La economía de Estados Unidos se mueve aún por el estrecho camino que le permite evitar una recesión pese a las subidas de tipos de interés de la Reserva Federal, las más agresivas desde comienzos de la década de 1980. El producto interior bruto creció un 0,7% trimestral, esto es, a una tasa anualizada del 2,9% en el cuarto trimestre del año, según los datos publicados este jueves por el Departamento de Comercio. Es una ligera desaceleración desde el ritmo anualizado del 3,2% del trimestre anterior.
La cifra se sitúa algo por encima de las previsiones de los analistas. En el conjunto del año, el producto interior bruto (PIB) creció un 2,1%, frente al frenético 5,9% de 2021, a lomos de la recuperación de la recesión que provocó la pandemia en 2020. La cifra de 2022 es un sólido crecimiento en el año de la guerra de Ucrania, de la inflación más alta en 40 años y del endurecimiento de la política monetaria.
En el cuarto trimestre, el de Acción de Gracias y Navidad, donde se acelera el consumo por los viajes y las compras, los consumidores hicieron frente a las subidas de precios y aumentaron su gasto. La pandemia dejó una bolsa de ahorro extra y esa reserva, junto con la fuerte creación de empleo, alimenta el motor de la economía estadounidense. A eso se une un aumento del gasto público, especialmente en el Gobierno federal.
“El aumento del PIB real reflejó incrementos de la inversión en inventarios privados, el gasto de los consumidores, el gasto de la Administración federal, el gasto de las administraciones estatales y locales y la inversión fija no residencial, que se vieron compensados en parte por descensos de la inversión fija residencial y las exportaciones. Las importaciones, que restan en el cálculo del PIB, disminuyeron”, explica la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio.
Con el dato publicado hoy (un primer avance que será sometido a revisión), Estados Unidos cerró 2022 con un crecimiento notable; una inflación alta (el 6,5% interanual), pero que es la menor desde 2020, y una tasa de paro en el 3,5%, que iguala el mínimo del último medio siglo. Las subidas de tipos de interés han frenado a algunos sectores (la construcción y la compra de viviendas), pero no han provocado por ahora la temida recesión.
Para el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, son buenas noticias después de que la situación económica haya sido su principal quebradero de cabeza el pasado año, aunque no puede disfrutarlas del todo por el escándalo de los papeles clasificados que tenía en un despacho privado y en su casa de Wilmington (Delaware).
Muchos economistas creen que el peligro de recesión sigue ahí y que es probable que Estados Unidos experimente una suave recesión a lo largo de este año, pero la opción del aterrizaje suave (controlar la inflación sin una contracción de la economía) aún es posible. El PIB de Estados Unidos cayó dos trimestres consecutivos en la primera mitad de 2022, pero por factores puntuales y mientras se generaba empleo con fuerza, con lo que los economistas evitan calificar de recesión ese retroceso.
“El gasto de los consumidores sigue siendo fuerte, tanto a nivel nacional como mundial”, señala por correo electrónico Callie Cox, analista para Estados Unidos de eToro. “Es difícil que se produzca una recesión cuando la demanda es tan resistente, y eso es una buena noticia para un mercado preocupado por el futuro de la economía”, añade.
La Reserva Federal ha frenado ya el ritmo de las subidas de tipos de interés, pero los economistas e inversores esperan que vuelva a elevarlos en la reunión de la semana próxima. Esperan una subida de 0,25 puntos, tras la de 0,5 puntos de diciembre, que situó el precio oficial del dinero en el rango del 4,25%-4,5%. El presidente del banco central, Jerome Powell, ha insistido en que más importante que el ritmo es el nivel al que acaben llegando los tipos y el tiempo que se mantengan altos. Powell no dará un paso atrás hasta que vea que la inflación está bajo control.
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