Jimmy Carter, expresidente de Estados Unidos, se somete a cuidados paliativos con 98 años | Internacional

Jimmy Carter, el 39º presidente de Estados Unidos, ha decidido someterse a cuidados paliativos y pasar el tiempo de vida que le queda en casa, según ha informado el Centro Carter este sábado a través de su cuenta de Twitter. Carter, de 98 años, es el presidente más longevo en la historia de Estados Unidos.

“Tras una serie de cortas estancias en el hospital, el expresidente de Estados Unidos Jimmy Carter, ha decidido hoy pasar el tiempo que le queda en casa con su familia y recibir cuidados paliativos en lugar de intervención médica. Cuenta con el pleno apoyo de su familia y su equipo médico. La familia Carter pide intimidad durante este tiempo y agradece la preocupación mostrada por sus numerosos admiradores”, ha señalado el Centro Carter en su comunicado.

El centro no ha especificado las condiciones en que se encuentra Carter. El expresidente empezó a tratarse un cáncer cerebral en 2015 que luego remitió. En 2019 se sometió a una intervención para liberarle la presión por hemorragias cerebrales que había sufrido tras diversas caídas. Ha tenido otras complicaciones y achaques.

Carter ganó las elecciones presidenciales en 1976 contra Gerald Ford y ejerció la presidencia de enero de 1977 a enero de 1981. El último expresidente de Estados Unidos fallecido es George Bush padre, nacido el mismo año que Carter y fallecido en noviembre de 2018. Los otros expresidentes vivos son Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama y Donald Trump, todos ellos más jóvenes que el actual inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, que tiene 80 años. El más joven es Obama, con 61 años, mientras que Clinton, Bush y Trump son los tres de la quinta de 1946 y tienen 76 años.

Conectó con muchos votantes por su promesa de no engañar a los estadounidenses tras el caso Watergate y la derrota de Estados Unidos en Vietnam. “Si alguna vez os miento, si alguna vez hago una declaración engañosa, no me votéis. No merecería ser vuestro presidente”, decía Carter a menudo mientras hacía campaña. Carter, que alcanzó la mayoría de edad política durante el movimiento por los derechos civiles, fue el último candidato presidencial demócrata que arrasó en el sur profundo, antes de que la región se decantara rápidamente por Reagan y los republicanos en elecciones posteriores.

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La crisis del petróleo, la inflación descontrolada y la toma de rehenes en la Embajada en Teherán erosionaron la popularidad del presidente. Perdió de forma abrumadora contra Ronald Reagan en 1980. La derrota de Carter fue la primera que un presidente votado por los estadounidenses que se presentaba a la reelección no lograba obtener un segundo mandato desde la presidencia de Herbert Hoover en 1932. Tras él, también George Bush padre y Donald Trump han sido presidentes de un solo mandato.

En 2002 recibió el Premio Nobel de la Paz por su labor en la búsqueda de soluciones pacíficas a los conflictos internacionales, el avance de la democracia y los derechos humanos y el fomento del desarrollo económico y social, un trabajo que ha desarrollado a través del Centro Carter. El Centro ha sido pionero en la observación electoral, supervisando al menos 113 elecciones en África, América Latina y Asia desde 1989. En lo que quizá sea su iniciativa de salud pública más aclamada, la organización anunció recientemente que en todo 2021 solo se habían registrado 14 casos humanos de la enfermedad del gusano de Guinea, resultado de años de campañas de salud pública para mejorar el acceso al agua potable en África. El Centro Carter comenzó a liderar el esfuerzo mundial de erradicación en 1986, cuando la enfermedad parasitaria infectaba a 3,5 millones de personas.

Carter, que rara vez ha utilizado su nombre completo (James Earl Carter, Jr.), nació el 1 de octubre de 1924 en Plains, Georgia. El cultivo de cacahuetes, las conversaciones sobre política y la devoción a la fe baptista fueron los pilares de su educación, según narra la casa Blanca en su biografía. Tras graduarse en 1946 en la Academia Naval de Annapolis (Maryland), Carter se casó con Rosalynn Smith. Los Carter tienen tres hijos, John William (Jack), James Earl III (Chip) y Donnel Jeffrey (Jeff), y una hija, Amy Lynn.

Tras siete años de servicio como oficial de la marina, Carter regresó a Plains. En 1962 entró en la política estatal, y ocho años más tarde fue elegido gobernador de Georgia. Entre los nuevos jóvenes gobernadores del sur, atrajo la atención por hacer hincapié en la ecología, la eficacia del gobierno y la eliminación de las barreras raciales.

Carter anunció su candidatura a la presidencia en diciembre de 1974 e inició una campaña de dos años cuando era casi un desconocido, pero fue cobrando impulso gracias a los buenos resultados en las primarias de los primeros estados en que se votaba. En la convención demócrata fue nominado en la primera votación y eligió al senador por Minnesota Walter Mondale como candidato a vicepresidente. Carter hizo una dura campaña contra el presidente Gerald Ford, que había sustituido a Richard Nixon tras su dimisión por el caso Watergate. Carter ganó por 297 votos electorales o compromisarios frente a los 241 de Ford.

En asuntos exteriores, su defensa de los derechos humanos fue recibida con frialdad por la Unión Soviética y algunas otras naciones. En Oriente Medio, a través del acuerdo de Camp David de 1978, contribuyó a la reconciliación entre Egipto e Israel. Durante su presidencia logró la ratificación de los tratados del Canal de Panamá, que devolvían la soberanía sobre el mismo a Panamá.

Basándose en el trabajo de sus predecesores, estableció relaciones diplomáticas plenas con la República Popular China y completó la negociación del tratado de limitación nuclear SALT II con la Unión Soviética. Sin embargo, la invasión soviética de Afganistán provocó la suspensión de los planes de ratificación de dicho pacto.

El último tramo de su presidencia estuvo marcado por la crisis de los rehenes en Irán, que se desarrolló desde 444 días a partir del 4 de noviembre de 1979, cuando un grupo de estudiantes iraníes tomó como rehenes a 66 diplomáticos y ciudadanos de Estados Unidos tras el asalto a la embajada en Teherán en plena revolución islamista.

Las consecuencias de que Irán mantuviera cautivos a estadounidenses, junto con la continua inflación en el país, contribuyeron a la derrota de Carter en 1980. Tras su aparatosa derrota contra Reagan, continuó con las difíciles negociaciones sobre los rehenes. Irán liberó finalmente a los 52 estadounidenses el mismo día en que Carter dejó el cargo.

Su nieto Jason Carter, que preside el consejo del Centro Carter, ha tuiteado este sábado: “Ayer vi a mis dos abuelos. Están en paz y, como siempre, su hogar está lleno de amor. Gracias a todos por sus amables palabras”.

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