Los pequeños ahorradores han comenzado a reaccionar ante la evidente rentabilidad que ofrecen las letras del Tesoro, sin duda muy superior a la que puedan aspirar en cualquier depósito bancario. El interés de los particulares por este título de deuda pública a corto plazo se ha disparado en este mes de enero. La última subasta de letras a un año ofreció una rentabilidad del 2,93%, un atractivo innegable frente a depósitos que se remuneran casi al cero, más aún teniendo en cuenta que las letras se pueden adquirir desde un importe mínimo de 1.000 euros y sin apenas coste si se adquieren en la web del Tesoro o en las oficinas del Banco de España.
Según explican fuentes financieras, en las dos subastas de letras de enero ha habido demanda no competitiva (la correspondiente a la adquisición en la web del Tesoro y en las oficinas del Banco de España) por “varios cientos de millones de euros”.
El interés es también muy palpable en las oficinas de las entidades financieras, donde los clientes pueden solicitar la compra de letras aunque en este caso tendrán que asumir la comisión de intermediación que cobre el banco, como en la compra de acciones. Fuentes de una gran entidad financiera explican que el número de operaciones diarias de compra de letras del Tesoro, ya sea en banca privada o en las oficinas de banca comercial, “ha pasado de unas pocas a una horquilla de entre 30 y 50 diarias”.
La demanda de letras del Tesoro por parte de particulares ya comenzó a repuntar con claridad en octubre, una vez que las subidas de tipos sacaron de la rentabilidad negativa al conjunto de la deuda soberana española.
La demanda de particulares ya dio un gran salto en octubre, con el fin del interés negativo
En agosto, ya desapareció por completo la financiación del Estado en negativo, cuando el Tesoro colocó letras a tres meses con interés positivo por primera vez desde 2014. Y en octubre, la tenencia de letras del Tesoro en manos de particulares se había disparado hasta los 321 millones de euros, desde los 99 millones de septiembre y en rotundo contraste con los apenas 20 millones de la media mensual de los dos últimos años.
Para el particular, no existe en el momento actual una alternativa en ahorro conservador más rentable que las letras. Una evidencia que va a añadir presión a la banca para comenzar a remunerar más por los depósitos, que apenas rentan más pese a la brusca subida de los tipos de interés. A un plazo de 12 meses, la mejor oferta es el 2,1% que paga Pibank, frente al casi 3% de las letras, y ya a 18 meses, el 2% TAE de Wizink. Sí hay más competencia en las cuentas nómina. Bankinter abona el 5% TAE el primer año por domiciliar la nómina en la entidad –desde un mínimo de 800 euros al mes– y CaixaBank ha comenzado a ofrecer el 5% TAE a dos años por domiciliar nóminas a partir de 2.500 euros
Demanda en ascenso
El volumen de letras en manos de particulares representa una ínfima parte del total, de tan solo el 0,42%. La rentabilidad a un año de estos títulos ha trepado al nivel más alto desde 2012, en plena crisis de deuda soberana, cuando el volumen en manos de particulares era muy superior: 2.844 millones de euros, el 3,36% del total. Fuentes financieras explican que la demanda de letras irá a más en los próximos meses, no solo entre particulares sino también entre inversores institucionales, en especial entre gestoras de fondos. La deuda a corto plazo, de entre uno a tres años sirve de hecho para crear carteras de fondos como los garantizados, para los que aseguran una rentabilidad a vencimiento con una mínima gestión.
“La demanda de letras ha crecido por parte de diferentes segmentos de inversores porque ofrecen una rentabilidad atractiva”, señala uno de los creadores de mercado del Tesoro español. En la subasta de letras a nueve meses del pasado 17 de enero, la segunda del año, la demanda superó en 3,7 veces la oferta y aun así se colocaron a un interés del 2,84%, máximo histórico. En las letras a tres meses, las peticiones fueron casi cuatro veces superiores a lo ofertado y el tipo de interés quedó al mayor nivel desde 2012, en el 2,198%, frente al 1,617% de la subasta anterior.
En los planes del Tesoro no está sin embargo el aumento de las colocaciones de letras. Su plan de financiación para 2023 prevé una emisión bruta de letras por 84.325 millones de euros, que supondrá un descenso del 5,6% frente a lo emitido en 2022. Además, las amortizaciones superarán de nuevo este año a las colocaciones y la emisión neta se reducirá en 5.000 millones, de acuerdo al objetivo de evitar el descenso en la vida media de la deuda soberana.