Las revelaciones que hacen el príncipe Enrique y Meghan Markle sobre su vida en palacio no son el único tema de conversación en torno al nuevo documental que protagonizan los duques de Sussex en Netflix. La audiencia y los medios de comunicación también han reparado con interés en uno de los amigos y confidentes de la pareja real que participan en la miniserie. Ignacio Figueras (Buenos Aires, 45 años) solo interviene durante unos segundos en los tres primeros capítulos de Enrique y Meghan, pero este atractivo jugador de polo argentino —rostro anguloso, pelo oscuro, piel morena y voz grave con inconfundible acento porteño— no ha pasado inadvertido para el público. Su vida, al igual que la de los Sussex, es digna de una serie de televisión: de chico de campo criado entre caballos a supermodelo de Ralph Lauren y amigo de la realeza y las estrellas de Hollywood.
Figueras, al que llaman Nacho, se crio en 25 de Mayo, un tranquilo pueblo rural a más de 200 kilómetros de Buenos Aires. Cuando nació, en 1977, la capital todavía estaba convulsa por el golpe de Estado que inició la última dictadura militar en ese país. Hijo de un ingeniero agrónomo y de un ama de casa, Figueras creció en el seno de una familia tradicional bonaerense emparentada con el coronel Artemio Gramajo, ministro de Guerra, edecán del presidente Julio Argentino Roca y hombre clave en la llamada “conquista del desierto”, la campaña militar que a finales del siglo XIX diezmó a los pueblos aborígenes de la región pampeana y la Patagonia.
El polo abriría a Figueras las puertas de la alta sociedad porteña y la jet set internacional. Con nueve años, empezó a practicar ese deporte en El Rincón, la finca de la familia Monteverde, considerada como la realeza del polo. Con 17 años y un hándicap de seis (el máximo es 10), viajó a París para probar suerte como jugador profesional. En 1997, mientras disputaba un torneo en Buenos Aires, conoció a su mujer, Delfina Blaquier, una atleta de élite con medallas de oro en salto de altura y miembro de una de las familias más ricas de Argentina: hija del terrateniente y también polista Eduardo Blaquier y de la piloto de automovilismo Delfina Frers, así como nieta del armador Germán Frers, fundador de un estudio donde todavía se diseñan algunos de los veleros más caros del mundo. “Para mí fue amor a primera vista”, reconoció Figueras en una entrevista. Durante el noviazgo, tuvo su primer contacto con la realeza. Malena Nelson de Blaquier, abuela de su novia, había sido amiga del duque de Edimburgo, abuelo del príncipe Enrique. En la década de 1960, el marido de la reina de Inglaterra incluso pasó unos días en La Concepción, la finca de 6.000 hectáreas de los Blaquier.
Los primeros tiempos de relación de Nacho Figueras y Delfina Blaquier no fueron fáciles. Con 19 años, ella se quedó embarazada. La noticia causó cierto revuelo en la conservadora sociedad porteña de la época, que no veía con buenos ojos que uno de los suyos tuviera un hijo sin haber pasado antes por la iglesia. Pero un golpe de suerte daría fama y fortuna propia a la joven pareja. En 1999, el famoso fotógrafo de moda Bruce Weber conoció al jugador de polo en una cena organizada por Kelly Klein, exmujer de Calvin Klein, en Bridgehampton, un pueblo de millonarios aficionados al polo cerca de Nueva York. Encantado con sus rasgos latinos, Weber le propuso hacerle unas fotos junto a la actriz Penélope Cruz, que entonces era imagen de Ralph Lauren. Al año siguiente, debutó como modelo de la firma de ropa estadounidense.
Su asociación con Ralph Lauren lo convirtió en una estrella en los círculos sociales de Nueva York, Palm Beach, Aspen y California. Durante casi 20 años, Figueras ha compaginado su carrera como polista de élite y embajador de la marca, codeándose con celebridades del cine y la televisión. En junio de 2009, participó en un capítulo de la exitosa serie Gossip Girl y en el programa de Oprah Winfrey, a quien dio clases de polo ante millones de espectadores. Ese mismo año fue votado como el segundo hombre más atractivo del mundo por los lectores de la revista Vanity Fair, solo por detrás de Robert Pattinson y por delante de Brad Pitt. También realizó varias apariciones en el show televisivo de Ellen DeGeneres, a la que conoció en un restaurante de Los Ángeles. “Él y su mujer pasaron cerca de mi mesa tantas veces, que dije ‘esta gente está tratando de llamar mi atención’. Nos invitaron a mí y a mi mujer [la actriz Portia de Rossi] a ver un partido de polo. Después me enteré de que él es como el David Beckham del polo”, recordó Ellen en su programa, en 2017. “No sabía que era tan famoso. Es muy gracioso, muy dulce, muy educado”, añadió la presentadora, que también es amiga de Enrique y Meghan.
Los amigos de los duques de Sussex se casaron en 2005 en la finca La Concepción ante 400 invitados, incluido su hijo mayor, Hilario, que nació en 2000. Hoy son padres de otros tres niños: Aurora, Artemio y Alba. Solo dos años después de su boda, en 2007, Figueras conoció al príncipe Enrique mientras disputaban un torneo de polo en Reino Unido. El hijo de Lady Di empezó a contar con él para los partidos a beneficio de Sentebale, la fundación que cofundó para ayudar a los niños y jóvenes de Lesoto afectados por el VIH. “Realmente, Enrique y su hermano Guillermo están muy comprometidos con ayudar al prójimo. Les sale muy de adentro la idea de devolver algo de lo tanto que les dio la vida. Y te das cuenta de que lo hacen de corazón. No es un asunto de imagen. No me lo cuentan, yo lo veo todo el tiempo”, explicó Nacho en una entrevista al diario argentino La Nación, en 2012. “Yo no sé lo que pueda verse desde afuera. Solo puedo asegurar que son personas muy cálidas”, zanjó.
Así es como se convirtió en uno de los mejores amigos y confidentes del príncipe Harry. El 19 de mayo de 2018, él y su mujer asistieron a la boda de los Sussex, compartiendo reclinatorios en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor con George y Amal Clooney, David y Victoria Beckham, Oprah Winfrey, Elton John y Serena Williams. Hoy, el argentino no tiene nada que envidiar a sus amigos famosos. La web Models.com lo incluyó en 2015 entre los 18 modelos masculinos más cotizados, estimando su fortuna en 30 millones de dólares (unos 28 millones de euros). Sigue vinculado a Ralph Lauren a través de Black Watch, el equipo de polo que capitanea y que cuenta con el patrocinio de la marca de ropa. El nombre del equipo rinde tributo a un regimiento escocés que sirvió a la corona británica durante 266 años.
Pero Figueras ha sabido diversificar sus negocios, levantando su propio imperio equino. Ahora se dedica a criar caballos purasangre y ponis de polo de primera clase en Cría Yatay, su rancho a las afueras de Buenos Aires. La finca está a pocas horas de 25 de Mayo, el pueblo de su infancia, donde todo empezó.