La NBA investiga si los Dallas Mavericks se dejaron ganar para quedar fuera de los ‘playoffs’ | Deportes

Algo no funciona en una competición cuando los equipos prefieren perder que ganar. El final de la temporada regular de la NBA ofrece con frecuencia ese lamentable espectáculo de equipos que prefieren caer derrotados y perder posiciones en la clasificación para ganar posiciones en el draft. Normalmente, lo hacen con cierto disimulo, pero los Dallas Mavericks lo telegrafiaron con antelación y lo dejaron patente en su penúltimo partido de la temporada, contra los Chicago Bulls, en el que una derrota les dejaba matemáticamente fuera de las eliminatorias por el título. Se les notó tanto que la NBA ha abierto una investigación.

Luka Dončić jugó poco más de un cuarto en la noche en que el club de Dallas homenajeaba a Eslovenia, su país. Casi todo el partido compartió banquillo con Kyrie Irving, la otra gran estrella del equipo, mientras a los Mavericks se les iba la temporada. Tim Hardaway, Maxi Kleber, Josh Green y Christian Wood se quedaron también fuera del equipo. Pese a ello, los de Dallas llegaron a tener una ventaja de 11 puntos en el último cuarto de su partido frente a los Bulls, que acabaron perdiendo por 112-115, en un hundimiento que acentuaba las sospechas.

Sus últimas opciones de entrar en las eliminatorias y luchar por el título se esfumaban. A cambio, sin embargo, mejoraban sus papeletas en la lotería que establece el orden del draft, el método por el que los equipos de la NBA eligen a los jugadores de la nueva hornada de jóvenes promesas.

“La NBA ha iniciado hoy una investigación sobre los hechos y circunstancias que rodearon las decisiones sobre la plantilla de los Dallas Mavericks y su conducta en el partido de anoche entre los Chicago Bulls y los Mavericks, incluyendo las motivaciones detrás de esas acciones”, ha dicho este sábado el portavoz de la liga Mike Bass, en una declaración recogida por la agencia AP.

El reclamo de Wembanyama

Cada año, al acabar la temporada, los quipos de la NBA eligen a los nuevos jugadores de la liga con un sistema que da prioridad a los peor clasificados. Dejarse caer en la tabla para tener más opciones de elegir a una futura estrella es un clásico de la NBA, que ha intentado sin éxito reformar el sistema para evitar ese penoso espectáculo de equipos que celebran disimuladamente sus derrotas. En el próximo draft el gran favorito es el portentoso pívot francés Victor Wembanyama, de 2,20 metros de estatura y 19 años de edad, al que muchos ven como capaz de marcar una generación.

El reclamo de Wembanyama parece haber acentuado el interés de los equipos por mejorar sus probabilidades. En el caso de los Mavericks se suma, además, que por un viejo acuerdo con los Knicks, tienen cedido su jugador de primera ronda del draft de este año, a menos que su equipo sea uno de los 10 primeros en elegir. Al perder contra Chicago, se disparan las probabilidades de que su selección quede protegida precisamente por eso. Además, en la posición a la que han caído cuentan con un 4,5% de probabilidades de ser los primeros en escoger y, por tanto, de optar a Wembanyama.

El riesgo de que esto sucediese ya se veía venir. “Sé que muchos de nuestros equipos de la NBA están salivando ante la idea de que potencialmente a través de nuestra lotería podrían conseguir a Wembanyama”, admitió el comisionado de la NBA, Adam Silver, en octubre pasado, tras lo que advirtió que todos deberían competir deportivamente.

El caso de los Dallas Mavericks no es único. Varios equipos de la parte baja de la tabla están prescindiendo de sus mejores jugadores y han entrado en una dinámica perdedora algo sospechosa. Sin embargo, el caso de los Mavericks es especial por varios motivos.

Primero, porque han tirado la toalla cuando aún tenían posibilidades de entrar en las eliminatorias, aunque no dependían de sí mismos. Necesitaban ganar a los Chicago Bulls este viernes, a los San Antonio Spurs este domingo y esperar una derrota de los Oklahoma City Thunder contra los Memphis Grizzlies. Eso solo les daba la décima posición y, por tanto, acceso al play-in, una repesca en que debían ganar dos partidos a vida o muerte para entrar a los playoffs, donde les esperaría el líder del Oeste, los Denver Nuggets. Y con el fracaso de la sociedad Dončić-Irving solo parecía prolongar la agonía en el mejor de los casos.

Pero además de que se desenchufaron cuando matemáticamente tenían posibilidades, el entrenador del equipo, Jason Kidd, dejó claro antes del partido que iba a sentar a sus mejores jugadores y que no era una decisión suya, sino de “la organización”, pese a que se alegaron supuestas lesiones poco creíbles. A eso se une que la ejecución de la derrota fue un poco chapucera, con los Mavericks por delante hasta su hundimiento final.

Por si quedaba alguna duda, Kidd fue transparente en la rueda de prensa posterior al partido: “Esto es quizá un paso atrás, pero esperemos que nos lleve a seguir adelante… Estas son decisiones que se toman desde mis jefes y tenemos que seguirlas y confiamos en que [el propietario Mark] Cuban y Nico [Harrison, el director general,] van a juntar las piezas para ponernos en posición de ganar un campeonato. Y hoy solo empieza el proceso”.

No está claro qué sanción podría imponer la NBA a los Mavericks en caso de que concluya que, como todo apunta, se dejó ganar. Pero sea cual sea, no remediará el problema de diseño que hace que los equipos practiquen el llamado tanking para hundirse aposta en la clasificación, especialmente en los últimos partidos.

Es la consecuencia indeseada de un sistema establecido para equilibrar la competición a largo plazo. Los equipos más débiles tienen prioridad al elegir en el draft. ¿Y cómo se mide cuáles son los equipos más débiles? Antes, los equipos elegían en orden inverso a su posición en la tabla: solo se sorteaba la primera elección entre los últimos de cada conferencia. En 1984 se reformó el sistema para reforzar el componente de azar, de modo que perder una posición no garantizase adelantar un puesto en el orden de elección, especialmente en las primeras elecciones del draft. Se ha ido retocando numerosas veces.

En 2017 se estableció el sistema de lotería actual, aplicado desde 2019, que acentúa la aleatoriedad. Entran en el bombo los 14 equipos que han quedado fuera de los playoffs. El nuevo sistema nivela las probabilidades de modo que los tres últimos equipos de la clasificación de la temporada regular tienen cada uno un 14% de posibilidades de ganar la primera elección en la lotería. El cuarto por la cola tiene un 12,5% de opciones; el quinto un 10,5%; el sexto, un 9%; el séptimo, un 7,5%… En la estructura anterior a 2019, el primer cabeza de serie tenía un 25% de posibilidades de ganar la lotería; el segundo, un 19,9% y el tercero, un 15,6%. Las papeletas del resto se reparten en función de las posiciones en la clasificación.

Y una vez que se dispone de la primera opción toca saber elegir. Los Houston Rockets se hundieron aposta en 1984, pero para acabar eligiendo a Hakeem Olajuwon. Los Portland Trail Blazers, segundos en fichar, optaron por Sam Bowie. Y fueron los Chicago Bulls, pese a ser los terceros en escoger, los que se quedaron a Michael Jordan.

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