El Gobierno mexicano se ratifica como gran escudero en la región para Pedro Castillo, el expresidente de Perú que intentó disolver el Congreso con un autogolpe de Estado fallido. En su conferencia de prensa mañanera, Andrés Manuel López Obrador, ha confirmado este lunes su disposición de otorgarle asilo político a la familia del maestro rural. “Nosotros tenemos las puertas abiertas de México para Pedro Castillo, para su familia y para todos los que se sientan acosados o perseguidos en Perú. Esa es nuestra tradición de política exterior”, declaró.
Castillo, un ex líder sindical de posición izquierdista, fue detenido el 7 de diciembre por su propia escolta cuando se dirigía a la Embajada de México en Lima. Sobre su situación, López Obrador ha añadido: “Hay que esperar, porque inicialmente hubo una solicitud, pero las cosas cambian. Cuando él solicita que se le abran las puertas de la Embajada no estaba la situación como está ahora”.
El expresidente afronta un proceso penal por los delitos de rebelión y conspiración, así como por liderar una supuesta organización criminal que se instaló en el Palacio presidencial. La semana pasada el juez dictó 18 meses de prisión preventiva en su contra. Por ahora, permanecerá recluido en las instalaciones de Barbadillo, un penal al este de Lima, hasta junio de 2024, el mismo centro penitenciario en el que se encuentra detenido el expreisdente Alberto Fujimori.
En la víspera a las declaraciones de López Obrador, Dina Boluarte, quien ha asumido la Presidencia del Peru por ser la primera vicepresidenta de Castillo, mencionó que la canciller Ana Cecilia Gervasi estaba enterada de que el Estado mexicano ya le había otorgado el asilo político a Castillo y a los suyos. “Yo le dije a la canciller que proceda conforme a ley”. Aún se desconoce si Lilia Paredes, esposa de Castillo, quien también es investigada por la Fiscalía, viajó a México con sus dos hijos.
El pasado jueves Boluarte llamó a consultas a los embajadores de México, Argentina, Colombia y Bolivia en señal de protesta por su apoyo al expresidente Castillo. La molestia del actual Ejecutivo se debe a una supuesta intromisión en “los asuntos internos” de Perú al manifestar su respaldo al expresidente. Semanas antes del intento de golpe, López Obrador había lanzado críticas al Congreso peruano por no haberle otorgado permiso a Castillo para viajar a México con motivo de la cumbre de la Alianza del Pacífico. Incluso deslizó la posibilidad de que el evento se llevara a cabo en el Perú para que pudiera estar presente. Y en cuanto Dina Boluarte se cruzó la banda presidencial, abogó nuevamente por Castillo: “”Es que ganó el presidente [las elecciones], se debe respetar la voluntad del pueblo que lo eligió, reconocer que ganó democráticamente y que no se le puede destituir”.
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