Kafka se registró en 1922 en un hotel como Josef K, nombre del protagonista de El proceso, la novela que Ernesto Caballero ha adaptado y dirigido. El espectáculo es de una factura impecable. La acusada caracterización de sus personajes, la amplitud expresionista del trazo escenográfico, la temperatura de la luz y el paisaje musical producen un desasosiego manifiesto, pero las actuaciones del elenco no tienen en su conjunto una impronta acorde con todo ello.
Lo primero que sorprende de Cost de vida es ver a Pau Roca interpretando a un personaje con parálisis cerebral. Superados unos primeros minutos de asombro, hay que reconocer su gran trabajo, pero al mismo tiempo no podemos evitar imaginar cómo habría interpretado el mismo papel un actor con parálisis. La dramaturga Martyna Majok ganó el Premio Pulitzer en 2018 por este texto, y especifica que, cuando sea posible, es preferible que el papel lo interprete un actor con parálisis “real”.
Obra infinita, nuevo trabajo de Los Bárbaros, toma la inusual forma de un cuentacuentos. Todo empieza con uno en apariencia naturalista protagonizado por un diputado que empieza a alucinar en una sesión del Congreso y acaba en un mundo fantástico donde se tropieza con animales y seres fantásticos que a su vez le cuentan relatos fantásticos. Él no los entiende y nosotros tampoco los entendemos del todo, pero le embelesan y nos embelesan.
Al montaje visualmente impecable dirigido por Ernesto Caballero en el Centro Dramático Nacional, interpretado brillantemente por Carlos Hipólito, para ser necesario le faltan un porqué y una urgencia. Crítica de Javier Vallejo.
El actor Pau Roca interpreta con solidez a un personaje con parálisis cerebral en una función donde se mezclan cuidados, afectos y amor. Crítica de Oriol Puig Taulé.
La compañía teatral Los Bárbaros recupera gozosamente el placer de escuchar en comunidad. Crítica de Raquel Vidales.
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