La DEA empezó a seguir los pasos de Genaro García Luna desde hace más de una década. Así lo confirmó este jueves Miguel Madrigal, un agente antinarcóticos llamado a declarar en el juicio en Nueva York contra el secretario de Seguridad Pública del Gobierno de Felipe Calderón (2006-2012). Después de que fue detenido Sergio Villarreal Barragán El Grande en septiembre de 2010, Madrigal se entrevistó con el capo por varias horas y dio información sobre sobornos que supuestamente recibía el funcionario del Cartel de los Beltrán Leyva. No precisó la fecha de la reunión. “Detalló información sobre esos tratos”, relató el funcionario, que estuvo entre 2008 y 2015 en la oficina de la Agencia en Ciudad de México. El testigo también habló de Champs Elysées [Campos Eliseos], un lujoso restaurante en la capital que estaba frente a la Embajada de EE UU, donde se daban las entregas de dinero, de acuerdo con fuentes de inteligencia. “Teníamos información de que altos funcionarios recibían ahí sobornos de los carteles”, señaló.
Madrigal señaló en varias imágenes dónde se encontraba el restaurante en el mapa y dijo que los agentes estadounidenses fueron al sitio para ver si podían identificar información que les ayudaran a saber más de las entregas de dinero. “Buscábamos cámaras”, comentó el testigo. Pero no había. La DEA estaba particularmente preocupada de la información que había recibido porque intercambiaba constantemente datos sensibles sobre los grupos criminales con la Policía Federal, en ese tiempo bajo el mando de Calderón. Se compartía inteligencia, seguimiento de teléfonos, ubicaciones de domicilios sospechosos y el rastreo de vehículos de narcotraficantes, por ejemplo.
El testigo señaló directamente a Édgar Bayardo, antiguo comandante de la Policía Federal. Después de la guerra de carteles de 2008 entre el grupo de Joaquín El Chapo Guzmán y la facción de los hermanos Beltrán Leyva, la DEA se empezó a dar cuenta de que Bayardo solo les compartía información sobre capos del grupo de Arturo Beltrán, como Édgar Valdez Villarreal La Barbie y Harold Poveda El Conejo. Nada sobre Ismael El Mayo Zambada, su hermano Jesús El Rey Zambada ni otros aliados del Cartel de Sinaloa. Los agentes estadounidenses empezaron a sospechar.
Poco después, una fuente de la DEA enseñó a Madrigal un video en el que aparecía el coche de Bayardo estacionado afuera de una de las casas de El Rey Zambada, el encargado del Cartel de Sinaloa de dar los sobornos a García Luna, según los testimonios de los testigos cooperantes que ya han declarado en este juicio. Al menos eso creían. “Informamos a nuestros jefes de que Bayardo estaba recibiendo sobornos de Rey”, contó el testigo. El agente compartió la información con su superior para pasar un reporte a los superiores de Bayardo, el comisiado Víctor Garay, en la Policía Federal. Después de que identificaron donde vivía El Rey coordinaron los esfuerzos para atraparlo, pero ya se había escapado. Las sospechas de filtraciones y traiciones crecieron.
Jesús Zambada fue detenido finalmente en octubre de 2008, en un operativo en el que no tuvo nada qué ver la Policía Federal. Cuando Madrigal compartió la información con Bayardo, la conversación fue corta. “Se veía preocupado”, recordó el agente, actualmente apostado en Texas. “Me pareció extraño”. El testigo dijo que a partir de este momento se limitó la información que compartían con sus contrapartes mexicanas y que empezaron a actuar “con cuidado”.
“Con ayuda del Gobierno, el cartel creció en cuanto a territorio, en la cantidad de drogas que movíamos y eliminó a sus enemigos”, afirmó Villarreal Barragán en la corte de Brooklyn el pasado 23 de enero. El Grande fue el primer testigo que declaró en el juicio contra García Luna. “Normalmente ponían una maleta sobre la mesa, abrían el zipper y enseñaban el contenido”, aseguró el capo sobre los pagos al exsecretario. “Nos daba información de operativos e investigaciones contra la organización y nos ayudaba a deshacernos de comandantes y jefes de la policía en cada plaza”, agregó.
Bayardo se convirtió después en testigo protegido en diciembre de 2008 sobre un caso de colusión de funcionarios con miembros del narcotráfico y, en concreto, del Cartel de Sinaloa. Un año después, el comandante fue asesinado en diciembre de 2009 en un café Starbucks, en Benito Juárez, al sur de Ciudad de México. De acuerdo con las crónicas del asesinato, el policía era informante de la DEA, de la Policía Federal y del Cartel de Sinaloa. Fue acribillado por dos sicarios que se bajaron de una camioneta. Lo mataron y dejaron herido de gravedad a uno de sus escoltas, así como a una comensal.
El testimonio de Madrigal continua esta tarde en la corte de Brooklyn, en la última audiencia de esta semana. García Luna es acusado de narcotráfico, delincuencia organizada y dar declaraciones falsas. El portal Propublica había adelantado el pasado 22 de enero que la DEA investigaba al exfuncionario mexicano desde hace más de 10 años.
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