Un buen día, un joven sueco harto de trabajar para otros decide crear su propia empresa en base a sus dotes de programador informático. La empresa de marketing digital de Daniel Ek es un éxito y la vende a unos inversores, uno de los cuales, Martin Lorentzon, decide apoyar financieramente al joven emprendedor en su nuevo proyecto: crear una compañía en internet que ofrezca toda la música del mundo legal y gratuitamente, dicho de otra manera, acabar con la piratería y que permita beneficios a la propia empresa, a las discográficas y a los músicos.
Spotify se creó en 2006 y se lanzó públicamente en 2008, con dos opciones: una gratuita y otra, con mejor calidad de reproducción y libre de publicidad, a través de una suscripción de pago. Las cifras en 2022 son indiscutibles: 433 millones de usuarios y 188 millones suscriptores. Daniel Ek ya forma parte del Olimpo de los dioses informáticos.
La playlist (Netflix), creada por Christian Spurrier, trata del origen, desarrollo y éxito de la empresa, un origen basado en la visionaria habilidad de su creador, el apoyo financiero de su socio y, tras laboriosas negociaciones, el beneplácito de las discográficas. El mundo estaba cambiando y los hábitos de los que lo pueblan, también. Y todo ello por el talento de un joven y de su equipo, con un promedio de edad menor que el de cualquier equipo de Primera División. Unos nuevos tiempos en los que no todo brilla. En el último capítulo de los seis de la primera temporada de la serie queda claro que los músicos, la pieza clave del tinglado, se sienten maltratados en el reparto del pastel. De una buena idea de un visionario a la codicia.
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