Jader Adnan, un conocido preso de la Yihad Islámica cuya imagen se podía ver en carteles y murales de los territorios palestinos, ha fallecido este martes tras 86 días en huelga de hambre en una cárcel israelí. Su muerte abre la puerta a una nueva escalada de violencia en la zona. Las milicias de Gaza han lanzado durante la jornada 26 cohetes contra Israel, cuyo ejército ha bombardeado la Franja con tanques.
Uno de los proyectiles ha herido de gravedad a un trabajador extranjero de la construcción, y de levedad a otros dos, en la ciudad israelí de Sderot. La población en las inmediaciones de Gaza recibió inicialmente la orden de permanecer cerca de un refugio, pero la medida ha sido retirada a primera hora de la tarde. La Yihad Islámica ―que el pasado agosto tuvo un breve enfrentamiento con Israel en el que murió medio centenar de palestinos― ha prometido venganza por la muerte de Adnan. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, está reunido con los mandos militares para evaluar la situación, que se produce menos de un mes después de otro episodio de tensión, el que originó el asalto a la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén durante el mes sagrado de Ramadán y que desembocó en el mayor intercambio de fuego en la frontera de Israel y Líbano desde 2006.
Adnan tenía 44 años, estaba en prisión por decimosegunda vez y a la espera de juicio desde febrero. Según el Servicio Israelí de Prisiones, fue hallado “inconsciente en su celda” en el presidio de Nitzan, cerca de Tel Aviv, en el que “se había negado a hacerse pruebas médicas y recibir tratamiento”. El hospital al que fue trasladado de urgencia confirmó su muerte.
Es el primer palestino que fallece entre rejas por una huelga de hambre desde 1992. También el único que lo hace en una acción individual, según la Asociación de Presos Palestinos. Otros seis han perdido la vida por el mismo motivo desde 1970, principalmente por los daños que les produjo la alimentación forzosa, pero siempre en el marco de huelgas de hambre colectivas. Esta medida de presión es habitual entre los denominados por Israel “presos de seguridad”, es decir, palestinos encarcelados por acciones relacionadas con el conflicto. Suelen ser liberados cuando su salud se degrada notablemente.
Adnan había pasado ocho años en prisiones israelíes. La mayoría, en “detención administrativa”, una controvertida herramienta legal que permite prolongar la privación de libertad incluso durante años sin necesidad de presentar cargos y sin que el acusado, ni su abogado, sepan de qué se le acusa. Durante esos años, Adnan ya había hecho al menos otras tres huelgas de hambre.
Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete
En esta ocasión, estaba acusado de apoyo al terrorismo, pertenencia a organización terrorista e incitación a la violencia, en tanto que miembro de la Yihad Islámica. Considerada terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea, la Yihad Islámica tiene relativamente poco peso, sobre todo en Cisjordania, pero es de las organizaciones más combativas gracias al armamento y la financiación que recibe de Irán. “Nuestra lucha continúa y el enemigo se dará cuenta una vez más de que sus crímenes no quedarán sin respuesta”, ha señalado la organización en un comunicado.
Máxima alerta
Poco después de conocerse el fallecimiento de Adnan, un israelí ha resultado herido leve por metralla cuando alguien, que se dio a la fuga, abrió fuego contra los coches que pasaban por las proximidades de un asentamiento judío en el norte del territorio ocupado de Cisjordania. Es la zona de la que era natural Adnan, nacido en Arabe, cerca de la ciudad de Yenín. También se han registrado manifestaciones y enfrentamientos entre jóvenes palestinos y fuerzas de seguridad israelíes en otros puntos de Cisjordania. El Servicio Israelí de Prisiones está en máxima alerta por temor a motines.
La ONG Médicos por los Derechos Humanos Israel ha señalado en un comunicado que llevaba semanas tratando de convencer al Ministerio de Sanidad israelí, al cercano hospital Kaplan y al Servicio Israelí de Prisiones de que mantuviesen a Adnan en el centro médico porque solo allí se podrían seguir adecuadamente sus constantes vitales y salvar su vida en caso de deterioro. La presidenta de la ONG, Lina Qasem-Hasan, lo visitó hace unos días y alertó a las instituciones de su estado de salud. “Estos intentos fueron infructuosos, incluidos los llamamientos personales y las acciones en los tribunales. El servicio de seguridad de Israel rechazó la petición de Jader [Adnan] y los miembros de su familia para que pudiesen visitarlo en prisión cuando estaba claro que podría ser su último encuentro. Esta petición fue llevada ante un tribunal, pero la sentencia fue retrasada”, apunta.
El abogado de Adnan, Jamal Jatib, ha abundado en esta idea en declaraciones a la radio militar israelí: “Advertimos de que tenía que ser hospitalizado. La preparación de la clínica del Servicio de Prisiones no es la misma que la de un hospital civil, que tiene las herramientas. Todos los estudios sobre este tema [huelgas de hambre] muestran que hay un peligro real de muerte tras 75 días”.
Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este están en huelga general en protesta por el fallecimiento. En un comunicado, el primer ministro de la Autoridad Palestina, Mohamed Sthtaye, ha acusado a las autoridades israelíes de “asesinato deliberado” al “rechazar su petición de puesta en libertad, descuidarlo médicamente y mantenerlo en la celda pese a la gravedad de su estado de salud”. La diplomacia palestina pide una investigación internacional.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Suscríbete para seguir leyendo
Lee sin límites