La intervención de la Fiscalía de Ciudad de México en el embrollo del plagio de la ministra Yasmín Esquivel ha sido un visto y no visto. Tan solo unas horas ha tardado la dependencia en salir a desmentir la información que había salido el lunes de su misma oficina. En un comunicado, la Fiscalía ha afirmado este martes que ha cerrado la investigación porque ya había prescrito y ha negado haber llegado a la conclusión de que la jueza fue víctima de plagio, tal y como se lee en un documento firmado por el fiscal de investigación central, Carlos Guillermo Cruz Guzmán, que fue difundido el lunes. La institución mantiene a EL PAÍS que el caso “no se puede investigar” por el tiempo que ha pasado, ya que la tesis fue publicada en 1987, hace 36 años.
La revelación de que la tesis de Yasmín Esquivel, integrante y entonces candidata a presidir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), era idéntica a una presentada el año anterior ha desbordado una cascada de responsabilidades que ha terminado salpicando a varias instancias del país. Después de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y su profesora Martha Rodríguez, a quien Esquivel mostró como su principal defensa en los primeros días y sobre quien se ha desvelado que participó durante décadas en un sistema de copia de tesis dentro de la universidad, el último en mojarse ha sido el Ministerio Público de Ciudad de México.
El 25 de diciembre Esquivel anunció que había puesto una denuncia por plagio a Edgar Ulises Báez, el alumno que publicó la tesis un año antes que ella, ante la Fiscalía de la capital. Los días pasaban y el plazo para la elección de la nueva presidencia de la Suprema Corte se acortaba. Esquivel insistía en que ella era la víctima de toda esta polémica y aseguraba que tenía pruebas periciales que lo comprobaban. Entre esas presuntas evidencias, la ministra afirmaba que contaba con un testimonio firmado por el propio Báez en el que reconocía que él había “copiado partes importantes” del trabajo de Esquivel.
Todas estas pruebas estaban detalladas en la carpeta de investigación CI-FIEEC/ACI/UI-2 C/D/00647/12-2022. Ahí constaba el testimonio de Martha Rodríguez que, por un lado, sustentaba la originalidad de la tesis de Esquivel y, por otro, aportaba el testimonio autoinculpatorio de Báez. La profesora aseguraba que había recibido una carta firmada por el abogado en su buzón unos días después de que se desatara la polémica, admitiendo el plagio. Además estaba la declaración de un notario que se desplazó junto a Rodríguez a la casa de Báez y una serie de díctamenes informáticos de que la tesis de la ministra se había subido unos meses antes que la de Báez al repositorio de la UNAM, en el año 2018.
Con estos documentos y la única declaración de Esquivel y Rodríguez, la Fiscalía cerró la investigación a los seis días y decidió no ejercer acción penal porque el caso está sobreseído. Sin embargo, dentro del documento elaborado por el Ministerio Público está el párrafo que ha causa la polémica. En su página 13, dentro del apartado de los considerandos, se lee: “En consecuencia, del análisis integral a los datos de prueba obtenidos durante la investigación, es evidente que la denunciante Yasmín Esquivel Mossa no copió, ni en partes, ni en su totalidad la tesis de Edgar Ulises Báez”.
Esta afirmación fue filtrada este lunes, por el periódico El Universal, unas horas antes de que tuviera lugar la sesión de la Suprema Corte para elegir al sucesor de Arturo Zaldívar. Las críticas a la institución encabezada por Ernestina Godoy no tardaron en llegar, sobre todo por llegar a ese resultado sin haber consultado ni siquiera al propio Báez. Este martes, la Fiscalía ha reinterpretado su propia frase y ha aseverado en un comunicado: “Esta Fiscalía no se ha pronunciado en ningún momento sobre el tema ni ha hecho pública alguna conclusión en el sentido de que la denunciante fuera víctima de plagio”. La dependencia señala a este periódico que esa frase “en ningún caso se trata de una conclusión, sino de una hipótesis”.
Así la Fiscalía se desmarca del caso y la pelota vuelve al tejado de la UNAM, la casa de estudios a la que pertenecían los estudiantes involucrados. La institución salió a reconocer el “alto nivel de coincidencia” que existe entre ambas tesis y un comité de integridad va a ser quien determine quién plagió a quién. Su rector Enrique Graue salió el último día del año para atajar las críticas a la ambigüedad de la universidad: “La revisión académica de los contenidos de ambas tesis, sus fechas de publicación, así como los archivos físicos y digitales de la universidad, hacen presumir que la tesis original fue la sustentada en 1986″. Todavía falta esperar a la resolución final.
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