Spieth y Mickelson, misma partida entre chaquetas verdes
En 2015, Jordan Spieth se hizo con la chaqueta verde después de haber conquistado también el US Open. Era su año y por eso le bautizaron como el Niño Maravilla. Sí que en 2017 se impuso en el British (su tercer grande), pero desde entonces no ha encontrado su mejor golf. Ocurre, sin embargo, que sí que está mostrando una versión cada vez más afinada en los últimos torneos, ya limpio de presión en su cabeza. En este Masters no está en su prime (-2), pero sigue evidenciando que le falta poco para recuperarse.
El norteamericano, tan querido por la hinchada, comparte partida con Phil Mickelson (-1), un personaje para un libro. El zurdo, tan talentoso en el juego corto como el que más, creativo en esos golpes comprometidos, se ganó a todos por su carácter abierto, por sus historias en las redes sociales y, claro, por un golf que le llevo a competir con Tiger Woods y ganar casi todo, como el Masters de Augusta (2004 y 2006), también el PGA Championship (2005). Ocurre que en las últimas épocas se ha granjeado buenos enemigos por su fuga al LIV Golf y porque ha tenido rifirrafes dialécticos con otros golfistas, como Rory McIlroy.
En este torneo, en cualquier caso, parece recobrar el cariño de la afición porque está exhibiendo una versión muy mejorada, quizá porque ha adelgazado muchos kilos y porque está atlético como nunca, disfrutón en sus drivers de larga distancia.