Pasó de dormir en la calle a triunfar en Broadway. Hailee Kaleem Wright se preparaba para las audiciones en baños públicos, se maquillaba en el metro y no tenía una dirección que poner en su currículum. Pero eso no le impidió coronarse como Catalina de Aragón en el musical Six, que cuenta la historia de las seis mujeres de Enrique VIII. Su historia, que también podría tener su propio musical, la ha contado esta semana la publicación estadounidense People.
Cuando Kaleem Wright se mudó desde Houston a Nueva York las cosas se empezaron a poner muy difíciles muy pronto. “Me enamoré del teatro”, confiesa la actriz a People. “Mi madre y yo nos miramos y dijimos: ‘Recojamos nuestras cosas y vayámonos a Nueva York. Intentemos hacer esto’. Y no salió muy bien”. La actriz, que tiene ahora 29 años, era entonces una adolescente que acababa de terminar el instituto. Se mudó con su familia y tanto ella como su madre, una cantante que se había curtido con papeles menores en obras regionales, empezaron a hacer castings.
El primer problema resultó ser la falta de alojamiento. Los precios y la ausencia de oferta en la Gran Manzana limitaban mucho las opciones, y la familia —además de Kaleem y su madre estaba su hermano pequeño, Joe— se alojó en hoteles. “El dinero se agotó rápidamente”, recuerda la intérprete. En cuestión de semanas la familia se encontró en el programa del Departamento de Servicios para los sintecho de la ciudad; un momento que Wright describe como “uno de los procesos más deshumanizadores que he vivido nunca”. Esperaron 16 horas en las oficinas antes de que pudieran atenderlos.
“El primer lugar al que fuimos estaba en Queens. Teníamos chinches y vimos escenas horribles, horribles”, recuerda. La familia se mantenía a base de trabajos temporales en comercios minoristas y compaginaba su vida precaria con audiciones y castings. En abril de 2013, la MTV retrató su día a día como una aspirante a actriz arruinada en el programa de telerrealidad True Life. “Cuando se emitió, ni siquiera teníamos tele por cable, así que no pude verlo. Miraba el directo en Twitter de la gente hablando de mi vida”, cuenta ahora la actriz.
Cansada de su vida precaria, la familia volvió a Houston y Kaleem Wright consiguió un trabajo como oficinista. Pero una audición hecha cinco meses antes le volvió a cambiar la vida. Los Estudios Universal de Japón le ofrecieron un trabajo en su parque temático en Osaka. “Tenía 20 años y ganaba la mayor cantidad de dinero de mi vida”, confiesa la actriz a People. “No podía creer que hubiera hecho la audición para ese trabajo viviendo en un refugio”.
Las cosas le iban bien a Wright, hasta que regresó a Houston. “Después de volver de Japón, mi familia y yo volvimos a quedarnos sin casa, lo que no solo fue devastador. Mentalmente, fue catastrófico”. La actriz quemó sus ahorros en poco tiempo. “Que te den más dinero no significa que vayas a saber qué hacer con él. Es casi como la culpa del superviviente. Cuando sales de una situación difícil, te sientes obligado a ayudar a los demás. Y creo que me excedí en ese sentido”, reconoce.
Con solo 200 dólares en su cuenta, Wright decidió arriesgarse. “Cogí ese dinero y conseguí un maldito vuelo de ida a Nueva York. Habían sido tres o cuatro meses durmiendo en el coche, entrando y saliendo de hoteles, y me sentía miserable”, cuenta sobre su breve estancia de vuelta en Houston. “Aposté por mí misma”.
La apuesta, esta vez, salió bien. El año pasado Hailee Kaleem Wright debutó en Broadway con el musical Paradise Square, función que ha encadenado con la del musical Six, ganador de un premio Tony y actualmente en cartel en la meca del teatro. La historia, muy del gusto del público americano, ha acabado de dar visibilidad a la actriz, que en su entrevista repite frases manidas como “creo firmemente que nunca hay que rendirse” y predica los beneficios de libros de autoayuda como El Secreto.
Hailee Kaleem Wright vive ahora en Nueva York junto a su madre y su hermano. “Ser una niña negra del sur con unos orígenes muy humildes y llegar a Broadway… No se me escapa la alta probabilidad que tenía de fracasar, y el hecho de que finalmente pudiera triunfar… Miro mi vida ahora y no soy la misma persona”.