El Gobierno italiano ha declarado en el consejo de ministros celebrado este martes por la tarde el estado de emergencia en el país para afrontar la cuestión migratoria. Las consecuencias de la medida, sin precedentes en la política migratoria, aún no están claras porque el Ejecutivo no ha explicado su alcance. Pero es evidente que abre una brecha legal para derogar normas del ordenamiento vigente y tomar decisiones que hasta ahora, por distintos motivos, no podían ponerse sobre la mesa del Gobierno. Especialmente en relación con la expulsión de migrantes que se encuentren en situación irregular.
El estado de emergencia se ha declarado en Italia 128 veces en los últimos 20 años. Normalmente se utiliza para catástrofes como terremotos o inundaciones. Pero la última vez que se utilizó esta figura legal, que permite tomar decisiones de carácter excepcional sin consultar al Parlamento, fue durante la pandemia. La decisión ya fue entonces muy discutida a medida que avanzaban los meses y el Ejecutivo podía imponer iniciativas que en algunos casos fueron contestadas por parte de la ciudadanía. Ahora parece más complicado de justificar que el Ejecutivo de Giorgia Meloni, de corte ultraderechista, recurra a una figura de este tipo para afrontar un problema para que el que teóricamente tiene las herramientas necesarias.
El problema es que el Gobierno llegó al Palacio Chigi prometiendo afrontar con convicción y dureza el fenómeno migratorio. Los reproches a los anteriores Ejecutivos sobre cómo habían tratado la cuestión fueron uno de los principales caballos de batalla de la campaña electoral del pasado septiembre. Pero desde entonces, y pese a las promesas electorales, los flujos migratorios se han triplicado. En los últimos tres días han desembarcado en las costas italianas más de 3.000 personas, según los medios italianos. Las negociaciones con la Unión Europea, además, tampoco han dado el resultado esperado. Y la desastrosa gestión de catástrofes como el naufragio en las costas de Calabria el pasado febrero (con 91 víctimas) tampoco han ayudado al Gobierno de Meloni.
El Ejecutivo declara ahora el estado de emergencia sobre todo el territorio nacional, a propuesta del ministro para la Protección Civil y las Políticas del Mar, Nello Musumeci. En teoría, señala el promotor de la medida, se busca hacer frente al aumento de llegadas por mar a través de la ruta del Mediterráneo. El estado de emergencia contará con una primera partida de cinco millones de euros y durará seis meses. Un tiempo en el que el gobierno que puede dominar una situación que, en términos numéricos, ha dejado de controlar hace tiempo. Las llegadas a Italia, de hecho, fueron 28.285 desde el inicio de 2023, casi cuatro veces más que las 6.938 en el mismo periodo de 2022. La mayor parte de las llegadas se han producido en el mes de marzo (13.216), y a los 3.002 migrantes llegados en los últimos tres días, cabe sumar el récord de 1.389 el pasado viernes. Datos que permiten pensar, opina el gobierno de Meloni, en una tendencia disparada para las próximas semanas.
El estado de emergencia, ha señalado el Ejecutivo, permitirá realizar procesos y acciones más veloces y ofrecer a los migrantes soluciones de acogida en tiempos breves con los estándares exigidos. Además, filtra el Ejecutivo, se implicará a Protección Civil y a la Cruz Roja italiana. Por el lado restrictivo, también se podrán reforzar las estructuras y los sistemas para expulsar a migrantes que no tengan derecho a asilo, potenciando la identificación y el retorno rápido. La mayor parte de los migrantes que piden asilo proceden Costa de Marfil
La medida, explicó Musumeci, “permite derogar algunas normas del ordenamiento vigente” y “será nacional” porque hay que “ayudar a las regiones donde existe el riesgo de que el sistema colapse si continúa este ritmo de llegadas”. La medida es una clara llamada de atención a Bruselas para que llegue a acuerdos con los países miembro para tomar tomar decisiones conjuntas en esta materia. De hecho, Musumeci inistió en que lo importante es que “Europa se dé cuenta de que no hay mucho tiempo”.
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