Desde hace 24 horas, Harrison Ford (Chicago, 80 años) no para de emocionarse en Cannes. “Es que veo la película [Indiana Jones y el dial del destino] y veo la vida pasar”, cuenta justo después de un almuerzo rápido con un grupo de periodistas acreditados en el festival de cine francés. Ayer recibió por sorpresa una Palma de Oro honorífica antes de la proyección (fuera de competición). Al acabar el pase, lloró. Y esta mañana, en la rueda de prensa, también se emocionó. En una suite del hotel Carlton, reconoce, como había ya hecho por la mañana en rueda de prensa, que siente algo “indescriptible”. No logra verbalizarlo: “Ni siquiera puedo explicarlo. Es extraordinario ver toda tu vida en un instante”.
Tiene sentido que un actor conocido por su sobriedad ante la prensa sienta ahora esa melancolía. Este viaje final lo inició con 38 años y en julio cumplirá 81 (en pantalla se asume que tiene 65 y en la secuencia inicial, gracias a un buen rejuvenecimiento digital, retorna a sus tiempos de gloria en la II Guerra Mundial). Y ahora lo defiende con amor, en un elegante traje gris, corbata azul marino, pañuelo a juego con lunares blancos y una mirada azul profunda. Ford bromea sobre su edad, y en ciertos momentos se mueve y habla con lentitud. Pero probablemente haya ganado en reflexión. Y aprovecha pequeños sorbos a un vaso con Coca-Cola Zero para construir sus respuestas.
¿Sufre dejando atrás a un personaje de este calibre? “Por favor, claro que estoy emocionado, por la suerte que he tenido en la vida. Pero no me duele esta despedida. Porque para mí no es un adiós a Indiana Jones, sino un buenas noches y nos vemos. Hemos completado el círculo”. Está claro que la anterior entrega, Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, no dejó buen sabor de boca.
No habrá más Indiana. Se mira y dice: “He sido bendecido con este cuerpo, cierto. Pero es evidente que hay que dejarlo. Necesito sentarme y descansar un poco”. Eso sí, solo deja Indiana Jones, pues confiesa que ama trabajar en la interpretación. Entonces, ¿por qué este impulso postrero? “Porque deseaba reflejar en él el paso del tiempo, que necesitara reinventarse, que tuviera una relación seria y no un mero flirteo como en entregas anteriores”. Con mucho respeto, eso sí: “Adoro este personaje, y lo que me ha aportado en la vida”.
No abandona el meollo de Indiana Jones y el dial del destino: el paso del tiempo. En pantalla, es agosto de 1969 e Indiana Jones se siente lejos de ese mundo que le rodea. Le faltan solo horas para jubilarse como profesor de arqueología del Hunter College, donde imparte de manera rutinaria sus clases desde hace una década. Sentado en un sofá, devastado en su soledad en un pequeño apartamento en Nueva York, solo la llegada de su ahijada Helena Shaw, que quiere hacerse con la Anticitera, y de un grupo de nazis, que también desean obtener la máquina, le hará volver a ponerse el sombrero fedora, la chaqueta de cuero y agarrar el látigo. El artefacto es una computadora supuestamente creada por Arquímedes que esconde una máquina capaz de mostrar fisuras en el tiempo y, por tanto, poder viajar a través de él, y recuperada por Indiana y el padre de la nueva aventurera al final de la II Guerra Mundial. Sobre ese leitmotiv, el tiempo, Ford lanza una divertida respuesta: “No pienso en el paso del tiempo, lo sufro”.
Ford, que no deja de gesticular e incluso se permite un par de pedorretas, tiene sentada a su lado a Phoebe Waller-Bridge. De ella dice que es “brutalmente divertida y talentosa”. Su personaje fue una de las razones por las que Ford admiró el guion, y por eso ahonda en su respuesta previa sobre relaciones: “Desde luego, la relación con su ahijada es un lazo emocional que me apetecía desarrollar. No es una atracción física, que podría ser [Waller-Bridge hace ojitos], sino algo con más profundidad. En entregas precedentes habíamos visto amistades parecidas, aunque no como esta”. Respira y remata: “Quería darle una vuelta y estoy feliz con el resultado”.
Como actor, asegura: “Nunca me he llevado a casa los personajes, por favor”. Y tampoco entra al trapo de las comparaciones entre las entregas precedentes y el cierre de las sagas: “No hago eso, soy un trabajador, no me pongo a realizar reflexiones filosóficas. Voy y ruedo”. Nunca fue un intérprete de vocación. “Nunca tuve una epifanía, no hubo un momento en que pensara: ‘Seré actor’. Perdonadme, pero es que ni veía mucho cine. Pero sí recuerdo cómo me impresionó y conmovió Matar un ruiseñor. Así entendí el poder de expresión del cine. De repente, en pantalla, descubrí un instrumento para entender la vida. Crecí en una familia poco religiosa y, por suerte, demócrata y, sin embargo, en aquel cine sentí algo espiritual”. Curiosamente, según el American Film Institute, Indiana Jones es el segundo héroe más grande de la historia del cine: solo le adelanta el abogado Atticus Finch, encarnado por Gregory Peck, en Matar un ruiseñor.
Más temas de los que no le gusta hablar: las películas que no fueron. Ford rehúsa hablar de proyectos que rechazara y luego se arrepintiera o que no le escogieran para ellos. “Va, si no cuajaron, sería por algo. Lo que sí quiero es hacer más comedia, y por suerte habrá segunda temporada de Terapia sin filtro [su serie en AppleTV]”.
Se acabó el viaje
El día de promoción de Indiana Jones en Cannes ha servido para corroborar que no habrá más películas con el aventurero: “En la secuencia inicial me rejuvenecieron digitalmente 35 años. Es fácil, porque he rodado tanto con Lucasfilm que me tienen perfectamente registrado. Pero no es más que un truco para el arranque. Es irreal. Y conozco mi edad, y no quiero volver a ese Harrison. Soy feliz con mi edad, porque podría estar muerto y aquí sigo, trabajando”.
Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm y coproductora de la película, había subrayado horas antes: “No haremos más [películas de la saga] ni usando el rejuvenecimiento digital”. Y según contaba James Mangold, director de la nueva entrega, minutos antes de entrar Ford en la suite del hotel Carlton, es imposible que haya más películas del aventurero: “Es mi opinión, cuidado, pero esto no es Star Wars. El nombre de Indiana Jones bautiza la saga. ¿Cómo va a haber un Indiana Jones sin Harrison Ford?”.
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