El caso de la joven Debanhi Escobar, de 18 años, que estuvo desaparecida 13 días hasta que las autoridades encontraron su cadáver en el fondo de una cisterna de un motel, continúa siendo un misterio a 20 días de su muerte y a una semana del hallazgo del cuerpo. La Fiscalía, acorralada por la opinión pública y la presión mediática, ha reconocido graves errores en la investigación que llevaron a la destitución de dos fiscales involucrados en el caso. La televisión ha contribuido al espectáculo macabro de sus últimas horas con vida. Y los nuevos avances de la investigación no han llegado a despejar las grandes incógnitas alrededor de su muerte el 9 de abril. El caso Debanhi se ha convertido en un símbolo del tortuoso camino de las víctimas de desaparecidos y feminicidios de lograr justicia en México.
En prime time se ha tratado de responsabilizar a Debanhi de acabar sumergida en una cisterna. Las entrevistas a dos amigas y al chofer que la abandonó en la carretera esa noche aportaron simplemente un titular: “Estaba borracha”, “No estaba en sus cinco sentidos”. En otro informativo, se sugirió que la víctima podía haber consumido alguna droga. Y un medio local llegó a elaborar una encuesta a sus lectores: “¿Cree que la muerte de Debanhi Escobar fue por… Homicidio, accidente, no sabe”. Estos detalles, que no aportan ningún dato relevante sobre cómo pudo morir la joven, han desviado la atención de lo importante: las preguntas que debe responder y no ha respondido la Fiscalía.
Qué sucedió en la Quinta El Diamante
Debanhi acudió la noche del 8 de abril a una fiesta con dos chicas, una de ellas amiga suya y otra conocida, Ivonne y Saraí —los apellidos no se han dado a conocer—. Después de ir al menos a tres lugares, acaban en la Quinta El Diamante. Estuvieron con unos chicos que habían conocido antes en la entrada de otra fiesta, y tres chicos más que ella saludó al llegar, según el testimonio de las amigas en la entrevista para Televisa Monterrey. Se quedaron ahí aproximadamente hasta las 3.50 de la madrugada.
En la puerta, cuando se iban, “unas personas se querían llevar a Debanhi”, cuentan las amigas. Decían que la querían llevar a su casa, pero no se fiaron. A las 4 de la mañana suben a Debanhi al coche de David Cuéllar —un conductor de Didi al que le habían pedido el teléfono esa noche mientras las llevaba al resto de sitios—. Las amigas se fueron a casa en otro vehículo porque Debanhi no quería que la acompañaran, “quería que la dejaran en paz”. No hay más información, además de la que han dado las amigas, sobre qué sucedió y quién más pudo acercarse a Debanhi en esa noche.
El acoso o no del taxista
Debanhi se subió al coche de David Cuéllar en el asiento del copiloto, según muestran unas cámaras de seguridad que capta el vehículo unos metros más adelante en la misma calle de la quinta. El padre de Debanhi, Mario Escobar, fue el primero en acusar a Cuéllar de haber acosado a su hija y ese fue, según él, el motivo por el que la joven se bajó del vehículo unos minutos después y quedó sola en la carretera que lleva a Nuevo Laredo. Escobar mencionó unas imágenes a las que había tenido acceso que lo corroboraban.
El chofer desmintió en otra entrevista el presunto acoso y señaló que ella se bajó “por su voluntad”. Fue en ese momento cuando Cuéllar le toma la foto que se ha convertido en un símbolo de su causa. Sola, con su falda hasta los tobillos, sus Converse, su cubrebocas negro y abrazada a sí misma en mitad de la nada. Las autoridades han reconocido la colaboración de Cuéllar en la investigación y han descartado cualquier delito.
Qué pasó en la empresa de transportes
En los vídeos que ha difundido este miércoles la Fiscalía, se observa a la joven caminar por la carretera hacia el primer lugar abierto que encontró en su camino: una empresa de transportes, Alcosa. Ahí una cámara de seguridad del establecimiento capta cómo a las 4:29 horas cruza la carretera y se asoma al puesto de vigilancia. Pese a que la Fiscalía había indicado en un primer momento que la joven había ingresado a la empresa, en esta segunda entrega de los avances de la investigación señalan que a partir de ese momento no hay más registros de ella en el interior.
¿Por qué corrió al entrar al motel Nueva Castilla?
