Joe Biden ha cumplido este martes su obligación constitucional de dar cuenta al Congreso del estado de la Unión. El presidente de Estados Unidos ha lanzado un mensaje de resistencia frente a la pandemia y las amenazas a la democracia, de fortaleza de la economía y optimismo ante el futuro. Biden ha tendido la mano a la oposición para trabajar juntos ahora que el Partido Republicano ha tomado el control de la Cámara de Representantes. Ha defendido los elementos clave de su programa y ha lanzado una proclama de defensa de la democracia. Pese a que el discurso ha estado más centrado en la polític ainterior, Biden ha subrayado el apoyo a Ucrania frente a la agresión militar de Rusia y ha lanzado un mensaje de firmeza frente a Pekín tras la detección y derribo en Estados Unidos de un supuesto globo espía de la potencia rival: “Si China amenaza nuestra soberanía, actuaremos para proteger a nuestro país”.
Entre los presentes en el palco de la primera dama, Jill Biden, se encontraban familiares de Tyre Nichols (que murió en Memphis tras ser golpeado brutalmente por la policía); el marido de Nancy Pelosi, Paul Pelosi, agredido en otoño pasado en su casa de San Francisco por motivos políticos, el líder de U2, Bono, y otros invitados, en su mayoría más bien anónimos, que ayudaban al presidente a subrayar su agenda.
Biden ha defendido la seguridad social y la sanidad ante lo que considera amenazas republicanas, aunque la congresista republicana Marjorie Taylor Greene le ha gritado “¡Mentiroso!” ante el supuesto apoyo republicano a la seguridad social, Biden ha recogido el guante y se ha enfrascado en una especie de discusión con la bancada republicana, a la que ha dicho: “Me gustan las conversiones”.
Durante casi una hora y cuarto de discurso, el presidente también ha propuesto prohibir las armas de asalto, una reforma para evitar abusos policiales, una ley del aborto que lo regule como derecho en todo el país y una reforma migratoria integral, asuntos en los que no es previsible que logre el apoyo republicano. Además, ha presumido de sus planes de infraestructuras y de apoyo a las inversiones en microprocesadores, entre otros.
“Terminar el trabajo”
En una sesión conjunta de la Cámara de Representantes y el Senado, ante la atenta mirada de la demócrata Kamala Harris (presidenta del Senado en su condición de vicepresidenta de Estados Unidos) y el republicano Kevin McCarthy (elegido presidente de la Cámara de Representantes tras 15 votaciones), Biden ha llamado a la colaboración entre ambos partidos.
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“A mis amigos republicanos, si pudimos trabajar juntos en el último Congreso, no hay razón para que no podamos trabajar juntos en este nuevo Congreso. El pueblo nos envió un mensaje claro. Luchar por luchar, el poder por el poder, el conflicto por el conflicto, no nos lleva a ninguna parte. Y esa ha sido siempre mi visión para el país: restaurar el alma de la nación, reconstruir la columna vertebral de América: la clase media, unir al país. ¡Nos han enviado aquí para terminar el trabajo!”, ha dicho el presidente, que ha repetido una y otra vez lo de “terminar el trabajo” en 12 momentos de su discurso, al referirse a la economía, los impuestos, la sanidad, la educación, las armas, la reforma policial…
Biden ha proclamado un tanto exageradamente que Estados Unidos es “el único país que ha salido de cada crisis más fuerte que cuando entró en ella”. “Eso es lo que estamos haciendo de nuevo. Hace dos años nuestra economía se tambaleaba. Mientras estoy aquí esta noche, hemos creado la cifra récord de 12 millones de nuevos puestos de trabajo: en dos años se han creado más puestos de trabajo que los que ningún presidente ha creado en cuatro años. Hace dos años, la covid había cerrado nuestros negocios, cerrado nuestras escuelas y nos había robado tanto. Hoy, la covid ya no controla nuestras vidas. Y hace dos años, nuestra democracia se enfrentaba a su mayor amenaza desde la Guerra Civil. Hoy, aunque herida, nuestra democracia permanece intacta e inquebrantable”, según Biden.
La economía ha sido un dolor de cabeza para Biden en la primera mitad de su mandato, sobre todo por la inflación, que llegó a superar el 9% a mediados del año pasado, a solo unos meses de las elecciones legislativas de mitad de mandato. Pero la presión de los precios ha cedido en la segunda mitad del año pasado y cerró 2022 en el 6,5% y el paro ha bajado al 3,4%, su mínimo desde 1969, en el arranque de 2023, así que el presidente saca pecho de sus logros económicos: “Mi plan económico consiste en invertir en lugares y personas que han sido olvidados. (…) Estamos construyendo una economía en la que nadie se quede atrás. Vuelven los empleos, vuelve el orgullo gracias a las decisiones que hemos tomado en los dos últimos años. Este es un proyecto para reconstruir América y marcar una verdadera diferencia en vuestras vidas”, sostiene el presidente.
