María Ángela Olguín, la menor de 16 años desaparecida en el paradero de Indios Verdes, fue encontrada este sábado con vida en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, a casi 30 kilómetros de distancia. Autoridades del Estado de México han confirmado a EL PAÍS que la chica presentaba signos de violencia y estaba atada de pies y manos cuando fue ayudada por dos policías municipales. 48 horas después de su desaparición, Olguín fue hallada en un terreno baldío utilizado como tiradero de basura y donde hay vehículos abandonados en la colonia Las Águilas, entre la Avenida de Las Torres y la Avenida 12. Una vecina de la zona fue la primera que sintió a la muchacha, a eso de las 16.00 horas. “De repente escuché que alguien lloraba y vi que había algo en el suelo, era una chica”, ha explicado la mujer al periódico El Universal.
En ese momento, la vecina cuenta que pidió ayuda a una ambulancia que había en la zona. Fue el paramédico que conducía la ambulancia quien dio el aviso a la policía. María Ángela estaba tirada en el suelo y cubierta con unos plásticos cuando llegaron las autoridades. Una agente de la policía de Nezahualcóyotl aseguraba para el medio Telediario que lo primero que hicieron fue quitarle las agujetas con las que estaba maniatada porque tenía mucho dolor en la espalda.
Las autoridades del Estado de México trasladaron a la menor hasta la Fiscalía de Ciudad de México para que se reuniera con su familia y fuera atendida de acuerdo al protocolo de atención a menores víctimas de violencia. Sus padres y sus hermanas se enteraron de la noticia mientras hacían una nueva manifestación frente a los baños de Indios Verdes. Las acciones que llevó a cabo la familia fueron definitorias para hacer presión respecto al caso. Decenas de personas cortaron el tráfico durante el fin de semana en la carretera México – Pachuca y bloquearon la salida de camiones de la terminal del norte.
Olguín y su madre, Rocío Bustamante, habían estado toda la mañana del jueves realizando unas gestiones en el Colegio de Bachilleres, en Taxqueña. En entrevista con este diario, Bustamante recuerda algo en lo que al principio no reparó: “En metro Hidalgo, mi hija me dijo que sintió que alguien le picó el brazo”, cuenta la mujer. “En ese momento le revisé el brazo pero estaba todo normal. Vinimos platicando, salimos, llegamos a los baños y después no entiendo qué pasó por qué ese tipo se la llevó”, continúa. La Fiscalía de Ciudad de México no ha descartado ninguna línea de investigación por el momento, como por ejemplo, la posibilidad de que la menor pudiera haber sido sujeta a algún tipo de sumisión química.
De regreso a su casa, en Ecatepec, la madre se quedó sin dinero para el pasaje de vuelta. Eran las 17.00 horas y decidió llamar a su esposo, Jesús Olguín, para que fuera a recogerlas a Indios Verdes. Rocío Bustamante explicaba en una entrevista a este diario que entró al excusado unos minutos y cuando salió, la chica ya no estaba. Solo recuerda que alcanzó a escuchar que Ángela le gritó: “¡Amá!”.
Los padres aseguran que en las imágenes que pudieron ver de las cámaras del C5 puede apreciarse cómo un hombre se aproxima a su hija y “se la lleva” minutos después. A plena luz del día y ante los ojos de cientos de personas, la chica desapareció sin que nadie viera nada.
Después de la desaparición de Ángela, y en menos de 24 horas, otras dos niñas desaparecieron en la misma alcaldía, Gustavo A. Madero: Tonatzin Blanco, de 11 años, desaparecida cuando jugaba en la calle con unas amigas, y Gabriela Giselle Cabrera, de 14 años, vestida con el uniforme de su escuela. La Fiscalía capitalina ha confirmado la aparición con vida de ambas; Cabrera, localizada el 20 de enero, y Tonatzin Blanco, este domingo.
Mientras continúan las investigaciones en el caso, sin detenidos por el momento, la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ha indicado que reforzará la seguridad en el paradero de Indios Verdes, un punto clave para la comunicación entre la capital y el Estado de México.
Las incógnitas en torno al caso de la desaparición de María Ángela Olguín siguen en el aire. Ni la familia ni las autoridades han querido comentar nada más sobre lo sucedido. “Mi niña está bien, dentro de lo que cabe. Gracias a Dios ya la tengo de regreso”, dice su madre. La mujer no ha parado de abrazar a su hija desde que se reencontró con ella.
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