Cero, solo un 3,39% de los crímenes cometidos fueron resueltos y nueve de cada diez no fueron ni siquiera denunciados. El presidente ha achacado la violencia en la región al consumo de drogas: “¿Cómo es posible que un Estado industrializado, en el que hay empleos, tenga tantos homicidios? Tiene que ver con el consumo interno [de drogas]. No sé qué cosa sucedió en Guanajuato, estamos analizándolo, estamos analizando hasta el comportamiento de trabajadores en maquilas: si ganan lo justo, si las jornadas son de ocho horas. Tenemos información de que para resistir jornadas agobiantes de trabajo y por otros problemas ya tenemos consumo en las plantas”.
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