A sus casi 80 años, Julio Iglesias ha roto su casi monacal silencio para brindar un inesperado apoyo a quien fue su esposa durante siete años, Isabel Preysler. “Isabel es excepcional, una campeona de verdad. Como madre es ejemplar, cariñosa y generosa, y como mujer, un 10 y una maestra de la vida, y eso lo sabemos las personas con valores que hemos compartido su vida”, ha declarado el cantante español a la revista ¡Hola! sobre la madre de sus tres hijos mayores. Unas declaraciones sorprendentes, en el momento oportuno y realizadas en la que es la publicación de cabecera de la reina del panorama social español desde hace medio siglo.
El que fue marido de la llamada reina de corazones hace ya 45 años se ha convertido así en un férreo defensor de su exmujer en medio de la polémica que aún colea tras la ruptura de Preysler con el escritor Mario Vargas Llosa el pasado diciembre. “Fuera como fuese la ruptura, un caballero y un señor sabe cómo acabar las cosas. Se sale públicamente y se le desea a la otra persona toda la felicidad. Y si alguien quiere entrometerse, se dice que es un tema de dos en el que no hay que meterse y sí respetar. El comportamiento del señor Vargas Llosa ha dejado mucho que desear. Un señor que ha convivido durante ocho años con una señora tiene que saber actuar y controlar cómo actúan las personas de su alrededor”, ha asegurado sobre el ganador del premio Nobel de Literatura, aunque tampoco se explican cuáles han sido esos supuestos ataques a los que se ha visto sometida Preysler
El artista —que se separó de su primera esposa en 1978; de hecho, ella ha contado en más de una ocasión que le dejó por sus numerosas infidelidades— reconoce en la entrevista que no es propio de él meterse “en camisa de once varas”, pero que quiere hacerlo “por Isabel, porque se lo merece” y porque considera que “es profundamente injusto” cómo se están comportando con ella. “Han muerto dos de sus exmaridos, que estoy absolutamente seguro de que también la hubieran defendido en este momento, y yo le tengo mucho cariño, así que hay algunas cosas que quiero decir”, ha comentado a la revista, refiriéndose a Carlos Falcó, fallecido en marzo de 2020 a causa del coronavirus, y el exministro socialista Miguel Boyer, en septiembre de 2014. La hija de este último, Laura Boyer, que falleció el pasado 24 de febrero a los 57 años, también ha sido portada de la revista Semana por una entrevista póstuma en la que, al contrario de la de Iglesias, Preysler lo sale bien parada. “Para mí Isabel es una persona hiperposesiva, que alejó a mi padre”, declaró dos semanas antes de su muerte.
Pero Julio Iglesias no coincide con esa versión, a la que se refiere como “injusta” porque deja a Isabel indefensa. “No puedes defenderte ni responder a alguien que ya no está. Ahora todo se convierte en una mera especulación. Nadie sabe la relación que tenían mi exmujer y el padre de Ana [Boyer]… No se debería entrar en estas cosas porque es injusto sacar conclusiones y más de esta forma, con la otra persona fallecida”, considera el autor de clásicos como Soy un truhán, soy un señor o Me va, me va.
Julio vive ahora en Bahamas con Miranda Rijnsburger, la que es su mujer desde hace 12 años y con quien tiene ya ocho hijos en común. “Estoy mucho mejor que todo lo que dicen de mí. Estoy perfectamente bien”, confiesa. Por lo demás, prefiere no hablar de su vida personal. Ni de nada más, en general. Lo único por lo que está dispuesto a abrir la boca es por defender a Isabel. “Es totalmente injusto lo que le está pasando desde hace unos meses. Son represalias contra el éxito que ha tenido en su vida. Siempre tendrá mi apoyo y mi cariño y hoy no iba a ser menos, solo que lo hago públicamente”, ha esclarecido.
Además de puñado de sorprendentes declaraciones que ha hecho Iglesias en la que es publicación de cabecera de Preysler, ella misma también aparece en las páginas de la revista, pero su defensa viene por parte de Purificación Pujol, abogada de los Boyer. Pujol defiende en todo momento a su clienta, y asegura que todo el dinero del socialista se invirtió en los cuidados que recibió tras su ictus y hasta que falleció, durante cuatro años y medio y que luego fue Preysler quien sufragó “todos los gastos”. Además, habla de la herencia del exministro, siempre para dejar a Preysler en buen lugar, asegurando que ella no se benefició en la distribución de bienes de Boyer: “El reparto se hizo con una regularidad te diría que incluso excesiva. Isabel quería que todo quedara clarísimo […] Es exquisita, generosa”.