China y Ucrania
En política exterior, las tensiones con China a cuenta del supuesto globo espía detectado la semana pasada en Estados Unidos y la guerra de Ucrania han sido los asuntos estrella. “Antes de que yo llegara al cargo, se contaba que la República Popular China estaba aumentando su poder y que Estados Unidos estaba cayendo en el mundo. Ya no es así. He dejado claro al presidente Xi que buscamos la competencia, no el conflicto. No me disculparé por invertir para hacer fuerte a Estados Unidos, invertir en la innovación estadounidense, en industrias que definirán el futuro y que el Gobierno de China pretende dominar”, ha dicho.
“Hoy estamos en la posición más fuerte en décadas para competir con China o con cualquier otro país del mundo. Me comprometo a trabajar con China allí donde pueda hacer avanzar los intereses estadounidenses y beneficiar al mundo. Pero no se equivoquen: como dejamos claro la semana pasada, si China amenaza nuestra soberanía, actuaremos para proteger a nuestro país. Y así lo hicimos. Y seamos claros: ganar la competición con China debería unirnos a todos. Nos enfrentamos a graves desafíos en todo el mundo. Pero en los dos últimos años, las democracias se han hecho más fuertes, no más débiles. Las autocracias se han debilitado, no fortalecido”, ha asegurado.
La embajadora de Ucrania en Estados Unidos, Oksana Markarova, era una de las invitadas de la Casa Blanca. “La invasión de Putin ha sido una prueba para Estados Unidos y para el mundo”, ha dicho Biden. Una prueba superada con éxito, a su juicio. “Lideramos. Unimos a la OTAN y construimos una coalición global. Nos opusimos a la agresión de Putin. Estuvimos con el pueblo ucraniano”. La embajadora, ha dicho, “representa no solo a su nación, sino el coraje de su pueblo”. “Embajadora, América está unida en nuestro apoyo a su país. Estaremos con ustedes todo el tiempo que sea necesario”, ha prometido, en un breve fragmento de su discurso en el que ha evitado los asuntos más espinosos de esa ayuda, como el importe de la ayuda y el tipo de armamento a facilitar a Kiev.
Proteccionismo
Esos mensajes internacionales se han combinado con otros de nacionalismo económico. Ha defendido el lema comprar estadounidense (Buy American), que, a su juicio, se ha dejado de lado indebidamente. Su Gobierno, que ya ha aprobado ayudas y medidas proteccionistas que han molestado a la Unión Europea, promete ahora dar otra vuelta de tuerca: “Esta noche también anuncio nuevas normas que exigirán que todos los materiales de construcción utilizados en los proyectos federales de infraestructuras se fabriquen en Estados Unidos. Madera, vidrio, paneles de yeso y cables de fibra óptica fabricados en Estados Unidos. Bajo mi mandato, las carreteras americanas, los puentes americanos y las autopistas americanas se harán con productos americanos”, ha dicho.
En materia económica, ha pedido al Congreso elevar el techo de deuda y ha reiterado que su plan fiscal pasa por subir los impuestos a los ricos y las grandes empresas sin que paguen más los que ganen menos de 400.000 dólares anuales. Además, ha lanzado dos nuevas propuestas: un impuesto mínimo a los milmilonarios y cuadruplicar la tasa sobre recompra de acciones por parte de las empresas. También ha reiterado sus críticas a los grandes beneficios de las petroleras y de las grandes farmacéuticas y sus planes de atacar las tarifas y comisiones abusivas de bancos, aerolíneas, hoteles y otras compañías, a las que denomina “tarifas basura”. “Los estadounidenses están cansados de que los tomen por tontos”, ha dicho
Antes, en política interior, ha hecho un repaso de su agenda. Ha urgido la reforma policial tras la muerte en Memphis de Tyre Nichols por la brutal paliza que le propinó la policía. “Sé que la mayoría de los policías son gente buena y decente. Arriesgan sus vidas cada vez que se ponen ese escudo. Pero lo que le pasó a Tyre en Memphis ocurre demasiado a menudo. Tenemos que hacerlo mejor”.
También ha recordado la tragedia del colegio de Uvalde y pedido la prohibición de las armas de asalto. Ha propuesto recuperar el derecho al aborto en todo el país como ley federal (aunque no cuenta con mayoría para ello) y tomar medidas para la lucha contra el cáncer, contra la epidemia de opioides y los problemas de salud mental, acusando a las grandes tecnológicas de no proteger a los menores.
Defensa de la democracia
Biden ha concluido su mensaje con un tema en el que ha insistido una y otra vez: la defensa de la democracia. Fue un lema clave en su campaña de las elecciones legislativas del pasado noviembre. Para presentarlo, se ha servido de la presencia de Paul Pelosi, el marido de Nancy Pelosi, brutalmente agredido en su casa en octubre pasado. La democracia, ha dicho “es lo más fundamental de todo. Con democracia, todo es posible. Sin ella, nada lo es”.
