“Del Cartel de Sinaloa no somos la cabeza ni estamos interesados en serlo”. Así comienza la carta atribuida a Los Chapitos que un abogado de la familia de Joaquín El Chapo Guzmán envió a la producción del noticiero de Azucena Uresti en Milenio. Los herederos del capo aseguran que “son víctimas de una persecución y nos convirtieron en chivo expiatorio”. Las autoridades de Estados Unidos hicieron pública una acusación el pasado 14 de abril en la que cuatro hijos del fundador de la organización criminal ―Ovidio, Alfredo, Iván Archivaldo y Joaquín Guzmán― fueron acusados de narcotráfico, lavado de dinero, portación ilegal de armas y delincuencia organizada, en medio de una cruzada contra el fentanilo. “Jamás hemos producido, maquilado o comercializado fentanilo”, sostienen en el documento, entregado por José Refugio, que se ostenta como su representante legal.
La carta de cuatro páginas es la primera respuesta tras las acusaciones atribuida a Los Chapitos. Ovidio Guzmán El Ratón fue detenido en un operativo en Culiacán, la capital de Sinaloa, en enero pasado. Sus hermanos siguen prófugos y el Gobierno de EE UU ha ofrecido recompensas de 10 millones de dólares contra Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán y de cinco millones de dólares contra Joaquín Guzmán. “Es fácil cuando la persona a la que culpas no tiene derecho de réplica”, se lee en la misiva. Los herederos del capo dicen que habían apostado por “la prudencia” y que “no habíamos sentido la necesidad ni creíamos prudente contar nuestra versión”. “Creíamos que callados y sin molestar a nadie disminuirían las consecuencias de la cuna en que nacimos”, comentan.
“La agencia antidrogas del país más poderoso del mundo anunció cargos en nuestra contra por importación y venta de fentanilo”, dicen sobre la DEA. La directora de la agencia, Anne Millgram, aseguró esta semana que el poder que tienen Los Chapitos sobre el Cartel de Sinaloa ha superado con creces al de su padre. “Sus hijos tomaron el control y el cartel nunca ha sido más poderoso, nunca ha hecho más dinero”, señaló. “Nunca hemos trabajado con fentanilo”, insisten en la carta y también subrayan que “jamás hemos establecido, a sabiendas, relaciones con personas que trafican fentanilo”.
Los Chapitos culpan en el escrito al hecho de que su padre “se ha vuelto famoso internacionalmente” para ser blanco de las acusaciones. En el camino, niegan la existencia del Cartel de Sinaloa como una organización cohesionada o monolítica. “Lo que sí existe es un sinnúmero de grupos pequeños y grandes que tienen su base de operaciones o son integrados por personas de Sinaloa y operan en otras partes del país o, incluso, otras partes del mundo”, sostienen. Siempre según esta versión, los hijos de El Chapo dicen que cada grupo funciona “de manera totalmente independiente” y “no nos rinden cuentas a nosotros, ni se las solicitamos”.
Los Menores, como también son conocidos, aseguran que estos grupos independientes usan su nombre como “marca” o una “etiqueta” en el tráfico de drogas. “Para poder trabajar con total impunidad, les hacen creer a sus proveedores y a sus clientes que son nuestros socios o intermediarios para tener una mejor negociación”, reclaman. “Esto solamente ha abonado a perjudicarnos y a seguir con el propagandismo mundial utilizándolo a favor o en contra según la conveniencia”, agregan.
También arremeten contra los medios de comunicación y quienes se han beneficiado con “su nombre” y a la narcocultura asociada a Sinaloa. “En cada corrido que se escucha, en cada producto que se vende compositores de corridos, cada nota amarillista que sale en los medios y en las redes sociales, cada youtuber que entrevista a ‘expertos’ nuestro nombre sale más afectado”, zanjan. “El pueblo lo ve, lo cree y lo juzga”.
“Sin contar con una foto, grabación o video, se basan solo en dichos y no en hechos”, afirman. Es la misma forma como los abogados de Genaro García Luna, el exsecretario mexicano de Seguridad Pública declarado culpable por narcotráfico y delincuencia organizada, construyeron su defensa en el juicio que enfrentó en Nueva York este año. En la acusación contra Los Chapitos, la DEA aseguró que logró infiltrar a sus agentes en la cúpula del Cartel de Sinaloa y documentar durante un año y medio cómo fabricaban fentanilo, ocultaban el rastro del dinero y amedrentaban a sus rivales al arrojarlos a tigres que eran mascotas de los hijos de El Chapo, así como con palizas con bates de béisbol.
Los acusados niegan esos señalamientos. “El que hayamos asesinado a alguien con nuestras propias manos, la historia del bat y de los tigres es falso”, aseguran. “Un tigre podrá matar a una persona, ¿pero comérsela?”, cuestionan. También rechazan que estén en guerra contra Los Zetas ni que tengan interés en iniciar una guerra por el territorio en puntos de México como Michoacán, Coahuila, Chihuahua y otros Estados. “Una mentira contada mil veces termina convirtiéndose en verdad”, dicen en paráfrasis del propagandista nazi Joseph Göbbels.
También desmienten que Iván Archivaldo Guzmán, el único de Los Chapitos que es mencionado por nombre en la misiva, haya dicho que “inundará las calles de Estados Unidos de fentanilo”. Milgram dijo un par de días antes que el Cartel Jalisco Nueva Generación y el Cartel de Sinaloa “son responsables de prácticamente todo el fentanilo y las metanfetaminas que se consumen en Estados Unidos”. El Gobierno de México también ha rebatido esa versión y ha asegurado en repetidas ocasiones que en el país “no se produce fentanilo”. “Estamos ayudando a EE UU para que no haya tráfico de droga; sin embargo, toda la culpa quieren que recaiga en nuestro país y lo consideramos injusto, y no merecemos ese trato”, reclamó este martes el presidente, Andrés Manuel López Obrador. El mandatario agregó que hay sectores conservadores que quieren tratar al país como “piñata” con miras a las elecciones presidenciales que habrá el próximo año en territorio estadounidense.
“Los beneficios son incalculables para las personas y empresas que hoy en día usan nuestro nombre y apellido. Sin embargo, los perjudicados somos nosotros”, lamentan. Los Chapitos enfatizan que ellos no escogieron en qué familia nacer y que buscaron elegir una “vida distinta”, “lo cual nos fue negado en su tiempo a causa de la cacería hacia nuestro padre”. “Ningún juez ni magistrado nos tratará con justicia, por el temor de ser señalado y perseguido”, cuestionan los hijos de El Chapo, que también acostumbraba enviar cartas a las autoridades y los medios a través de sus abogados.
En el tramo final de la misiva, los hijos de El Chapo retan al lector a que no “crea nuestra versión, así sin más” y que los “cuestione”. Después lanzan una serie de preguntas sobre el tráfico de fentanilo desde México y Sinaloa: “¿Quién lo produce? ¿Dónde consiguen los precursores? ¿Y cómo lo hacen llegar a la Unión Americana?”. Los hijos de El Chapo vuelven a sostener su inocencia, dicen que su familia corre un “verdadero peligro” y cierran el escrito con una invitación al público. “Quedamos a sus órdenes”.
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