La pandemia de covid-19 ha hecho que las personas confíen menos en las vacunas y que 67 millones de niños no hayan sido inmunizados, total o parcialmente, contra enfermedades prevenibles como el sarampión, el tétanos, la tosferina o la difteria. Porque sus padres o cuidadores no han querido o porque no han tenido acceso a las dosis debido a los confinamientos, la interrupción de los servicios sanitarios o el hecho de que la mayoría de los recursos se destinó a frenar el coronavirus.
“Hay dos consecuencias de la pandemia que están emergiendo ahora: una es la caída de la confianza en las vacunas y otra una reducción de la inmunización en un número muy significativo de los países. Esta disminución de la confianza está presente en 52 de los 55 países analizados y en el caso español es de casi ocho puntos, para llegar al 88,6%, que sigue siendo una tasa alta, pero es un fenómeno preocupante”, alertó este jueves en Madrid José María Vera, director ejecutivo de Unicef España en la presentación del informe Estado Mundial de la Infancia.
Unicef concluye que de los países analizados, solo tres (China, India y México) mantuvieron o aumentaron su percepción de la importancia de las vacunas. En países como Corea del Sur, Ghana, Senegal, Japón y Papúa Nueva Guinea, la confianza se redujo entre un 33% y un 44%, según los datos recopilados para este informe por el Proyecto de Confianza en las Vacunas (The Vaccine Confidence Project en inglés) de la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical, que lleva desde 2015 haciendo este tipo de mediciones.
“En España, podemos intuir que las dudas que se ciernen sobre la vacuna de la covid han sido determinantes y se han extendido a otras vacunas. Lo que toca ahora, desde las autoridades públicas, sanitarias y científicas y desde las organizaciones sociales, es reforzar las evidencias: señalar lo que las vacunas han conseguido en estas décadas y lo que supone cualquier tipo de retroceso en esa inmunización”, insistió Vera, subrayando que las inmunizaciones salvan cada año 4,4 millones de vidas.
En España, las dudas que se ciernen sobre la vacuna de la covid han sido determinantes y se han extendido a otras vacunas
José María Vera, director de Unicef España
Para Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef, “no se puede permitir que la confianza en la inmunización sistemática se convierta en otra víctima de la pandemia”. “Si esto ocurriera, la próxima oleada de muertes podría deberse a un aumento en el número de niños y niñas con sarampión, difteria u otras enfermedades prevenibles”, dijo, en un comunicado.
Millones de niños ‘dosis cero’
La OMS ya alertó el año pasado de que se había registrado el mayor retroceso sostenido de la inmunización infantil en 30 años debido a la pandemia y ahora Unicef insiste en que los niveles de cobertura de vacunación disminuyeron en 112 países del mundo en los tres años estudiados. Globalmente, el porcentaje de niños y niñas totalmente vacunados se redujo en un 5% y se situó en 81%. Según los cálculos de Unicef, en 2019, 19,1 millones de pequeños no recibieron las vacunas que les correspondían, en 2020, la cifra subió a 22,9 millones y en 2021, a 25. De los 67 millones de niños privados de vacunación (es decir, uno de cada cinco niños del mundo), 48 millones no recibieron ningún tipo de inmunización. Son los llamados “dosis cero”. Para estos estudios, se usa como marcador las tres dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tosferina (DPT3). Y las cifras de Unicef hablan por sí solas: en 2019 hubo 13 millones de niños sin ninguna protección ante estas enfermedades y en 2021 llegaron a 18 millones. En términos absolutos, India y Nigeria son los países que más niños “dosis cero” registran, aunque son alarmantes los incrementos registrados en Birmania y Filipinas.
“No se pudo llegar a las mismas personas con los programas de inmunización de los años anteriores. Las cadenas de suministro se rompieron, las familias estaban confinadas, los recursos se dedicaron a la covid y a esto se sumaron conflictos y cambio climático, que ya tienen influencia en la salud de ciertos países”, explicó Vera.
La pandemia también agravó desigualdades que ya existían. Ser niño en una familia con pocos recursos, con progenitores —especialmente madres— que no fueron al colegio, en un barrio marginal o un pueblo rural remoto y tal vez azotado por la violencia significa tener muchísimas menos posibilidades de ser vacunado. Según los datos obtenidos para este informe por el Centro Internacional para la Equidad en la Salud, en los hogares más pobres, uno de cada cinco niños son dosis cero, mientras que en los más ricos, solo lo son uno de cada 20. En algunas regiones del mundo, esta brecha es aún más dolorosa: en países del centro y oeste de África, uno de cada dos niños de hogares pobres no ha recibido ninguna vacuna en su vida, frente a uno de cada 16 de familias con más recursos.
La próxima oleada de muertes podría deberse a un aumento en el número de niños y niñas con sarampión, difteria u otras enfermedades prevenibles
Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef
Ahora, los niños y niñas nacidos justo antes o durante la pandemia están superando la edad a la que normalmente deberían haber recibido las vacunas principales, lo cual torna la situación urgente, alerta Unicef, porque las consecuencias ya están empezando a aparecer. El sarampión es uno de los ejemplos más claros. Uno de cada cinco niños del mundo no tiene ninguna protección ante esta enfermedad, que, antes de que llegara la vacuna, en 1963, mataba a 2,6 millones de personas cada año, especialmente pequeños. En 2021, hubo 128.000 muertos por esta dolencia, una cifra aún alta, pero que muestra los avances registrados. En 2022, señala Unicef, el número de contagios se duplicó con respecto a 2021.
