La TDT busca una salida en internet | Tecnología

Un espectador observa una emisión de RTVE a través de la TDT, ayer en su domicilio de Santiago de compostela.
Un espectador observa una emisión de RTVE a través de la TDT, ayer en su domicilio de Santiago de compostela.Óscar Corral

La televisión en abierto, universal y gratuita, la TDT, registra un trasvase continuado de audiencia hacia plataformas de pago o en línea. La televisión digital terrestre o abierta llegó con la promesa de más canales y mayor calidad frente a los sistemas analógicos. Pero la irrupción de televisiones inteligentes y fórmulas de pago no han dejado de evidenciar que el sistema es muy vulnerable, pese a ser la única vía de garantizar el derecho a la información audiovisual a todos, independientemente de su poder adquisitivo. La TDT busca ahora una nueva revolución, la retransmisión audiovisual digital a través de internet (DVB-I), estar donde están las otras opciones con sus ventajas: visionado a demanda con información complementaria y desde cualquier dispositivo.

Peter Lanigan, representante de TP Vision y de DVB-CM-I, grupo creado para definir los requisitos comerciales para servicios de TV en internet, cree que los sistemas de retransmisión terrestre por antenas (DVB-T), por satélite o cable no son suficientes y es necesaria la migración a internet “para competir con la calidad e interactividad de las plataformas en línea, unificando de forma transparente para el usuario los canales y permitiendo el acceso a los servicios de televisión directamente desde la red sin necesidad de antena”.

Actualmente, existe un sistema híbrido: una TDT por antena, que no permite su visionado en otros dispositivos móviles, y aplicaciones individuales de cada cadena disponibles para las televisiones inteligentes y otros aparatos conectados a internet con las que se puede acceder a esos contenidos en línea. Otra forma es recurrir a plataformas que incluyen en su oferta los contenidos de TDT, pero son de pago y están asociados a la contratación de la fibra.

Lanigan cree que la DVB-I solucionaría esta desventaja: “Abre la puerta a poder conectarse desde cualquier tipo de dispositivo, permite a las cadenas de televisión ofrecer contenidos adicionales, como implantar un servicio de reproducción bajo demanda que permita, además de ver la televisión en directo, seleccionar los programas para reproducirlos en otro momento, ofrecer información ampliada sobre las emisiones y, en el caso de la televisión a la carta, seguir viendo un programa en otro dispositivo diferente”.

El protocolo propuesto es también compatible con las redes de telefonía móvil 5G, por lo que se podría acceder a los contenidos a alta velocidad, de forma estable y sin vinculación a una red doméstica wifi. El objetivo, según resume, es “llegar a más usuarios en más dispositivos”.

El modelo se ensaya ya en Italia y Alemania. En España, según explica Pedro Vila, presidente UHD Spain, la asociación que promueve la Ultra Alta Definición en España, existe lo que considera un “hermano menor” a través de Loves TV, un sistema que permite en algunos receptores pasar a contenidos de TDT en línea en el que participan los tres principales grupos de televisión: RTVE, Atresmedia y Mediaset.

Ángel García Castillejo, de Televisión Abierta, que agrupa a al 100% del sector en abierto en España, cree que, si bien ahora hay una “convivencia” de la TDT con los contenidos a través de internet, el futuro pasa mayoritariamente por esta última vía. “Podemos enriquecer y obtener muchos más contenidos que, de otra manera, no estarían disponibles porque exigen de interactividad”.

Pero García Castillejo resalta, sobre todo, que es mejorar “un servicio de televisión gratuito al 100% de la población en todo el territorio, sin discriminaciones de índole social o económica”.

La Luna es vista tras chimeneas y antenas de televisión, en París (Francia).
La Luna es vista tras chimeneas y antenas de televisión, en París (Francia).
CHARLES PLATIAU (REUTERS)

De esta forma, no se trata de eliminar las antenas, que sería posible para los usuarios que dispongan de conexión a banda ancha o 5G, sino de “ampliar las posibilidades de acceso al servicio de TDT sin limitar la posibilidad del acceso a través de las ondas terrestres”, explica García Castillejo. “Es una ampliación, un complemento, un desarrollo de lo que ya hay y que no necesariamente tiene que acabar con las infraestructuras y las formas de transmisión y de acceso que disponemos hoy”, añade.

No obstante, el representante de Televisión Abierta cree que es el momento de “ir pensando, desde una perspectiva regulatoria legal, cómo garantizar que el conjunto de la ciudadanía pueda acceder a contenidos audiovisuales, entendidos como servicio de interés general, como un derecho fundamental a la información”. En este sentido, señala que hay que plantear cómo hacer llegar el servicio, en igualdad de condiciones, a personas con limitaciones o recursos para acceder a banda ancha o 5G. “Es un debate que se está dando a nivel global. En el caso de Latinoamérica, incluso se plantea el acceso a internet como un derecho fundamental”.

Otra brecha que hay que afrontar es el modelo de presentación de la oferta. El modelo actual, de aplicaciones individuales que exigen cambiar de plataforma y comprender cada uno de los esquemas de navegación, dificulta el uso a las personas menos habituadas a internet y acostumbradas al simple cambio de canal (zapeo). Muchos usuarios acceden a la TDT a través de la plataforma de pago contratada y que suele incluir los canales abiertos en su oferta de contenidos. “Las cosas se pueden hacer complejas, pero la idea es que la DVB-I sea una extensión de la TDT con complementos, que tenga una estructura de navegación y una filosofía similar a la de ahora”, comenta Pedro Vila. “La idea”, añade, “es que toda Europa tenga la misma y en cualquier dispositivo”.

Todos estos aspectos se van a abordar a finales de año en la cumbre mundial de la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones de la Organización de las Naciones) y con un horizonte de implantación de diez años.

“Depende también de cómo nos organizamos”, advierte Vila. En este sentido, explica que, mientras la radio digital ha llevado en algunos países a la desaparición de la FM, en España “no ha tirado para adelante”. “Que exista la tecnología no quiere decir que necesariamente el sector tenga una respuesta favorable, aunque creo que aquí nos interesaría mucho”, añade.

“En España”, completa García Castillejo, “es uno de los primeros países del mundo en penetración de la banda ancha. Tenemos disponibilidad de infraestructuras. Otra cosa es el uso que hagamos y cómo aprovechemos esta potencialidad. En cualquier caso, sin disponer de esta no podríamos plantear el uso”. “Tenemos que trabajar y ser conscientes de que hay que poner en juego el desarrollo y la evolución tecnológica con las posibilidades que aportan sin la pérdida de derechos por parte de la ciudadanía”, concluye.

Un último aspecto que abordar serían los fabricantes de televisores. Cada marca sitúa sus aplicaciones o aquellas con acuerdos comerciales en sus primeras pantallas y relegan o limitan el acceso a otras. “Eso nos está condicionando el acceso al contenido audiovisual y, al final, hay un gran riesgo de que sean los receptores de televisión los cuellos de botella para el acceso libre a la totalidad de contenidos audiovisuales”, explica García Castillejo. Y añade: “Se puede ver en el diseño de los mandos a distancia. Los botones de colores que dan acceso a las funcionalidades en línea de la TDT se van minimizando cuando no desaparecen”.

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