Francisco Camps, expresidente de la Generalitat Valenciana, afronta este jueves el segundo asalto de su interrogatorio como acusado en el juicio sobre su presunta implicación en el caso Gürtel, que se celebra en la Audiencia Nacional. En la duodécima sesión de la vista oral, el exdirigente del PP navegará por aguas conocidas y responderá a las cuestiones de su defensa, después de que este miércoles se enfrentase a las preguntas de la Fiscalía Anticorrupción. Durante casi tres horas, el ministerio público se lanzó en busca de las contradicciones del político, al que los principales cabecillas de la trama (Francisco Correa, Pablo Crespo y Álvaro Pérez, alias El Bigotes) señalan como la vía de entrada de la red corrupta en la comunidad.
Relación con El Bigotes y Correa. Camps trató este miércoles de desvincularse totalmente de los cabecillas de la trama. Afirmó que, antes de estallar el escándalo, no sabía “quiénes eran” Correa y Crespo, y que con Álvaro Pérez solo mantenía una relación “profesional” (era quien organizaba los actos del PP valenciano). Pero, al interrogarle, Anticorrupción puso sobre la mesa que el expresidente coincidió con Correa en las bodas de la hija de José María Aznar y del propio Álvaro Pérez —el dirigente popular se escudó entonces en que solo se encontraban en el mismo edificio, pero que no mantuvieron contacto—; y recordó que ambos se vieron en un hotel de Madrid. “Solo fueron dos minutos” y “no lo recuerdo”, se defendió Camps, que vio cómo la Fiscalía, para demostrar la cercana relación que tejió con El Bigotes, exhibía de nuevo la conversación grabada por la Policía donde se refiere a él como “amiguito del alma”.
La acusación sostiene que el expresidente facilitó a Álvaro Pérez, debido a la amistad que tuvieron, “el acceso a altos cargos de la Administración [regional] con poder decisorio” en la concesión de contratos públicos, que siguieron sus órdenes para amañar adjudicaciones en favor de la red corrupta. Para demostrar esa cercana relación, también incidió este miércoles en que El Bigotes tenía el número de teléfono del presidente valenciano y de su esposa, y que hablaban de forma cariñosa y de temas personales. “Mi teléfono lo tenían millones de personas”, se escudó Camps.
Vía de entrada en la Generalitat. En su escrito de acusación, Anticorrupción subraya que el exjefe de Gobierno “facilitó a Pérez el acceso a altos cargos de la administración autonómica”. Pero Camps lo niega. En concreto, lo ha hecho después de que la fiscal Concepción Nicolás le preguntase si medió para que El Bigotes conociera a Juan Cotino, coordinador de facto de la fundación que organizó la visita de Benedicto XVI en junio de 2006 a Valencia, en la que se desviaron fondos en favor de la Gürtel. Pero el ministerio público ha recordado que la sentencia de la propia Audiencia Nacional sobre esa adjudicación irregular consideró “acreditado” que el entonces presidente “puso en contacto” a Cotino con Pérez, después de que Correa le ordenase a El Bigotes que hablase con Camps sobre ello.
Los actos de campaña. Al incidir en la presunta relación del entonces presidente con la trama, la fiscal ha destacado que las empresas de Gürtel organizaron los actos de la campaña electoral de Camps de 2007, y del partido valenciano en 2008. Ha sido entonces cuando el exdirigente del PP ha alegado que le venían impuestas por la dirección nacional de la formación, y que él no sabía nada sobre quién estaba detrás de esos eventos. Sin embargo, los jefes de la trama explicaron en sus declaraciones que, para entonces, ya habían roto prácticamente con Génova 13 tras asumir Mariano Rajoy el liderazgo del partido en sustitución de Aznar. Precisamente, Correa y Pérez detallaron que fue precisamente ese distanciamiento el que provocó que desembarcaran en la Comunidad Valenciana.
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Así lo explicó El Bigotes: “[Fue] cuando pierde las elecciones el PP [en 2004] y se hace cargo Rajoy. Correa ya tenía algunos problemas en el PP, y yo tuve alguna discrepancia con la jefa de prensa de Rajoy. Yo no estaba a gusto. En un hotel de Madrid, me encontré con Camps, estuvimos charlando un rato y se lo dije. Y fue la primera vez que me propuso ir a Valencia a trabajar”. “El primer compromiso que adquiere Camps conmigo es que, cuando llego a Valencia, me da los eventos del partido, a pesar de que tenía orden del PP nacional de no contratar nada”, añade en un escrito de confesión que envió al tribunal.
La imagen. Al despejar balones sobre la organización de los actos de sus campañas electorales y achacar toda responsabilidad al PP nacional, la Fiscalía ha cuestionado que Camps no se preocupase por ellos. “¿Le explicaron por qué los habían elegido a ellos, [en referencia a las empresas de la trama]? Es que estamos hablando de su imagen como candidato”, ha preguntado la representante del ministerio público. El presidente se ha defendido así: “De mi imagen no me he preocupado en mi vida”. Sin embargo, en otra sesión del juicio, uno de sus consejeros proyectó una idea diferente de él: “Camps, como todos los presidentes, son muy celosos de sí mismos. Y mi única preocupación era que, si en el vídeo yo salía una vez, él tenía que salir diez. Porque, si no, tendría un enojo conmigo”, dijo Manuel Cervera, que ocupó la cartera de Sanidad de la Generalitat.
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