Cinco minutos después y sobre la misma acera, una cámara del motel Nueva Castilla capta a Debanhi corriendo al ingresar al recinto. Eran las 4.35 de la madrugada. El lugar, que es un complejo de varios edificios, cuenta con restaurante del lado derecho de la entrada, de estructura circular que estaba abandonado, que da una zona de jardín con piscina y donde se encontraba cerca la cisterna. Llama la atención que la joven entra corriendo por el acceso principal sin que ninguna cámara capte a nadie más que a ella: ¿huía de algo o de alguien?, ¿buscaba esconderse? Las autoridades no han respondido a esta pregunta.
Es importante mencionar que la Fiscalía señaló en un principio que el establecimiento no contaba con registros de sus cámaras de seguridad. Y esta semana han mostrado por primera vez que no era cierto. Es extraño también que las únicas cámaras de seguridad que han registrado la imagen de Debanhi esa noche pertenecen al restaurante abandonado. No hay rastro de las imágenes de las cámaras de la recepción del motel, que se encontraba operando de forma habitual, tampoco de otros espacios del recinto. La titular de la Fiscalía de Feminicidios, Griselda Núñez, ha mencionado en una entrevista para Milenio que han ”localizado nuevas cámaras que podrían tener un registro”. Pero no han proporcionado más información al respecto.
¿Por qué rodea el restaurante abandonado?
La misma cámara de seguridad del restaurante muestra cómo Debanhi a las 4.36 horas se asoma al restaurante abandonado. No se ha explicado si acudió o no a la recepción del motel después. Solo esa misma cámara la capta de lejos hasta las 4.56 horas cerca de esa zona en desuso. Entre la fachada restaurante y la alberca (donde se encuentra la cisterna) hay un muro. Las autoridades no han explicado cómo cruzó a la zona ajardinada sin pasar por el local. Tampoco han despejado la incógnita de qué buscaba en ese rincón abandonado. Y menos, si en algún momento estuvo en otro lugar del motel que sea clave para esclarecer su muerte.
¿Cómo es posible que no encontraran el cadáver después de cuatro cateos?
El cuerpo de Debanhi fue hallado el 21 abril en la cisterna del motel después de que el recinto había sido revisado por las autoridades en al menos cuatro ocasiones. Y ahí estuvo siempre, a escasos metros del último punto donde se había visto a la joven con vida y desde donde se organizaron las batidas de los colectivos de búsqueda durante 13 días. La única respuesta de la Fiscalía ante esta pregunta es que están investigando las omisiones de los funcionarios y responsabilizarán a los implicados en este tipo de negligencias. Los dos primeros, el titular de Antisecuestros y el de Personas Desaparecidas, ya fueron destituidos.
No han explicado tampoco cómo es posible que los trabajadores del lugar no se percataran hasta más de una semana después del cadáver. Tampoco que aquella noche no hubiera un solo testigo, ni siquiera de vigilancia —que en este recinto es de 24 horas— que viera a la joven o a alguien más.
¿Por qué mintieron sobre las cámaras de seguridad del motel?
Una de las grandes preguntas sin resolver es el papel del motel en el caso Debanhi. Si ocultaron información sobre los registros de las cámaras desde un principio o fue la Fiscalía quien no exigió y aseguró las grabaciones. No hay información sobre el resto de cámaras, si pudieron ser borrados los registros o editados algunos vídeos en el lapso de tiempo entre que falleció la joven y la encontraron. Tampoco hay detenidos sobre un posible delito de obstrucción a la justicia.
¿Cómo llegó al fondo de la cisterna?
Las hipótesis alrededor de este punto han sido las más polémicas estos días. En un principio, la Fiscalía sugirió que la joven se había caído sola a la cisterna, sin explicar si este tanque de agua estaba siquiera abierto —hay imágenes aéreas previas a la muerte de Debanhi que muestran una tapa—. Esta teoría del accidente provocó una oleada de críticas, incluida la de la propia familia. Poco después, explicaron que la causa de la muerte fue una “contusión profunda en el cráneo”.
Lo que no han concretado y que resulta clave, es si este golpe se produjo antes o después de caer o que la arrojaran a la cisterna. Tampoco si se lo provocó alguien más o si fue un golpe al caer. Apenas hay datos de la autopsia y no han mencionado si se detectó o no abuso sexual, que dirigiría la investigación directamente al feminicidio.
Consultado por este diario, un médico forense con décadas de experiencia, explica que las lesiones por abuso sexual no desaparecen en el cadáver, aunque lleve más de 10 días sumergido. Según explica la medicina forense, es imposible la regeneración de los tejidos tras la muerte y, por tanto, se pueden analizar.
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