En el caso de España, el responsable de Unicef explicó que la tasa de vacunación no ha sufrido un retroceso, aunque la pérdida de confianza registrada podría derivar en eso posteriormente. “No estamos exentos de riesgos”, recalcó.
“Tal vez haya sido una caída puntual en los años covid, no lo sabemos aún, pero hay que restaurar la inmunidad y pedimos a los gobiernos que reafirmen su compromiso para llegar a esos niños que no han recibido esas vacunas”, insistió Vera.
Madres más educadas, niños más vacunados
¿Cómo aumentar el número de niños inmunizados y devolver la confianza en las vacunas? Unicef pide más financiación, incluyendo los fondos excedentes de la covid-19, fomentar la atención primaria y trabajar para que las vacunas estén disponibles y sean asequibles. Además, el Fondo de la ONU insta a informar más y mejor a los padres y cuidadores para que aprendan de nuevo a confiar en el gobierno, el sistema sanitario, los productores de vacunas y las propias vacunas. Todo ello con la mente puesta en el objetivo internacional de reducir a la mitad en 2030 el número de niños que no reciben las vacunas esenciales y lograr una cobertura del 90% para las inmunizaciones consideradas esenciales. Si la meta se logra, se habrán podido salvar 50 millones de vidas en la década en curso.
En 2022, el número de casos de sarampión en el mundo se duplicó con respecto a 2021, según Unicef
“La inmunización sistemática y unos sistemas sólidos de salud son nuestra mejor baza para prevenir futuras pandemias, muertes y sufrimientos innecesarios. Con los recursos aún disponibles de la campaña de vacunación contra la covid-19, ahora es el momento de reorientar esos fondos para reforzar los servicios de inmunización e invertir en sistemas sostenibles para todos los niños y niñas”, insistió Russell.
Unicef también señala en sus conclusiones la importancia de las mujeres para revertir este proceso. Primero porque la mayoría de los trabajadores sanitarios son de sexo femenino, pero necesitan mejores salarios, seguridad laboral, formación y protección ante los riesgos a los que se exponen en algunos lugares. Y en segundo lugar, porque las madres son las principales responsables de la salud de los niños, pero “las normas sociales y culturales de los hogares y las comunidades pueden limitar su autoridad para tomar decisiones”. Concretamente, el informe subraya que la “prevalencia de niños sin vacunar disminuye a medida que aumenta el nivel educativo de la madre”. Por ejemplo, en Nigeria, el porcentaje de niños no vacunados con madres de bajo nivel de formación era del 53,2% y rondaba el 10% en caso de pequeños con madres con un alto nivel educativo.
Hugo Rázuri, jefe de Supervivencia y Desarrollo Infantil de Unicef en Bolivia, donde la cobertura vacunal es del 70%, puso el ejemplo de una madre de familia de la ciudad de El Alto, que escuchó, por boca de curanderos, rumores sobre los daños que provocaba la vacuna de la covid. “Para evitar que a su hija de cuatro meses la vacunaran contra el coronavirus, la señora Ana, que es analfabeta, decidió no vacunarla de nada. Hasta que en un espectáculo callejero en aimara, la lengua de esta familia, organizado por Unicef, escuchó información sobre qué son las vacunas, de qué protegen y qué riesgos conllevan. Hoy, Rosita, su hija, está vacunada”, dijo.
Sin vacunas por un ciclón
Más allá de los coletazos de la pandemia, hay lugares remotos del planeta donde el acceso a las vacunas lleva años siendo complicado y poco rentable para las farmacéuticas debido a la baja densidad de población. En estas zonas, además, el cambio climático pone en la cuerda floja este derecho de la infancia a la salud.
”El 58% de las enfermedades infecciosas se incrementan debido al cambio climático. La subida de las temperaturas y de la humedad hacen que proliferen vectores de enfermedades y los fenómenos meteorológicos extremos como ciclones, inundaciones y sequías obligan a suspender las vacunaciones, porque la prioridad es dar respuesta a la urgencia”, dijo desde Suva, en las Islas Fiyi, Zoraya El Raiss Cordero, especialista del Programa de Acción Ambiental y Climática de Unicef Pacífico.
Según la experta, en Fiyi, “el acceso a una vacuna no solo depende de tener la dosis, sino de poder almacenarla de forma segura y poder transportarla”. El Raiss destacó, por ejemplo, que entre el 70% y 80% de los centros de salud de la zona no tienen un acceso fiable a la electricidad, pero celebró que en la región se están usando drones para transportar los fármacos a lugares a los que nunca habían llegado hasta ahora.
“La crisis climática es una crisis de derechos de la infancia y aquí también amenaza su propia existencia, porque hay atolones, territorios que se sitúan a tres o cuatro metros sobre el nivel del mar, que están fuertemente amenazados”, alertó.
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