La banda hacía trabajos “limpios”, “muy profesionales”. Entraban en silencio en las casas que habían ojeado, generalmente aisladas y en pueblos de la España vacía, robaban solo joyas, dinero y tecnología y se retiraban a descansar. Solo trabajaban “una semana sí y otra no”, según fuentes de la Guardia Civil de Salamanca, una provincia que trabajaron a principios de año y donde habían generado “gran alarma social entre la ciudadanía”. En los últimos 40 golpes que habían asestado, habían ganado 800.000 euros, lo que supone un botín de 20.000 euros por palo. El grupo de atracadores procedente de Albania había vuelto a España para hacer la temporada de invierno, cuando hay menos horas de luz y, por lo tanto, el horario laboral-criminal se extiende. Se habían instalado en una casa de alquiler en Gandia (Valencia), en la tranquilidad de que no estaban identificados, ya que algunos de ellos gozaban de hasta tres identidades legales diferentes.
La Guardia Civil ha detenido a siete personas de origen albanés como presuntas autoras de “al menos” 40 robos por toda España, siempre con el mismo método y actuando “de manera muy profesional”, aseguran las fuentes consultadas. “Esta banda venía a hacer la temporada y se largaba. Tenían mucho oficio”, añaden. El grupo fue detectado en marzo en la provincia de Salamanca, donde dieron una serie de golpes sin dejar huella. De hecho, atacaban dicha provincia, pero, realmente, estaban instalados en una casa rural de un pueblo de Ávila, adonde regresaban con el botín a buen recaudo.
De su carácter itinerante da idea tanto el número de golpes que han asestado (al menos 40), como las provincias en las que han trabajado en lo que va de año, especialmente desde que “con el regreso del horario invernal, los agentes detectaron que habían vuelto a actuar”. Han asaltado casas en Salamanca, Valladolid, León, Palencia, La Rioja, Navarra y Zaragoza, lo que demuestra su preferencia por localidades de la España vacía, especialmente por las provincias más despobladas de Castilla y León
El método de trabajo de la banda consistía en ojear casas habitadas de buen porte en el medio rural, a ser posibles aisladas. Mejor primeras residencias que segundas. Tras mantener vigilado el objetivo, solían aprovechar para atacar un momento de ausencia de los moradores, especialmente si era por la noche. “Entran de manera silenciosa, pese a todo. No nos consta que hayan perpetrado agresiones en sus atracos, ni que hayan atado a nadie. Se puede decir que eran limpios”, explica una fuente del instituto armado. Y nada de teléfonos móviles para hablar entre ellos: ellos usaban walkie-talkies (radio).
Y, una vez completado el trabajo, se retiraban a descansar, de manera que alternaban las semanas de atracos con las semanas de ocio. Y qué mejor lugar que una casa alquilada en la costera Gandia, adonde iban y venían en coches de renting. La banda había llegado hasta esta localidad de la Comunidad Valenciana desde Portugal. “Utilizaban el aeropuerto de Lisboa para volar desde Albania y desde ahí entrar y salir de España”, afirma la Guardia Civil, que recabó el apoyo de Polícia de Segurança Pública de Portugal y de la policía albanesa para que se sumaran a la Operación Rovisa.
Los siete ahora detenidos fueron identificados, a pesar de que los integrantes de la banda “cambiaban de nombre de forma habitual en su país de origen”, hasta el punto de que algunos de ellos disponía de “tres nombres e identificaciones distintas”, lo que dificultaba el rastreo por parte de la Guardia Civil. “El problema es que todas las identidades son legales, con ligeros cambios, porque lo hicieron de manera legal en su país”, asegura la fuente consultada.
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En la explotación de la operación se realizaron un total de cinco entradas y registros en viviendas de Madrid y Valencia, donde, además de las siete detenciones, fue incautada una gran cantidad de joyas, dinero en efectivo y tecnología, el botín con el que se iban a largar, previo paso por algún perista. La investigación ha sido dirigida por el Juzgado de Instrucción número 2 de Salamanca.