“En los últimos años, nuestra democracia se ha visto amenazada, atacada y puesta en peligro. Puesta a prueba aquí, en esta misma sala, el 6 de enero”, ha continuado, en un ataque a su rival en las presidenciales de 2020, Donald Trump. “Hace sólo unos meses, desquiciado por la Gran Mentira, un asaltante desató la violencia política en el domicilio de la entonces presidenta de esta Cámara de Representantes, [Nancy Pelosi]. Usando el mismo lenguaje que los insurrectos que acecharon estos pasillos corearon el 6 de enero. Esta noche, en esta Cámara, está el hombre que lleva las cicatrices de ese brutal ataque, pero que es tan duro, fuerte y resistente como ellos. Mi amigo, Paul Pelosi”.
“Pero un acto tan atroz nunca debería haber ocurrido. Todos debemos alzar la voz. No hay lugar para la violencia política en América. En América, debemos proteger el derecho al voto, no suprimir ese derecho fundamental. Debemos respetar los resultados de nuestras elecciones, no subvertir la voluntad del pueblo. Debemos defender el imperio de la ley y restaurar la confianza en nuestras instituciones democráticas. Y no debemos dar refugio al odio y al extremismo en ninguna de sus formas”, ha añadido.
Biden ha insistido en que Estados Unidos está “en un punto de inflexión”, de esos “a los que solo se enfrentan unas pocas generaciones, en el que las decisiones que tomemos ahora decidirán el curso de esta nación y del mundo en las próximas décadas”. “Debemos ser la nación que siempre hemos sido en nuestro mejor momento. Optimista. Esperanzada. Con visión de futuro”.
Y ha terminado con otra de las frases que lleva repitiendo una y otra vez: “Nunca he sido más optimista sobre el futuro de América. Sólo tenemos que recordar quiénes somos. Somos los Estados Unidos de América y no hay nada, nada más allá de nuestra capacidad si lo hacemos juntos”.
La candidatura de 2024
No se esperaba que Biden despejase esta noche la incógnita sobre si se presentará a la reelección en 2024. Biden, que cumplió 80 años en noviembre pasado, es el presidente de mayor edad que ha tenido Estados Unidos. Llegaría a las elecciones de 2024 con casi 82 años y un hipotético segundo mandato podría prolongarse hasta que tenga más de 86. Este martes, en un discurso a medida de frases cortas y mensajes contundentes, se ha mostrado bastante en forma. No ha titubeadomucha ni ha tenido ningún lapsus grave (el más reseñado fue que llamó “líder de la minoría” al líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schummer). El problema de los demócratas es que la figura de su vicepresidenta, Kamala Harris, no ha cuajado y el partido se encuentra sin una alternativa clara a pesar de que la mayoría de sus votantes preferiría una cara nueva en la papeleta de las elecciones presidenciales del año próximo.
El presidente ha evitado referirse al asunto de los papeles clasificados como confidenciales que tenía en su casa y en un despacho privado procedentes de su época de vicepresidente y de senador, un asunto que ha debilitado algo su imagen y que, sobre todo, ha sido un balón de oxígeno para Trump.
Biden planea viajes a Wisconsin y Florida después de su discurso para vender los logros de su presidencia, lo que da idea de que por su cabeza pasa volver a presentarse. En noviembre pasado, tras las elecciones legislativas, cuando le preguntaron si pensaba presentarse a la reelección en 2024, señaló a su mujer y contestó en plural: “Nuestra intención es presentarnos de nuevo”. También dijo que era “una decisión familiar” y que esperaba tomarla de forma definitiva a comienzos de este año. Se espera un anuncio en ese sentido en los próximos dos meses.
La Constitución de Estados Unidos establece que el presidente “informará periódicamente al Congreso sobre el Estado de la Unión y recomendará a su consideración las medidas que considere necesarias y convenientes”. Empezó siendo una comunicación escrita, pero luego se estableció como costumbre un discurso al Congreso. Incluyendo este segundo discurso de Biden, ha habido un total de 99 mensajes anuales o discursos sobre el Estado de la Unión en persona.
La réplica republicana: un Gobierno “secuestrado por la izquierda radical”
La réplica republicana, en un discurso televisado desde Little Rock, correspondió a la gobernadora de Arkansas, Sarah Huckabee Sanders. La que fue portavoz del presidente Donald Trump ha lanzado un mensaje catastrofista según el cual el Gobierno de Biden está “completamente secuestrado por la izquierda radical”. Sanders ha acusado a Biden de perseguir lo que ha denominado “fantasías woke”.
“La mayoría de los estadounidenses simplemente quieren vivir sus vidas en libertad y paz, pero estamos siendo atacados en una guerra cultural de izquierdas que no empezamos y en la que nunca quisimos pelear”, ha dicho. “La línea divisoria en Estados Unidos ya no es entre derecha e izquierda. La elección es entre lo normal o la locura”.
Al poco de asumir su cargo, la gobernadora de Arkansas prohibió teoría crítica de la raza en las escuelas públicas y que la mayoría de los organismos estatales utilizaran el término neutro de género Latinx. También se ha mostrado a favor de una ley como la de Florida (conocida como ley de “no digas gay”) que prohíba la educación sobre orientación sexual e identidad de género desde la guardería hasta tercer grado.
Sanders también ha dicho que Biden es débil en materia de seguridad nacional y que su “negativa a enfrentarse a China” es “peligrosa e inaceptable”.
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