El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, tiene varias frases que marcaron su campaña electoral, pero una de ellas hace referencia al avión presidencial, comprado en 2012 por la Administración de Felipe Calderón, y que este 20 de abril, finalmente y después de un largo camino, fue vendido al Gobierno de Tayikistán. “No lo tiene ni Obama”, dijo al mencionar al Boeing 787 Dreamliner en su primer anuncio como presidente del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), difundido a finales de 2015, en el que criticaba la compra del lujoso y caro avión. “No puede haber Gobierno rico con pueblo pobre”, agregó. Y también por primera vez hizo la promesa de venderlo si llegaba a la Presidencia de México.
No mintió. A solo tres días de tomar protesta como presidente, envió el avión (bautizado con el nombre de José María Morelos y Pavón, uno de los héroes de la Independencia de México) al sur de California, en el condado de San Bernardino en Estados Unidos, para iniciar su proceso de venta, con la ayuda de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos de las Naciones Unidas (UNOPS). Desde entonces, el tabasqueño intentó deshacerse de él de todas las formas posibles. Lo ofreció a cuatro jefes de Estado. Primero a Donald Trump, cuando era presidente de Estados Unidos y luego, a Joe Biden, a cambio de aviones y helicópteros para combatir incendios en territorio mexicano. También a Justin Trudeau, el primer ministro de Canadá, que no lo aceptó “por tanto lujo”, de acuerdo con López Obrador. El presidente lo ofertó, incluso, al presidente de Argentina, Alberto Fernández. A él le dijo que podría pagarlo de poco en poco para que su país, sumergido en una crisis económica desde 2001, no tuviera que desembolsar los 130 millones de dólares que costaba entonces el TP01.
Luego de un año de estar en Estados Unidos, y después de que se frustraran al menos 16 ofertas de compra que se presumían en las conferencias matutinas diarias, López Obrador anunció que lo rifaría mediante un sorteo el 15 de septiembre de 2020. El político de izquierda presentó el diseño del boleto, o “cachito” como se le conoce en el país, ante funcionarios de su gabinete y periodistas que no podían creer la noticia.
El avión regresó a México para que el presidente pudiera presumirlo antes de la rifa en julio de 2020. Durante el año ocho meses que el avión permaneció en Estados Unidos, el Gobierno mexicano desembolsó 78,5 millones de pesos (4,36 millones de dólares) para su resguardo y cuidado. Así lo informó la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), cuando la aeronave regresó a territorio mexicano y López Obrador dio una conferencia en el hangar que el Gobierno de Enrique Peña Nieto construyó especialmente para resguardar al TP01, que costó 218 millones de dólares.
El Gobierno mexicano tampoco pudo quitarse de encima el avión con la rifa. A mitad de la promoción de la venta de los boletos, López Obrador tuvo que virar drásticamente y reconocer que serían sorteados 2.000 millones de pesos, equivalente al valor de la aeronave, en lugar del avión en sí. Así que al final, el Boeing matrícula 3523 fue solo la imagen del sorteo, pero no el premio. Entre 2021 y 2022, el avión realizó algunos vuelos a California para su mantenimiento y uno a Tokio, Japón, para transportar a atletas mexicanos que participaron en los Juegos Olímpicos. Pero nada más. Aunque desde la oposición se llamó al presidente a utilizar la aeronave para realizar la única gira de trabajo que ha tenido en Latinoamérica, López Obrador se negó y en su lugar utilizó otros aviones de la Fuerza Aérea Mexicana.
Para marzo del año pasado, el mandatario mexicano lanzó una nueva propuesta al aire: rentar el avión para fiestas. “Para pagar sus gastos y el mantenimiento. Si alguien quiere porque se va a casar y quiere llevar a sus familiares y sus amigos, claro que tienen que ser vuelos largos. O XV años o cumpleaños”, explicó en una conferencia de prensa. De acuerdo con información obtenida vía transparencia, la aeronave nunca se rentó para la realización de eventos.
Otra alternativa que sopesó el Gobierno mexicano en 2022 fue incluir el José María Morelos y Pavón en la flota que tendrá la futura aerolínea estatal que está por montar el Ejército mexicano. Pero de acuerdo con documentos obtenidos en el hackeo de la organización Guacamaya, varios estudios mandados a hacer por la Sedena señalan que no sería rentable utilizar el avión para vuelos comerciales. Esa había sido la última actualización de información sobre la aeronave hasta que este 20 de abril, el presidente anunció, por fin, que se firmó un contrato de compra-venta con el Gobierno de Tayikistán para adquirir la aeronave por 92 millones de dólares. Ahora, las autoridades de Tayikistán tienen 10 días para llevarse el Boeing a su país.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país